FUENTE: La Razón
En plena pandemia de la Covid-19, resulta complicado encontrar hallazgos científicos más allá del SARS-CoV-2. Sin embargo, la comunidad científica acaba de dar un paso de gigante en el conocimiento de la pérdida de memoria asociada con la enfermedad de Alzheimer, ya que estos “despistes” podrían recuperarse inhibiendo ciertas enzimas involucradas en la transcripción anormal de los genes, según un estudio preclínico realizado por investigadores de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, y cuyos hallazgos han sido publicados en la revista científica “Science Advances”.
La importancia de este descubrimiento es que podría allanar el camino hacia nuevos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer: “Al tratar modelos de ratones con alzhéimer con un compuesto para inhibir estas enzimas, pudimos normalizar la expresión génica, restaurar la función neuronal y mejorar el deterioro cognitivo”, señala Zhen Yan, autor principal y profesor de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY), en el Departamento de Fisiología y Biofísica en la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas Jacobs.
Pero no ha sido el único avance, ya que investigadores españoles de la Universitat de Barcelona (UB) han descubierto, en un estudio con ratones, el mecanismo de acción de un nuevo fármaco contra el alzhéimer. En concreto, se ha descubierto que provoca una reducción de la neuroinflamación y una mejora de la cognición y de otros marcadores de la progresión de esta enfermedad. Este medicamento “presenta una alta afinidad y selectividad” respecto a los receptores imidazólicos I2, que se encuentran en diferentes órganos y participan en procesos fisiológicos como la analgesia, la inflamación y las enfermedades del sistema nervioso. En concreto, se analizaron marcadores de la evolución de la enfermedad y se practicaron pruebas de conducta y memoria en los ratones, y los resultados muestran una “mejora significativa” de los animales que recibieron el fármaco. Según los investigadores, este estudio preclínico abre la puerta al desarrollo de nuevas terapias contra el Alzheimer, una enfermedad que todavía no tiene cura, y también contra otras patologías neurodegenerativas.
Revertir la pérdida de memoria
Hasta ahora es bien sabido que la enfermedad de Alzheimer altera la expresión de genes en la corteza prefrontal, una región clave del cerebro que controla los procesos cognitivos y las funciones ejecutivas. Al centrarse en los cambios genéticos causados por el envejecimiento, los investigadores de la UB pudieron revertir los niveles elevados de genes dañinos que causan déficits de memoria en el Alzheimer. Ahora, en este nuevo artículo, el equipo de la UB informa que ha revertido la regulación positiva de los genes implicados en el deterioro de la función cognitiva.
Yan explica que la transcripción de genes está regulada por un proceso importante llamado modificación de histonas, donde las proteínas que ayudan a empaquetar el ADN en los cromosomas se modifican para hacer que ese empaquetamiento sea más o menos ajustado. La naturaleza del empaque, a su vez, controla cómo el material genético obtiene acceso a la maquinaria transcripcional de una célula, lo que puede resultar en la activación o supresión de ciertos genes. Ese cambio epigenético está relacionado con el nivel anormalmente alto de enzimas modificadoras de histonas que catalizan la modificación conocida como H3K4me3. De esta manera, los investigadores encontraron que cuando los modelos de ratones con AD fueron tratados con un compuesto que inhibe esas enzimas, exhibieron una función cognitiva significativamente mejorada. Y ahí está la clave, ya que, tal y como advierte Yan, “este hallazgo apunta al potencial de los medicamentos dirigidos a enzimas modificadoras de histonas para el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, que pueden tener un impacto amplio y poderoso”.
Nuevos genes diana
Al hacer ese descubrimiento, el equipo de la UB también identificó una serie de nuevos genes diana, incluido Sgk1 como un gen diana de alto rango de la alteración epigenética en la enfermedad de Alzheimer. La transcripción de Sgk1 está significativamente elevada en la corteza prefrontal de personas con esta patología y en modelos animales con el trastorno. Yan señala que encontraron que la metilación anormal de histonas en Sgk1 contribuye a su expresión elevada en la enfermedad de Alzheimer. “Curiosamente, la regulación positiva de Sgk1 también está fuertemente correlacionada con la aparición de muerte celular en otras enfermedades neurodegenerativas, incluida la enfermedad de Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica”, añade. Por ello, estos resultados han identificado a Sgk1 como un objetivo clave potencial para la intervención terapéutica del alzhéimer, que puede tener efectos específicos y precisos a largo plazo.