FUENTE: Las Provincias
«Como pelirrojo vives cosas que nunca vivirá un moreno. Si no existiera Facebook o Instagram, el 80% de la gente no sabría que me llamo Jaime, porque prácticamente todo el mundo me llama 'Peli' (de pelirrojo). Si me diesen un euro cada vez que alguien, especialmente hombres, me pregunta de qué color tengo el pelo de mis partes íntimas, sería millonario. Y todavía hay quien se toca un botón cuando me ve porque dicen que damos mala suerte o que estamos relacionados con el diablo. También hay insultos muy hirientes que solo recibimos nosotros (zanahoria, panocha, oxidado...) así que, si no tienes una personalidad fuerte te pueden hundir rápido. A mí esos nombres nunca me ha importado y siempre me ha gustado ser distinto al resto, aunque fuera por mi color de pelo. Por eso, si pudiera elegir, volvería a ser pelirrojo».
La reflexión es de Jaime Gómez, un madrileño de 27 años que forma parte del 2% de la población española que es pelirroja, una característica que es consecuencia de que el gen MC1R no funcione. Esto implica que no produzcan eumelanina, la melanina que da el color marrón al pelo, y solo generen feomelanina, que es la que aporta la tonalidad anaranjada. En 2011, un estudio de la universidad de Edimburgo descubrió que, además, existen otros genes relacionados (hasta ocho) que pueden modificar el gen MC1R, por eso hay quien, sin ser pelirrojo, puede tener algunos cabellos rojizos.
Ser pelirrojo es complicado porque se trata de una variante genética recesiva. Es decir, «para poder serlo los dos alelos del gen MC1R que recibimos de nuestros progenitores deben ser disfuncionales. Si solo uno no funciona seremos rubios o morenos, de ahí que dos padres de pelo castaño puedan tener hijos pelirrojos», explica Juan José Tellería, miembro de la junta de la Asociación Española de Genética Humana (AEGH) y del Laboratorio de Genética del Instituto de Biología y Genética Molecular (UVA/CSIC) de Valladolid.
Si ambos progenitores son pelirrojos, las posibilidades de nacer pelirrojo son prácticamente del 100%, si uno de ellos es portador del gen y el otro es pelirrojo la probabilidad es del 50%, como le ocurre a Gómez, en cuya familia por parte de madre son todos pelirrojos; y si ambos padres son portadores del gen, aunque no sean pelirrojos, la contingencia es algo menor. El gen también puede saltar varias generaciones y aparecer más tarde. Es una condición que se da en todas las etnias, incluso la africana o la asiática, que generalmente tienen la cabellera marrón oscura o negra.
¿Una ventaja para ligar?
La falta de eumelanina hace que los pelirrojos también tengan la piel más clara que la media ¡y muchas pecas! Eso les otorga una capacidad mayor para sintetizar vitamina D pero, al mismo tiempo, les protege menos frente a los rayos ultravioleta del sol, así que se queman fácilmente y tienen un riesgo más alto de sufrir melanomas (el tipo más grave de cáncer de piel). «Cuando era pequeño yo solo tenía dos colores, el blanco y el rojo guiri, y aunque me echase crema de alta protección me quemaba igual. Ha habido veranos que, incluso con crema, me he llegado a pelar tres veces», cuenta Gómez. El riesgo es aún más elevado para los pelirrojos que viven en países donde la incidencia solar es mayor.
En cuanto a enfermedades, también tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar párkinson en comparación con los morenos, según un estudio publicado en la revista 'Annals of Neurology', en 2016. Otra característica asociada a su genética es que las pelirrojas son más sensibles al frío y al calor, como sugirió una investigación de la Universidad de Louisville, en Kentucky (EE UU), que señaló que los pelirrojos notaban dolor térmico a temperaturas más bajas de 6ºC (frente al 0ºC del resto de la población) y a temperaturas más altas de 46,3ºC (frente a 47,7ºC del resto).
Su peculiar percepción del dolor también implica que necesiten entre un 20% y un 30% más de anestesia en las intervenciones quirúrgicas, como destacó un estudio publicado en la revista 'Anesthesiology', en 2004, y como comprobó hace un año Gómez cuando le operaron del hombro. «El primer pinchazo no me durmió y me tuvieron que dar otro chute», relata. Asimismo, reaccionan de forma distinta a los medicamentos analgésicos. Algunos de ellos prácticamente no les hacen efecto y otros les afectan tanto que necesitan dosis mucho más bajas.
Algunos hasta han relacionado el pelo rojizo con el juego de la seducción. Una investigación del psicólogo estadounidense Scott Barry Kaufman menciona que el pelo de color anaranjado provoca más excitación que cualquier otro porque es «un indicador de juventud y fertilidad». «Al ser más complicado encontrar a una persona pelirroja que a una rubia o morena, tiene un encanto extra para los demás», expresa Kaufman en su escrito. Sobre su experiencia, Gómez opina que hay gustos para todo: «A mí hay chicas que me han dicho sin conocerme que los pelirrojos no les gustan, pero a otras les encantan, ¡sobre todo en Indonesia! donde es tan poco común que les resulta muy exótico«. »Además, ahora mucha gente se tiñe de pelirrojo porque está de moda o porque les gusta. Es más, las septuagenarias siempre me dicen que envidian mi color de pelo y que es el que le piden a la peluquera», añade entre risas.
Pelirrojos por el mundo
«Se ha hablado mucho de que los pelirrojos descienden de los neandertales, pero no parece ser cierto. Aunque algunos neandertales fueron pelirrojos, el mecanismo que lo provocó probablemente no fue la mutación del gen MC1R, al igual que hay primates, como el orangután, que son pelirrojos por motivos muy distintos», expresa el genetista Tellería. Según descubrió un equipo de investigadores de la Universidad del País Vasco, el gen del cabello pelirrojo apareció hace 50.000 años, cuando los seres humanos abandonaron el cálido clima del continente africano y se trasladaron al norte de Europa. Hoy en día están por todo el mundo, pero eso explicaría por qué Escocia (13%) e Irlanda (10%) son los países con el mayor porcentaje de pelirrojos.