FUENTE: Las Provincias
La Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica española lleva varios años recibiendo notificaciones de casos de dengue entre la población, una infección vírica transmitida por mosquitos que cursa síntomas gripales y que, en raras ocasiones, puede causar la muerte. Hoy, 26 de agosto, se celebra el día internacional de la lucha contra una enfermedad que no tiene cura y que cada vez cuenta con más incidencia en nuestro territorio. En 2015, hubo 191 enfermos; en 2016, 262; en 2017, 132, y en 2018, 198. Pero solo seis de ellos preocuparon verdaderamente a las autoridades sanitarias. ¿Por qué? Fueron los únicos casos autóctonos.
El culpable tiene un nombre: Aedes albopictus, comúnmente conocido como mosquito tigre, un insecto cuya presencia no ha dejado de crecer en los últimos años en España, especialmente en la costa del Mediterráneo. Precisamente, los siete casos autóctonos que se han registrados hasta el momento -el último fue el pasado año- fueron ocasionados por la picadura de este mosquito en Cataluña y Murcia, dos de las tres autonomías -la tercera es Valencia- donde más presencia tiene este insecto que ya se ha dejado ver en ciudades como Madrid, Huesca, Zaragoza, Sevilla, Córdoba, Jaén y Extremadura.
«En abril, mayo y junio hubo un 50% más de huevos que el año pasado. Ahora en agosto, se ha parado un poco, pero aún es un 25% más que en 2019», explica Mikel Abengoa, doctor en Biología y especialista en mosquitos de Anticimex. Procedentes del sudeste asiático, la globalización y el cambio climático fueron dos de los factores que permitieron a los primeros mosquitos llegar a Cataluña en 2004. Pese a las advertencias de los entomólogos, pronto se expandieron por toda España. «Las autoridades no actuaron con fuerza», reconoce Bengoa, que achaca el crecimiento del insecto a su gran plasticidad climática: «Se adapta fácilmente a los climas a los que llega pero es que además cría muy bien en elementos antropogénicos, es decir en los elementos que nosotros mismos les proporcionamos como el plato de agua de la maceta, el imbornal, cubos...», resume.
Que la población de mosquitos tigre aumente significa que «cada vez compramos más boletos para que aumenten los brotes de dengue», apuntala Bengoa. Coincide con él Carlos Chaccour, doctor especialista del Área de Enfermedades Infecciosas de la Clínica Universidad de Navarra: «Los brotes son raros pero cada vez habrá más».
Cada año alrededor de 400 millones de personas se infectan de dengue en todo el mundo. De ellos, 100 millones presentan síntomas y solo 22.000 mueren. Explica Chaccour que en la primera infección, los síntomas son de fiebre alta e inflamación sistémica con bastante dolor. «Se le llama la fiebre rompehuesos», dice. Pero es en la reinfección cuando el cuadro clínico puede virar al dengue grave, en el que «se reduce el número de plaquetas, dando lugar a hemorragias e incluso llegando a causar shocks».
En opinión de Bengoa, que se hayan reducido los viajes intercontinentales y los movimientos de población ha contribuido a que pese al gran número de mosquitos no haya este año casos de dengue por España, pero no hay que bajar la guardia. «En los países donde la enfermedad es endémica la cantidad de casos de personas con fiebre hace que se reduzca mucho la capacidad productiva del país», concluye.