FUENTE: El País
Los niños y adolescentes que han participado en 22 campamentos de verano del área de Barcelona han mostrado una capacidad de transmitir el coronavirus más baja, hasta seis veces menor, que la población general que les rodea.
Este es el principal resultado, aún preliminar, del mayor estudio realizado hasta la fecha sobre las dinámicas de transmisión del virus en menores de edad. La investigación la ha llevado a cabo un equipo del hospital infantil Sant Joan de Déu de la capital catalana. Los autores han elegido los campamentos de verano por ser “ambientes asimilables o parecidos a los de los colegios”, con una convivencia muy cercana e intensa entre los participantes.
Aunque también existen diferencias, han precisado. La más importante de ellas es que en los campamentos la práctica totalidad de las actividades suelen ser al aire libre y que los grupos eran de un máximo de 10 niños, según las instrucciones fijadas por la Generalitat.
El estudio ha seguido durante cinco semanas a “más de 1.900 personas entre niños y monitores de 22 escuelas de verano del área de Barcelona, en un entorno urbano”, ha explicado el jefe de pediatría del hospital, Juanjo García. “Cada semana un grupo de personal del hospital se desplazaba al campamento y tomaba muestras de saliva para realizar una PCR”, ha añadido. Este tipo de pruebas de screening ha sido una de las novedades del estudio, ya que habitualmente suelen hacerse con frotis nasofaríngeos.
“Durante las cinco semanas que ha durado la investigación, hemos podido detectar 39 casos índice de nueva aparición”, de los que 30 de ellos fueron en niños, ha seguido Iolanda Jordan, la investigadora principal. “Estos niños tuvieron 253 contactos que eran niños y niñas de sus grupos de convivencia respectivos. A partir de ellos solo se produjeron 12 contagios, lo que supone un 4,7% y una tasa de reproducción R de 0,3. Es una R baja, seis veces inferior a la R que encontrábamos en la población general, que oscilaba entre 1,7 y 2″, ha añadido Jordan en relación a los barrios en los que tenían lugar los campamentos de verano.
Otro hallazgo destacado, ha continuado Jordan, es que “los niños de una edad inferior a 12 años tienen la misma capacidad de transmitir que los de 13 a 17″.
Los autores han destacado que se han topado “con una correlación directa entre la incidencia en la población general y los casos índice que encontrábamos en las escuelas de verano” celebradas en esas mismas zonas. “Esto nos lleva a pensar que el papel de las escuelas de verano [en la transmisión del virus] ha sido realmente bajo”, han defendido.
“Estos datos nos dan pistas cara a la apertura de las escuelas”, ha explicado Jordan. “Si hacemos las cosas con una serie de estrategias, la trascendencia de la apertura de las escuelas probablemente sea poca [en la incidencia general de la enfermedad] y las podremos abrir de forma segura y con unas tasas de transmisión lo más bajas posibles”, ha añadido.
Las más importantes de estas estrategias son los grupos burbuja (en los que los niños no se mezclan con los de otras clases o actividades) y el lavado de manos. En el primer caso, estos grupos cerrados no solo “han ayudado a tener estas tasas de transmisión bajas” sino que, una vez detectado un caso, han facilitado seguir la “trazabilidad de los contactos” y decretar “cuarentenas más selectivas”.
Sobre el lavado de manos, Jordan ha destacado que “en las escuelas en las que se realizaba este lavado de manos de forma más frecuente, y en concreto más de cinco veces al día, las tasas de infección eran nulas o más bajas, y por tanto esta es una medida muy importante a ser considerada”.
Manel del Castillo, gerente del Hospital Sant Joan de Déu, ha destacado que “se trata probablemente del estudio más importante a nivel internacional, que ha movilizado durante estos meses a más de 60 personas”. También ha querido subrayar “el esfuerzo realizado” para tener estos primeros resultados antes del inicio del curso escolar para poder aportar evidencias al reto que supone la reapertura de las aulas.
Los resultados de esta investigación, ha añadido, han sido presentados ya ante la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC).
El estudio forma parte de la plataforma Kids Corona, que desde hace meses trata de aportar luz sobre el impacto que la pandemia tiene en la población infantil y el papel de este grupo de población en las dinámicas de transmisión del virus. “En junio ya vimos los resultados del primer estudio domiciliario, en el que vimos que en las familias en las que el padre o la madre habían tenido covid, los niños se infectan en proporciones similares que los adultos”, ha explicado Del Castillo, aunque la infección cursa en estos casos de forma mucho más leve.