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Las zanahorias son una buena fuente de betacaroteno, que es una fuente fundamental de la vitamina A. Pero para obtener todos los beneficios de salud de este superalimento, se necesita una enzima activa para producir esta vitamina, según un estudio de la Universidad de Illinois (Estados Unidos).
Hasta el 50% de la población tiene la variante menos activa de esta enzima, según estos científicos. Esto significa que su cuerpo es más lento en la producción de vitamina A a partir de una fuente vegetal, y podrían necesitar obtener este nutriente directamente de una fuente animal como la leche o el queso, por ejemplo.
Entender cómo se relaciona esta enzima con el colesterol tiene importantes implicaciones. Típicamente, los altos niveles de betacaroteno en la sangre están asociados con beneficios para la salud. Pero también podría ser un signo de una enzima menos activa que no está convirtiendo el betacaroteno que comemos en vitamina A.
El betacaroteno es el compuesto bioactivo que le da a las zanahorias su color naranja. Los estudios con humanos y ratones muestran que la conversión del betacaroteno en vitamina A reduce el colesterol 'malo' en la sangre. Por lo tanto, puede ayudar a proteger contra el desarrollo de la aterosclerosis, que conduce a la acumulación de grasas y colesterol en nuestras arterias.
En su trabajo, publicado en la revista Journal of Lipid Research, los investigadores realizaron dos estudios para comprender mejor los efectos del betacaroteno en la salud cardiovascular. Confirmaron su importancia, pero identificaron un paso crítico en el proceso.
El betacaroteno se convierte en vitamina A con la ayuda de una enzima llamada betacaroteno oxigenasa 1 (BCO1). Una variación genética determina si se tiene una versión más o menos activa de la BCO1. Las personas con una enzima menos activa podrían necesitar otras fuentes de vitamina A en su dieta.
Los investigadores analizaron muestras de sangre y ADN de 767 jóvenes adultos saludables de 18 a 25 años. Como era de esperar, los investigadores encontraron una correlación entre la actividad de la BCO1 y el nivel de colesterol 'malo'.
"Las personas que tenían una variante genética asociada con hacer la enzima BCO1 más activa tenían menos colesterol en la sangre. Esa fue nuestra primera observación", explica el líder del estudio, Jaume Amengual. Para dar seguimiento a estos hallazgos, realizaron un segundo estudio usando ratones.
"En el estudio en humanos, vimos que el colesterol era más alto en personas que no producen mucha vitamina A. Para saber si esa observación tiene un efecto a largo plazo, tendríamos que esperar 70 años para ver si se desarrollan cardiovascularmente. En la vida real, eso no es posible. Por eso usamos animales para ciertos estudios, para poder acelerar el proceso", explica.
Los principales hallazgos del estudio con ratones reproducen lo que encontraron en los humanos. "Vimos que cuando le damos betacaroteno a los ratones, tienen niveles de colesterol más bajos. Estos ratones desarrollan lesiones de aterosclerosis más pequeñas, o placas, en sus arterias. Esto significa que los ratones alimentados con betacaroteno están más protegidos contra la aterosclerosis que aquellos alimentados con una dieta sin este compuesto bioactivo", afirma Amengual.
En su segunda investigación, los investigadores también estudiaron las vías bioquímicas de estos procesos, determinando en qué parte del cuerpo se produce el efecto. "Lo reducimos al hígado como órgano encargado de producir y secretar lipoproteínas al torrente sanguíneo, incluyendo las lipoproteínas conocidas como colesterol malo. Observamos que en los ratones con altos niveles de vitamina A, la secreción de lípidos en el torrente sanguíneo se ralentiza", señala Amengual.