FUENTE: EFE Salud
La pandemia de COVID 19, conocida inicialmente como epidemia de neumonía por coronavirus, comenzó el 1 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan en la China Central.
Las personas hemos pasado por diferentes estados anímicos al ver como llegaba a nuestro país; en un principio se veía como algo lejano que solo sucedía a los asiáticos y aunque llegó hace un mes a nuestro entorno cercano, primero hicimos una fase de negación, “esto no puede pasar aquí”, después una fase de rabia o irá, “esto no nos puede estar pasando a nosotros”, luego una fase de depresión, “van a ser días dramáticos”, “estamos en una estado de guerra encubierta” para luego aceptar la situación y recocer nuestro miedo sin sentirnos paralizados por él.
Estas fases no siempre se dan sucesivamente, a veces, se dan a la vez en cada uno de nosotros o nos retrotraemos a alguna de ellas.
En este momento vivimos en España una cuarentena obligatoria donde debemos estar confinados en nuestros hogares para preservar la salud pública y eso genera un malestar individual, al que podríamos denominar ansiedad: irritabilidad, tensión, sensación de ahogo, falta de concentración, fantasías catastrofistas del fin del mundo, pensamientos obsesivos… ¿y quién va a sufrir mas esta angustia? Llamaremos población mas vulnerable a aquella que tiene mayor inestabilidad económica y que va a perder su trabajo, aquella que ya había padecido cuadros de trastornos psicopatológicos similares o relacionados con TOCs o hipocondríacos o aquellas personas que no saben aburrirse y no toleran la frustración o las normas exteriores.
Sin embargo, para la población vulnerable y para el resto de los confinados, es bueno que para reducir la ansiedad de estos próximos días, hagamos lo siguiente:
Si estas sencillas pautas no te son útiles sería necesario que llamases a un psicólogo para que viese contigo un Plan personalizado de tratamiento para poder salir de la situación ansiógena. Vivimos una situación sin precedentes para nuestra generación y a veces, es imprescindible recurrir a los especialistas. Igual que si tengo el virus, telefoneo al médico, si la ansiedad por el virus me impide hacer una vida… debería dejarme ayudar.