Desde que se proclamó el estado de alarma en nuestro país y debido a las características del virus, el SARS-CoV-2 ha logrado saturar nuestro Sistema Sanitario. Esto se debe a su alta transmisibilidad y su capacidad de producir cuadros clínicos graves, y en algunos casos mortales, como los que se dan especialmente en ciertos grupos poblacionales de mayor riesgo (adultos mayores de 65 años, personas con comorbilidades e inmunodeprimidas).
Todo ello, sumado a la fata de tratamientos y a una vacunación eficaz para hacer frente al virus, ha llevado a las autoridades sanitarias a endurecer las medidas higiénicas básicas tales como: promover el lavado de manos con agua y jabón de forma frecuente o el uso de soluciones hidroalcohólicas, además del uso de mascarillas y el distanciamiento social. Las medidas de contingencia anteriores no son suficientes para frenar los rebrotes en la población mundial. Es por ello por lo que, cada vez es más palpable la necesidad de vacuna eficaz.
Unidos frente a la pandemia
Uno de los mayores retos por parte de los investigadores es poder desarrollar tanto tratamientos capaces de frenar la enfermedad como vacunas que puedan prevenirla. Para ello, la comunidad científica y la industria farmacéutica están aunando sus fuerzas.
En este sentido, los proyectos de investigación de vacunas frente al SARS-CoV-2 están liderados por empresas privadas y países con un mayor desarrollo económico. Estados Unidos y China se encuentran en cabeza, seguidos de Rusia, Reino Unido y algunos países de la Unión Europea.
Desarrollo de las vacunas
Ocho meses después de la identificación de la COVID-19, y tras el salto de animales a personas, ya están en desarrollo un gran número de proyectos de investigación, que cuentan con más de 140 productos candidatos a vacuna, de los cuales 24 están en fase clínica.
Por el momento y dadas las circunstancias actuales se ha planteado que el objetivo de la vacuna frente a la COVID-19 debería resultar efectiva tras la administración de una o dos dosis, confiriendo una inmunidad de mínimo 6 meses y con la capacidad de reducir la transmisión. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), propone la asignación estratégica de las vacunas priorizando los diferentes grupos de población con mayor riesgo: profesionales sanitarios, adultos mayores de 65 años y personas con comorbilidades.
El desarrollo de una vacuna es un proceso complejo que, bajo circunstancias normales, suele extenderse durante varios años. Sin embargo, dada la situación actual, los líderes del sector están invirtiendo toda su energía en poder fabricarla a gran escala, con un coste asequible y en tiempo limitado.
Con el objetivo de que los ensayos clínicos sean seguros y eficaces, se dividen en dos fases: fase preclínica y clínica.
La fase preclínica, engloba los cultivos de celulares y los ensayos en animales (ratas, ratones, monos…), destinados a evaluar la seguridad de la vacuna, y su capacidad de provocar una respuesta inmunológica.
La fase clínica se divide en cuatro fases:
Actualmente, debido a la necesidad de desarrollar una vacuna, se están solapando ensayos de distintas fases para acelerar el proceso.
Candidatos a vacuna frente a la COVID-19
Según la OMS, más de 140 productos se encuentran en investigación preclínica, 6 de ellos están siendo desarrollados por proyectos españoles:
Sin embargo, 24 vacunas candidatas se encuentran en etapas más avanzadas, 7 de estas en fases clínicas 2 y 3. A continuación, se indican los proyectos más avanzados hasta el momento, organizados según el tipo de vacuna que están desarrollando:
Compañía: Moderna de Cambridge, Massachusetts en colaboración con el NIAID (National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID). Nombre de la vacuna candidata: mRNA-1273. Utiliza una cadena sintética de ARN mensajero (ARNm) encapsulado en una nanopartícula lipídica (VLP), diseñada para que las células produzcan anticuerpos frente al virus.
Compañía: Colaboración de AstraZeneca con la Universidad de Oxford. Nombre de la vacuna candidata: ChAdOx1 nCoV-19. La vacuna está vectorizada con un adenovirus de chimpancé (ChAdOx1).
Compañía: CanSino Biologics en asociación con el Instituto de Biología de la Academia de Ciencias Médicas de China. Nombre de la vacuna candidata: Ad5-nCoV. La vacuna está vectorizada con el adenovirus Ad5.
Compañía: Anhui Zhifei Longcom Biopharmaceutical Co Ltd. con la Academia China de Ciencias Médicas. La vacuna se basa en una proteína recombinante adyuvada (Dímero RBD).
Compañía: Sinovac Biotech Ltd. de Beijing en asociación con el Instituto Butantan con sede en Brasil. Nombre de la vacuna candidata: CoronaVac. Se trata de una vacuna inactivada adyuvada con aluminio.
Compañía: Sinopharm en colaboración con el Instituto de Productos Biológicos y de Virología de Wuhan y con el Instituto de Biotecnología de Pekín. Una de las filiales de Sinopharm – China National Biotec Group (CNBG) - está trabajando en dos vacunas inactivas: una en colaboración con el Instituto de Productos Biológicos y de Virología de Wuhan y otra con el instituto de Biotecnología de Pekín.
Algunos proyectos (Moderna, CanSino Biologics y AstraZeneca en colaboración con la Universidad de Oxford) ya han publicado los resultados de su investigación, aunque son prometedores, todavía se consideran preliminares.
El Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) han mantenido estrechas relaciones con las compañías farmacéuticas para fomentar la fabricación/producción en nuestro país. España formará parte del proceso de producción de la vacuna frente al SARS-CoV-2, que está siendo desarrollada por la farmacéutica Moderna. Ésta, ha firmado un acuerdo de colaboración con Rovi Pharma Industrial Services para que se encargue del llenado y acabado de la vacuna desde su planta ubicada en Madrid. La AEMPS realizará inspecciones periódicas tanto en la planta de producción como en los lotes comercializados.
En definitiva, la pandemia provocada por la COVID-19 debe ser detenida con la mayor celeridad posible y todo apunta a que la vacunación, será lo que nos permita lograrlo. teniendo en cuenta que se debe priorizar la seguridad en el desarrollo de la vacuna a pesar de la urgencia que supone el número tan elevado de casos. Mientras tanto, debemos continuar con las medidas de seguridad para prevenir el número de contagios.
FUENTES: