FUENTE: 20 Minutos
Los sanitarios que trabajan protegidos -con EPI o equipos de protección individual- en primera línea contra el coronavirustienen un riesgo tres veces mayor de contagiarse que la población general, según un estudio publicado en Lancet Public Health. Aquellos con EPI inadecuado tuvieron un riesgo adicional.
La investigación, a cargo de científicos del King's College de Londres y la Universidad de Harvard, analizó datos de más de dos millones de personas y de casi 100.000 trabajadores de atención médica de primera línea en el Reino Unido y Estados Unidos.
Hallaron una prevalencia de SARS-CoV-2 de 2.747 casos por 100.000 trabajadores de atención médica de primera línea en comparación con 242 casos por 100.000 personas en la comunidad en general. Asimismo, algo más del 20% de los trabajadores informaron al menos un síntoma en comparación con el 14,4% de la población; fatiga, pérdida de olfato o sabor y voz ronca fueron especialmente frecuentes.
El estudio también revela que los trabajadores de la salud de origen negro, asiático y de minorías étnicas (BAME) tienen más probabilidades de dar positivo, en concreto, cinco veces más en comparación con la comunidad general blanca no hispana.
Los investigadores dicen que su estudio no solo muestra la importancia de la disponibilidad adecuada y el uso de EPI, sino también la necesidad crucial de estrategias adicionales para proteger a los trabajadores de la salud, como garantizar la correcta aplicación y eliminación del EPI y evitar la reutilización.
También se observaron diferencias en la adecuación del EPI según la raza y el origen étnico, y los trabajadores de la salud blancos no hispanos informaron con mayor frecuencia de la reutilización o el acceso inadecuado al EPI, incluso después de ajustar la exposición a pacientes con COVID-19.
La doctora Claire Steves, investigadora clínica principal del King's College London, resalta su satisfacción porque se hayan incorporado máscaras y distanciamiento social donde es posible para todas las interacciones en los hospitales. "Necesitamos asegurarnos de que esto sea reforzado y sostenido en todo el servicio de salud, incluso en entornos de atención médica fuera de los hospitales, por ejemplo, en residencias", apunta.