La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna hasta los 6 meses de edad del bebé. Pasada esta edad, los requerimientos nutricionales no se cubren solo con leche, por lo que se debe comenzar a introducir alimentos. Puedes ver más información en el blog de lactancia materna.
La mastitis es una de las principales causas de abandono de la lactancia materna, debido al dolor y a los signos de inflamación (enrojecimiento, hinchazón y calor al tacto) que provoca. Se tiende a pensar que la inflamación asociada a la mastitis puede repercutir negativamente en el bebé. Sin embargo, no se ha visto que haya riesgo, por lo que se recomienda no interrumpir la lactancia. Además, continuar con la lactancia mejora la evolución de la mastitis y disminuye el riesgo de complicaciones.
La mastitis aguda es la más frecuente y generalmente se desarrolla durante la segunda y tercera semana tras el parto. Por el momento, no está bien definido el porcentaje de mujeres lactantes que desarrolla mastitis, pero se estima que afecta a un 10%.
Causas
La causa principal de mastitis es la estasis o acumulación de leche debido a que no hay un vaciado adecuado del pecho, lo que puede derivar en infecciones.
Se relaciona con:
Diagnóstico
Como se ha mencionado anteriormente, el acúmulo de leche puede predisponer a la sobreinfección por bacterias (mastitis infecciosa). Según la OMS y la Academy of Breastfeeding Medicine, puede ser necesario un análisis microbiológico de la leche en los siguientes casos:
Para el diagnóstico de mastitis, se realizan dos tipos de análisis:
El diagnóstico combinado permite diferenciar si se trata de una mastitis no infecciosa (inflamación no infecciosa) o una mastitis infecciosa (Tabla 1).
Tabla 1. Valores de bacterias y leucocitos en la leche materna en diferentes situaciones clínicas.
En ocasiones, la mastitis puede confundirse con un cáncer de mama, debido a que los síntomas son similares al cáncer inflamatorio de mama. Es por ello por lo que, para el diagnóstico diferencial, se realiza una ecografía mamaria.
Prevención
La mastitis puede prevenirse si se modifican ciertos hábitos:
- Iniciar la lactancia 1 hora después del parto.
- Asegurar el agarre del bebé al pecho.
- Mantener una frecuencia y duración de las tomas adecuada.
- Si es posible, continuar con la lactancia materna exclusiva hasta los 6 primeros meses de vida.
- Evitar los suplementos de fórmula sin supervisión médica.
Es importante prestar atención cuando se experimentan signos de estasis de la leche y, en ese caso, informar al médico y seguir sus recomendaciones.
Tratamiento y recomendaciones
El tratamiento debe iniciarse precozmente, en las primeras 24 horas, para reducir el riesgo de complicaciones: abscesos y mastitis recurrente. Siempre se debe seguir las indicaciones dadas por los profesionales sanitarios, tanto en los tratamientos farmacológicos como no farmacológicos.
El apoyo emocional puede ser fundamental, ya que esta situación puede resultar dolorosa e incluso confusa cuando no se ha recibido consejo sobre la lactancia materna. Además, lo más adecuado es utilizar sujetadores que no resulten excesivamente apretados para que la madre no experimente más dolor.
Como se ha mencionado anteriormente, el vaciamiento de la leche es un paso fundamental tanto en la prevención de la mastitis como en el tratamiento. A continuación, se indican formas para mejorar el vaciamiento de la mama una vez se ha producido la mastitis:
Cabe recordar que, en general, no se recomienda la suspensión de la lactancia materna durante la mastitis, pero si se trata de bebés prematuros, por su seguridad, el médico valorará la interrupción de la lactancia hasta que el cultivo sea negativo. Además, en el caso de madres con VIH, existe un mayor riesgo de transmisión del virus a través de la lactancia materna cuando se tiene mastitis, por lo que también puede recomendarse la interrupción de la lactancia.
En cuanto al tratamiento antibiótico, se inicia cuando hay infección bacteriana, cuando la infección evoluciona a un absceso mamario, en caso de haber grietas en el pezón - debido a que es un factor de riesgo para la sobreinfección por bacterias si se asocia a un vaciado deficiente de la mama - o si después de 12-24h del drenaje de la leche los síntomas no mejoran. En la práctica, se prescriben antibióticos ante la sospecha de posibles infecciones, a la espera de los resultados de las pruebas diagnósticas. La elección del antibiótico dependerá de las bacterias responsables de la infección y, a ser posible, se determinará la sensibilidad antibiótica de la bacteria y el tiempo de tratamiento adecuado para evitar recidivas. Los antibióticos cefalexina o amoxicilina se emplean frente a bacterias Gram negativas, mientras que los antibióticos penicilina, dicloxacilina y cefalosporina se utilizan para bacterias Gram positivas.
El tratamiento sintomático se basa en reducir el dolor o la inflamación asociados. El uso de analgésicos como el paracetamol ayudan a reducir el dolor, así como el ibuprofeno, que también tiene actividad antiinflamatoria.
Otras formas de mastitis
En ocasiones, el tratamiento frente a la mastitis aguda puede no ser efectivo, por ejemplo, porque los hábitos para la estasis de la leche no se han modificado correctamente o la posología del tratamiento antibiótico ha sido incorrecto. En estos casos, puede evolucionar a una mastitis crónica o recurrente, la cual ha sido observada en el 7-12% de los casos totales.
Una complicación grave de la mastitis es el absceso mamario acumulación de pus dentro de la mama. En estos casos, puede requerirse de la aspiración del pus y, en ocasiones, de intervención quirúrgica.
Aunque con muy baja incidencia, la mastitis fúngica es debida a la proliferación por Candida y Cryptococcus, y requiere de un cultivo de levaduras y otras pruebas, como cultivos con hierro y técnicas de PCR (reacción en cadena de polimerasa), para confirmar el diagnóstico. En estos casos, se podrá recomendar el tratamiento con antifúngicos locales y/o generales.
Por otro lado, la mastitis granulomatosa es mucho menos frecuente. Puede ir acompañada de signos inflamatorios en la piel próxima a la mama, y llegar ulcerarse, abscesificarse o fistulizar. Su etiología no está clara, aunque se relaciona con la proliferación de bacterias del género Corynebacterium, en concreto C. kroppenstedtii. También podría tener un origen autoinmune. El tratamiento requiere de corticoides o inmunomoduladores, cirugía y, en ocasionas, antibióticos.
En conclusión, la lactancia materna es importante, tanto para el bebé, porque le proporciona todos los nutrientes y anticuerpos necesarios para hacer frente a las enfermedades infecciosas, como para la madre, pues se relaciona con menor riesgo de depresión posparto, anemia, osteoporosis y cáncer de mama y ovario. Sumado a esto, la pérdida de peso resulta más fisiológica y, al liberarse oxitocina, ayuda al útero a regresar a su tamaño original y reduce el sangrado uterino. Por otra parte, el vaciamiento completo del pecho es un método efectivo de prevención de la mastitis. Por ello, desde la Farmacia Comunitaria, se debe aconsejar sobre las técnicas óptimas para mejorar la lactancia materna y prevenir los problemas de salud asociados.
FUENTES: