Un modelo predice que la tasa de letalidad por infección por SARS-CoV-2 puede caer por debajo de la de la gripe estacional (0,1 por ciento), una vez que se alcance un estado estable endémico

FUENTE: ABC

¿Cuál es el final del SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19? Mientras millones de personas son vacunadas contra el coronavirus, y el fin de la pandemia finalmente parece vislumbrarse, los científicos empiezan a imaginar cómo sería un mundo posterior a la vacuna, y lo que ven, es reconfortante.

El coronavirus llegó para quedarse, pero una vez que la mayoría de los adultos sean inmunes, después de una infección natural o vacunación, el virus no será más una amenaza que el resfriado común, según un estudio publicado ayer en la revista «Science».

En dicho artículo, basado en un modelo desarrollado por científicos de la Universidad Emory y de Penn State (EE.UU.) que ha revisado estudios de los cuatro coronavirus del resfriado común y el SARS-CoV-1, se afirma que, si se vuelve endémico y circula en la población general, y la mayoría de las personas están expuestas durante su infancia, el SARS-CoV-2 puede unirse a el grupo de los coronavirus leves que causan resfriado y que actualmente circulan durante las estaciones del año más frías.

El virus es una amenaza porque es un patógeno desconocido que puede abrumar al sistema inmunológico adulto, que no ha sido entrenado para combatirlo. Pero ese ya no será el caso una vez que todos hayamos estado expuestos al virus o la vacuna.

Los niños, por otro lado, están constantemente expuestos a nuevos patógenos, y esa es una de las razones por las que son más hábiles que los adultos para defenderse del coronavirus.

Con el tiempo, sugiere el estudio, el virus será motivo de preocupación solo en los niños menores de 5 años, y los someterá incluso a simples resfriados, o no presentarán ningún síntoma. En otras palabras, el coronavirus se volverá «endémico», es decir, será un patógeno que circula en niveles bajos y rara vez causa enfermedades graves.

«El tiempo que se tarde en llegar a este tipo de estado endémico depende de la rapidez con la que se propague la enfermedad y con la que se implementa la vacunación», señala Jennie Lavine, primera autora del artículo. Entonces, destaca, «el reto es exponer al mayor número de personas posibles por primera vez a la vacuna lo más rápido posible».

Explica Lavine, que los cuatro coronavirus comunes que causan el resfriado han estado circulando entre nosotros durante mucho tiempo y casi todo el mundo se ha infectado a una edad temprana. La infección natural durante la niñez proporciona una inmunidad que protege en el futuro contra enfermedades graves, pero no previene la reinfección periódica. «Los cuatro coronavirus del resfriado común son endémicos y solo producen síntomas leves.

El SARS y el MERS, que surgieron en 2003 y 2012, respectivamente, enfermaron gravemente a las personas, pero no se propagaron ampliamente», escriben en su trabajo.

«Es posible que dentro de un año se produzca una reinfección, pero incluso si ocurre, los síntomas serán leves y el virus se eliminará del cuerpo más rápidamente», asegura Lavine.

La investigadora afirma que hay que comprender los diferentes tipo de inmunidad. Es decir, «¿cuánto tiempo dura la inmunidad que nos previene la patología y cuánto dura la que evita la transmisión? Pueden ser muy diferentes».

Aunque ahora hay estudios que proporcionan datos concretos sobre la duración de la inmunidad con los anticuerpos y las células inmunes contra el SARS-CoV-2 después de la infección, sin embargo, los investigadores todavía están determinando cómo esos componentes se traducen en una protección frente a la enfermedad o la transmisión.

«Solemos preguntarnos cómo se compara el SARS-CoV-2 con otros virus como la gripe estacional o el virus sincitial respiratorio. Nuestro modelo asume que la inmunidad al SARS-CoV-2 funciona de manera similar a otros coronavirus humanos», apunta esta experta que, no obstante, reconoce que realmente no se sabe cómo sería si alguien contrajera uno de los otros coronavirus por primera vez como adulto.

El modelo predice que la tasa de letalidad por infección por SARS-CoV-2 puede caer por debajo de la de la gripe estacional (0,1 por ciento), una vez que se alcance un estado estable endémico.

«Estamos en un territorio desconocido, pero un mensaje clave del estudio es que los indicadores inmunológicos sugieren que las tasas de mortalidad y una vacunación a gran escala pueden disminuir a corto plazo, por lo que se debe hacer el máximo esfuerzo para resistir a esta pandemia para obtener la endemicidad», destaca el investigador Ottar Bjornstad.

Una vacuna segura y eficaz contra la covid-19 podría salvar cientos de miles de vidas en los dos primeros años, pero la vacunación masiva continua podría ser menos fundamental una vez que el SARS-CoV-2 se vuelva endémico, dicen los autores. «La vacunación dirigida en subpoblaciones vulnerables aún puede salvar vidas».

Otra implicación es que durante la transición a la endemicidad, será más difícil utilizar los síntomas solo como una herramienta de vigilancia para buscar infecciones y frenar la propagación del virus. Por lo tanto, las pruebas ampliamente disponibles pueden volverse particularmente importantes durante el lanzamiento de la vacuna para proteger a las poblaciones vulnerables, señalan los autores.

Hasta el momento, los datos disponibles sobre la infección por SARS-CoV-2 en bebés y niños pequeños sugieren que la infección es leve y la mortalidad baja, aunque hay excepciones a nivel individual, y algunos experimentan complicaciones raras como MIS-C (síndrome inflamatorio multisistémico en niños).

Por el contrario, si la infección por SARS-CoV-2 en la infancia se volviera más grave, como el MERS-CoV (coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio), los programas de vacunación de rutina seguirían siendo necesarios, concluyen los autores.

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