Desde el comienzo de la emergencia sanitaria provocada por el incremento exponencial de nuevos casos, que hasta la fecha son 233.037 las personas confirmadas con COVID-19 en España, un alto porcentaje de casos registrados se corresponde con el personal sanitario. Los farmacéuticos, como parte del colectivo sanitario, han trabajado muy duro y bajo unas condiciones no del todo óptimas, aunque poco a poco han ido mejorado. Como consecuencia, a lo largo de esta crisis, más de 45 farmacias de la provincia de Valencia se han visto afectadas por el coronavirus, con un total de 66 personas contagiadas (3 son bajas preventivas por embarazo) de las cuales, 12 son titulares de farmacia, lo que ha supuesto el cierre de 3 oficinas de farmacia en la provincia.
Importancia del centro de diagnóstico clínico y tipos de test diagnósticos
La situación de pandemia ha incrementado la necesidad de hacer uso de los centros de diagnóstico clínicos en la lucha contra la COVID-19, ya que son imprescindibles a lo largo de las diferentes fases de la infección.
Como estrategia para la lucha contra el virus es importante la identificación de la población infectada. Para la confirmación de los casos producidos por el SARS-CoV-2 es necesario la realización de la prueba de RT-PCR, (Reverse transcription polymerase chain reaction) que detecta la presencia del material genético del virus. En esta técnica de laboratorio la muestra de ARN obtenida y purificada se mezcla con la transcriptasa inversa (y otros reactivos), para obtener cadenas de ADN, que podemos cuantificar mediante una PCR cuantitativa.
Durante las primeras fases se utiliza la prueba de la RT-PCR que nos confirmará la presencia del virus. Para ello, en primer lugar, se obtiene el material genético del virus a partir de un frotis de nasofaringe y de faringe o de secreciones bronquiales (esputo, lavado broncoalveolar, etc.). Esta prueba tiene una elevada fiabilidad, requiere de equipamiento especifico y sus resultados se obtienen en un plazo de 24h.
En las fases avanzadas de la infección se pueden utilizar las pruebas de detección de anticuerpos que nos van a informar sobre la respuesta inmune frente al virus, evaluar el estado inmunológico del paciente y nos orientarán sobre la fase en la que se encuentra la infección. Requieren la obtención de muestras de sangre para su procesamiento.
Estas pruebas de anticuerpos se pueden realizar mediante técnicas de inmunocromatografía (son los conocidos como test rápidos) que permiten obtener un resultado que indica la presencia o ausencia de IgG y/o IgM en la muestra analizada. No requieren prácticamente de equipamiento especifico y los resultados se obtienen en minutos. Su fiabilidad es aceptable, pero pueden dar falsos negativos que hay que tener en cuenta.
La detección de anticuerpos también se puede realizar mediante técnicas de ELISA Y CLIA que nos permiten determinar niveles de anticuerpos IgA, IgG e IgM. Requieren de equipamiento específico son fácilmente automatizables y sus resultados se obtienen en un plazo de varias horas. Su fiabilidad es buena.
Interpretación de resultados de los test
Para la interpretación de una prueba se debe considerar el contexto clínico del paciente y valorarlo juntamente con los resultados obtenidos de las diferentes pruebas realizadas (RT-PCR y anticuerpos IgG e IgM). Esto toma mayor importancia en el caso de una infección por COVID-19, ya que aún se desconocen muchos aspectos de esta infección.
Por ello, un estudio combinado de los resultados obtenidos en las diferentes pruebas indicará con mayor exactitud si el paciente está infectado o no, la probabilidad de ser transmisor del virus y si ha tenido respuesta inmunitaria frente al mismo.
Cuando se realiza únicamente la prueba de anticuerpos se ha tener en cuenta que podemos encontrar varias situaciones:
Si se obtiene un resultado de IgM positivo es conveniente realizar una prueba de RT-PCR que, en el caso se ser negativa, nos asegura la no presencia del virus y el riesgo de trasmisión que conlleva. Por el contrario, si la prueba de RT-PCR sale positiva la persona es infectiva y debe permanecer aislada hasta que la RT-PCR sea negativa.
Si se obtiene un resultado negativo de IgG y/o IgM, pero hay una alta sospecha clínica y/o epidemiológica de haber padecido la infección por el virus hay que realizar RT-PCR para confirmar, ya que podríamos estar ante un falso negativo de la prueba de anticuerpos.
Actualmente se están realizando estudios de seroprevalencia mediante la utilización de pruebas de anticuerpos IgG e IgM para tener una estimación de cuantas personas han tenido contacto con el virus. Los primeros datos obtenidos indican que un porcentaje bajo (5%-7%) de la población han tenido contacto con el virus.
La realización de estas pruebas debe realizarse en centros de diagnóstico clínico que tengan la debida autorización de la Conselleria y que estén regulados por el Decreto 157/2014 de 3 de octubre, del Consell. En cualquier caso, debido al estado de alarma con motivo de la declaración de pandemia, el Gobierno de España, mediante la Orden SND/344/2020, indica que toda prueba diagnóstica de este tipo está sujeta a prescripción médica justificada.
Muchos profesionales opinan que los test de diagnóstico para el COVID-19 podrían venderse en oficinas de farmacia, pero por el momento la legislación vigente no los contempla como test de autodiagnóstico por lo que solo se pueden vender sin receta los test de autodiagnóstico de embarazo, glucosa y VIH.
FUENTES: