FUENTE: 20 Minutos
No son pocos los trabajadores que comen a diario en su lugar de trabajo. Las distancias y la falta de tiempo para ir y volver a casa a la hora de la comida son algunas de las razones por las que se opta por el tupper en la oficina. Muchas veces esta opción es sinónimo de una mala alimentación a la que suelen sumarse las prisas. Pero comer en el trabajo no significa comer mal.
Para poder organizar la alimentación de la semana es importante dedicar algo de tiempo, por ejemplo los domingos, a programar los menús de lunes a viernes. Preparar las recetas y los tuppers con tiempo (y no corriendo antes de salir por la puerta por la mañana) también ayuda a que la comida sea completa.
Es muy importante tener en cuenta los tres macronutrientes que necesita el cuerpo para funcionar a lo largo del día a la hora de organizar las fiambreras: carbohidratos, proteínas y grasas. Ninguno de los tres puede faltar, en mayor o menor medida.
Así, una opción de comida muy completa sería, por ejemplo, preparar cuscús con verduras, como por ejemplo calabacín y pimiento rojo y mezclarlo con pollo o tofu. Para no olvidar las grasas, se pueden añadir frutos secos a la mezcla.
Como en muchas ocasiones también nos enfrentamos al problema de calentar la comida (aunque existen fiambreras eléctricas o aislantes que mantienen el calor), también hay que encontrar recetas que puedan mantenerse sabrosas sin necesidad de recalentarse.
Así, algunos errores comunes entre los tuppers del trabajo son la falta de ideas y la monotonía de los platos, la falta de material que nos permita transportar platos más líquidos o calientes y, por supuesto, la falta de recetas completas en las que algún ingrediente brille por su ausencia.