La más común es la otitis media aguda, pero también existen las externas, relacionadas con el contacto frecuente del oído con el agua.
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La otitis -la inflamación del oído causada generalmente por una infección- es una afección muy frecuente que, aunque puede darse en cualquier momento de la vida, se produce sobre todo entre los niños menores de siete años, pues, según datos de la Asociación Española de Pediatría Española (AEP) entre un 80 y un 90% de niños sufrirá alguna otitis en sus primeros años de vida.
En verano, debido a un mayor contacto del oído con el agua en playas y piscinas, los casos de otitis se incrementan, sobre todo los de la conocida como ‘otitis del nadador’. Sin embargo, el tipo de otitis más común es la otitis media aguda.
Por qué se producen las otitis
La forma más común de otitis, que es la otitis media, se produce por una inflamación en el oído medio, que se encuentra en la parte posterior del tímpano. Cuando la trompa de Falopio se obstruye -algo que es más común en los niños-, que es la encargada de drenar esta parte del oído, el líquido se acumula y puede dar lugar a procesos infecciosos provocados por distintos patógenos, ya sea víricos o bacterianos. Las bacterias que con más frecuencia la causan son el neumococo, el Haemophilus influenzae no tipable y la Moraxella catarrhalis.
Una secuencia muy común es que se produzca un resfriado con abundante mucosidad, esta se acumule en el oído y que este acúmulo de líquido propicie una infección bacteriana en el oído.
Otras causas muy comunes son problemas alérgicos, las vegetaciones o el exceso de saliva durante la dentición.
En el caso de la ‘otitis del nadador’, que es como se conoce comúnmente a la otitis externa, suele producirse cuando, al estar en contacto frecuente con el agua, el oído externo se irrita, se lesiona y se infecta fácilmente.
Además, hay factores que favorecen la aparición de la otitis. Estos son:
•Tener menos de siete años, pues la trompa de Falopio se obstruye más fácilmente entre niños pequeños y bebés
•Estar en contacto frecuente con agua.
•Vivir en un clima frío y húmedo
•Acudir a la guardería
•La exposición al humo del tabaco
•No ser amamantado, pues los bebés alimentados con biberón son más propensos a padecer otitis y a que la leche se acumule en la trompa de Falopio.
•Usar chupete, pues favorece que la saliva se vaya hacia el oído.
•Algún defecto congénito, como una deficiencia en la función de las trompas de Eustaquio o la hendidura de paladar.
Qué síntomas provocan las otitis
El principal síntoma de la otitis es el dolor, que en muchos casos puede llegar a ser fuerte. Además, pueden presentarse otros síntomas, como:
•Fiebre, en muchos casos alta.
•Secreciones, que pueden ser de tipo seroso, musoco (viscoso) o purulento y que algunos casos pueden indicar la ruptura del tímpano.
•Congestión nasal
•Tos
•Pérdida de apetito
•Dolor de cabeza
•Pérdida auditiva
•Diarrea
En el caso de bebés, estas molestias -sobre todo el dolor- suelen provocar irritabilidad y un llanto incontrolable, sobre todo por la noche.
Cómo se trata
Aunque suelen remitir fácilmente, incluso sin tratamiento, es muy común que las otitis se traten con antibióticos, sobre todo entre los niños y si no mejoran en dos o tres días. Los antibióticos pueden acortar la infección y evitar complicaciones, como desgarro del tímpano, propagación de la infección a los tejidos cercanos -como la mastoiditis-, abscesos, otitis crónica, pérdida de audición… En caso de otitis externas, los antibióticos se suelen dar en forma de gotas. Se prescriban o no antibióticos, es común recetar otros fármacos para tratar los síntomas, como analgésicos, antipiréticos, antinflamatorios o mucolíticos. Sólo en casos extremos, en los que se presenten otitis de repetición en niños muy pequeños, se puede llevar a cabo una intervención quirúrgica, una miringotomía, la introducción de un tubo diminuto que permite la entrada del aire para que los líquidos puedan drenar con más facilidad.
¿Se puede evitar?
Las otitis se pueden prevenir y/o reducir su incidencia tomando algunas precauciones siempre que sea posible:
•Para evitar las otitis externas, es recomendable que los niños no estén mucho rato sumergidos en el agua y, si lo hacen que usen tapones o se sequen muy bien los oídos.
•Dar el pecho en lugar de biberón y no darle nunca el biberón cuando está acostado.
•No fumar delante del niño.
•Evitar el chupete.
•Cuando esté resfriado, evitar que se le acumulen mocos en la nariz con mucolíticos y lavados nasales frecuentes.
•Tener todas las vacunas al día, especialmente la antineumocócica, que previene las infecciones provocadas por bacterias que más comúnmente ocasionan las infecciones agudas del oído.