La obesidad es uno de los principales factores identificados con el mal pronóstico en quienes desarrollen la infección por coronavirus, pero también el tejido adiposo puede desempeñar un importante papel en la transmisión del patógeno.

FUENTE: EFE Salud

La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) aconseja a las personas con sobrepeso y obesidad que bajen de peso para estar mejor preparados físicamente ante un rebrote del coronavirus, una vez que ya ha comenzado el proceso de desescalada hacia una nueva normalidad, pero todavía con la presencia de virus.

Por la evidencia generada en otras infecciones respiratorias, la obesidad puede desempeñar un papel importante en la transmisión de COVID-19.

Por ejemplo, en el caso de la gripe A, la obesidad aumenta la duración de la eliminación del virus ya que el tejido adiposo, la grasa, puede servir como reservorio.

En el caso del SARS-Cov-2, se ha comprobado que el virus también puede infectar el tejido adiposo y luego diseminarse a otros órganos.

Según explica el presidente de SEEDO, Francisco Tinahones: “La expresión de ACE2 (receptor que podría estar implicado en la entrada de COVID-19 en las células humanas) en el tejido adiposo es más elevada que en el tejido pulmonar y, por tanto, podría acumularse el virus en muy alta proporción en este tejido, retardando su eliminación”.

Obesidad, factor de mal pronóstico en la infección por coronavirus

Además de la transmisión, la obesidad se relaciona “con la severidad” de la enfermedad COVID-19 y por tanto con un peor pronóstico, como también ocurre con la gripe en cuanto a riesgo de hospitalización y empleo de ventilación mecánica.

La SEEDO explica que esta vinculación con la COVID-19 se produce porque la obesidad se asocia con una disminución del volumen de reserva espiratoria y la capacidad funcional del sistema respiratorio, que aumenta si el paciente está tumbado boca arriba.

Pero también el aumento de las citocinas inflamatorias asociadas con la obesidad puede contribuir al incremento de la morbilidad en las infecciones por COVID-19.

Según el doctor Tinahones, “las personas con obesidad tienen un entorno proinflamatorio y se cree que COVID-19 puede exacerbar aún más la inflamación, exponiéndolos a niveles más altos de moléculas inflamatorias circulantes en comparación con los sujetos delgados”.

Tras al menos cinco meses de presencia del virus, desde que en diciembre hubo un brote en la ciudad china de Wuhan, ya se empiezan a generar evidencias y los datos de los que se disponen reflejan que los pacientes graves y fallecidos tenían un mayor índice de masa corporal (IMC).

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos han indicado que tener un IMC mayor a 40 es un factor que aumenta la vulnerabilidad en esta infección.

Perder peso, otra medida preventiva frente a la COVID-19

La SEEDO demanda atención y precauciones adicionales para pacientes con obesidad durante esta pandemia y ante posibles rebrotes de coronavirus recomienda reducir el peso para estar mejor preparados ante la enfermedad.

Por eso esta sociedad médica ha elaborado un decálogo para situar la pérdida de peso como medida preventiva básica que se une a las recomendaciones generales como lavarse las manos, la distancia social o el uso de mascarillas.

Este es el decálogo de la SEEDO:

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