La OMS ha convocado a su comité de emergencia el lunes ante una enfermedad presente ya en 23 países y que se “extiende de manera explosiva”, dijo la directora de la OMS, Margaret Chan.
“Ha pasado de leve a extremadamente grave”, añadió Chan, por su asociación con dos problemas de salud: la microcefalia en bebés de madres infectadas y el síndrome de Guillain-Barré, una afectación neurológica.
La relación del virus del zika con dos problemas graves de salud ha cambiado la manera de enfrentar esta enfermedad y, por extensión, el mosquito que lo transmite, el Aedes aegypti. Este se extiende por toda América menos Canadá y el Chile continental, y con él lleva el virus. Ya hay 23 territorios y países de la región con casos. Y la previsión es que lo estén todos: el mosquito también es el vector transmisor del dengue y el chikunguña, y basta ver dónde ha llegado la primera enfermedad para vaticinar dónde llegarán las demás.
Argentina, por ejemplo, notificó ayer un primer diagnóstico positivo, el de una mujer colombiana. Es un caso importado, ya que ella se infectó en su país, pero podría ser el inicio de una cadena de transmisión de la enfermedad si la pica un mosquito que luego muerde a otra persona. Así es como se propaga esta enfermedad. Estados Unidos informó ayer de que ha detectado ya 31 casos en su territorio continental; también importados.
La enfermedad se extiende con rapidez. El primer caso identificado de zika en el continente se dio en Brasil en mayo de 2015. Ha pasado menos de un año, y sigue avanzando. “Se expande de manera explosiva” en Latinoamérica, dijo Chan. “El nivel de alerta es extremadamente alto”.
La primera causa de esta alarma es la relación del virus con la microcefalia, un desarrollo anormal del cráneo y el cerebro del feto que puede dar lugar a discapacidades en distinto grado. Ya se han dado casi 4.000 casos sospechosos en Brasil, cuando lo normal es que haya 150 en un año. También se asocia al síndrome de Guillain-Barré, un trastorno neurológico que tiene un origen autoinmunitario y que causa debilidad, pérdida de reflejos, entumecimiento, dolor y visión borrosa, entre otros síntomas.
La microcefalia vinculada al zika no se había detectado hasta que el virus llegó a América, y de la relación con el síndrome hubo sospechas cuando llegó a Polinesia, explica la OMS, pero como coincidió con el dengue hubo dudas de la causa. Este matiz es importante porque permite justificar que haya una alarma ahora y no cuando el zika llegó a América —sus síntomas son en general leves, como los de un catarro—, o mucho antes, desde 1954, cuando se detectó en personas en África.
Sin previsión de vacuna
La salida del virus a nuevos territorios supone en sí misma un agravante de la situación, afirmó Chan, ya que la población no está inmunizada por contactos previos con el zika, lo que supone que la primera oleada vaya a ser la peor. No hay tratamiento ni vacuna contra el virus del zika. Tampoco previsión de hallarla pronto. El director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID), Anthony Fauci, aseguró ayer que se está trabajando en dos proyectos de inmunización. Uno de ellos está basado en el ADN y usa una estrategia similar a la inmunización contra el virus del Nilo Occidental; el otro es una vacuna viva atenuada basada en el virus del dengue. Sin embargo, aunque los estudios son “prometedores” y podrían hacerse los primeros ensayos antes de final de año, Fauci aseguró que “ni este año ni probablemente en los próximos” habrá una vacuna efectiva ampliamente disponible.
EE UU no cree que vaya a sufrir el zika con la virulencia de otros países, como Brasil, sin embargo, los responsables del Centro de Control de Enfermedades Infecciosas (CDC) aseguraron ayer que se están redoblando los esfuerzos para hallar la vacuna. De momento, la única forma de luchar contra el zika es prevenir la picadura del Aedes. Sobre todo en la población de más riesgo, las embarazadas. Por ello, tanto el CDC como las autoridades sanitarias europeas recomiendan a las gestantes que no viajen a las zonas de riesgo. Varias aerolíneas estadounidenses han empezado a ofrecer a las embarazadas que tenían billetes a los países afectados la posibilidad de cambiarlos.