FUENTE: 20 Minutos
En los últimos treinta años, los avances en la investigación contra el cáncer de mama han conseguido que la tasa de supervivencia se sitúe en torno al 90%, como recoge la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Esta reducción de la mortalidad se ha logrado con el empuje de todas las mujeres que lo han peleado desde los años 70 y a las que este 2020 se dedica el lema de la campaña del Día Mundial contra el Cáncer de Mama (19 de octubre): Saca pecho por ellas.
Aunque esta alta supervivencia da motivos para ser optimistas, no hay que bajar la guardia. Las cifras del tumor más común entre las mujeres occidentales (y segundo en incidencia en España) son para tomárselo muy en serio: en 2019 fueron 33.315 las españolas que afrontaron la enfermedad, con especial incidencia en las grandes ciudades (Madrid y Barcelona concentran un cuarto de la población femenina afectada). En comparación con los datos de 2012 (30.978), el número de casos en nuestro país ha subido un 7,5%, de acuerdo con el Observatorio del Cáncer AECC.
Pero volvamos a los datos positivos: la tasa de supervivencia a 5 años en España es, como decíamos, superior al 90% (es decir, 9 de cada 10 mujeres viven a los 5 años de ser diagnosticadas). Para mantener e incluso mejorar esta cifra, es fundamental seguir apostando por la investigación.
Apoyo a investigadores
En el complicado contexto sanitario actual de la pandemia de Covid-19, es importante recordar que la investigación en otros campos como el cáncer no se puede frenar y que los fondos deberían seguir llegando a estos equipos. No en vano, las altas tasas de supervivencia del cáncer de mama se deben a que es el más investigado.
En su caso, la AECC dedica buena parte de sus esfuerzos a conseguir financiación para que los avances no se detengan: actualmente cuenta con 24 proyectos de investigación sobre cáncer de mama activos, por un importe de 6,3 millones de euros, con los que apoya a más de 160 investigadores. Pero su empuje no sirve de mucho sin el apoyo de las instituciones públicas y otros sectores de la sociedad, incluidos los ciudadanos, pues cada granito de arena cuenta.
Como defiende la AECC en su campaña #Sacapecho, "ahora, más que nunca, las mujeres tienen que recoger el testigo porque queda mucho por hacer". El leitmotiv de este año es también su forma de dar apoyo a quienes se enfrentan cada día al cáncer de mama.
Además de analizar el impacto económico que la enfermedad tiene en las familias españolas, han querido incidir en cómo esta dolencia tiene consecuencias a nivel emocional, físico, personal y familiar o incluso en lo laboral. Aunque los especialistas insisten en la importancia de que el cáncer no sea el centro de la vida de las pacientes y sus allegados, es indudable que supone una interrupción en el devenir cotidiano de todos ellos.
Junto con la investigación, otra vía para disminuir el riesgo de padecer este tumor es mantener unos hábitos saludables: hacer ejercicio de forma regular, evitar el sobrepeso y el consumo de alcohol... Así como prestar atención al historial familiar, ya que la herencia genética es un factor probado. Para facilitar la detección precoz, que puede resultar clave en el éxito del tratamiento, se recomienda acudir a los especialistas a la mínima sospecha y visitar con regularidad al ginecólogo, sobre todo a partir de los 50 años (un 77% de los casos se diagnostica a esa edad).
El gran esfuerzo económico de las familias
La Asociación Española Contra el Cáncer orienta gran parte de su actividad a recaudar fondos para la investigación. Pero, a la vez, se dedica a acompañar y ayudar a las pacientes y sus familiares con apoyo social y psicológico, programas de bienestar y rehabilitación y con atención médica-sanitaria.
Además, realiza regularmente estudios para conocer más a fondo la situación de las familias afectadas y poner en marcha nuevos recursos de apoyo. Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, ha dado a conocer las conclusiones de su informe sobre la Toxicidad financiera del cáncer de mama, en el que se recoge que afrontar esta enfermedad puede tener un coste de unos 42.000 euros para una familia española. En esta cantidad se tienen en cuenta gastos directos y ocultos, pero también la posibilidad de que la paciente tenga que dejar de trabajar por un tiempo durante el tratamiento.
Peor en la pandemia
También destacan del estudio que el 70% de las familias no contratan externos para cuidar de las enfermas o tener ayuda en las tareas del hogar, labores que asumen los propios familiares y que podrían cifrarse en 21.000 euros. Por eso, en 7 de cada 10 casos lo afrontan con sus propios medios. Solo un 4% de ellas no cuenta con apoyo familiar ni extrafamiliar.
La disminución de los ingresos en los hogares a causa de la enfermedad se ha contabilizado en un 34% de las enfermas, que han perdido o dejado su trabajo durante el tratamiento; un 42% pierde casi todos sus ingresos y, en el 21% de las familias españolas, provoca una situación económica severa.
Esto han empeorado en 2020 a causa de la Covid-19: un 50% ha perdido casi todos sus ingresos y suben hasta casi el 30% los hogares en situación severa. Urge, por tanto, encontrar formas de paliar estas consecuencias en la vida de las pacientes.