FUENTE: La Razón
Son invisibles, pero tan molestos que minan la calidad de vida de quien los sufre. Los zumbidos y ruidos en el oído, catalogados como acúfenos, se han disparado durante estos últimos meses a consecuencia de la pandemia. “Los acúfenos, también llamados tinnitus, son la percepción auditiva de un sonido en ausencia del correspondiente estímulo auditivo, que no se corresponde con un origen exterior y, por tanto, es inaudible para el entorno”, explica el jefe del servicio de Otorrinolaringología del hospital La Salud, Dr. Rafael Barona. Se trata de una patología que altera la calidad de vida del paciente -añade- “porque afecta a su estado emocional, a su capacidad de concentración, a su calidad del sueño…”.
El 10% de la población sufre estos ruidos en el oído. Tal y como asegura el doctor Barona, “son como una señal de alarma que desencadena un reflejo de alerta que provoca que la persona que lo sufre esté pendiente de lo que pueda suceder, de lo que pueda significar ese zumbido. El acúfeno por lo tanto se percibe como una señal negativa, que preocupa, irrita y pone nervioso”.
En los últimos meses se han publicado varios artículos en revistas científicas que destacan que la preocupación y el estrés que está generando la pandemia, unido a que estamos o nos encontramos más solos y han desaparecido muchos de los sonidos de nuestro entorno, han aumentado el riesgo de que suframos acúfenos o que estos se perciban con mayor intensidad que antes.
El Dr. Barona advierte que “el factor más importante en el desarrollo de un acúfeno o tinnitus es la pérdida de audición. El acufeno es, frecuentemente, consecuencia de mecanismos cerebrales que intentan compensar la falta de audición, aunque no siempre es así. Otros factores pueden ser el estrés, la tensión muscular del cuello, alteraciones de la articulación temporo-mandibular… La mayoría de las causas son benignas”. A pesar de que la intensidad de los acúfenos fluctúa debido tanto a factores ambientales como a condicionantes de la propia persona que los padece, es evidente que el estrés agrava la sensación de angustia que puede provocar y que la pandemia del COVD-19 es un factor externo claramente estresante.
¿Que podemos hacer?
Tal y como advierte el doctor Barona, “ante todo advierte que es necesario identificar cuál es la causa con el fin de proceder a su tratamiento: tapones de cerumen, infecciones, sorderas, alteraciones del riego sanguíneo, otoesclerosis... Los acúfenos reflejan una disfunción en alguna zona de las vías auditivas: desde el conducto auditivo externo hasta la corteza cerebral. La primera etapa del tratamiento es intentar conocer su causa, la ausencia de gravedad y el origen benigno del acufeno”.
Para valorar la gravedad de un acúfeno, al menos la primera visita debe ser presencial ya que es difícil valorarlo de otra forma. Las consultas médicas son uno de los sitios actualmente más seguros y controlados. El especialista le solicitará algunas de las exploraciones:
Es imprescindible consultar al médico si el ruido se hace más intenso, disminuye la audición o se presenta con alguna crisis de vértigo o desequilibrio.
¿Qué podemos hacer para evitarlos?
Según recomienda el experto, lo primero en el momento actual es intentar disminuir el grado de estrés que todos padecemos; tratar de disminuir los niveles de cortisol ya que el acúfeno aumenta con el estrés y éste provoca un aumento del cortisol que facilita su percepción. Por ello, hay que evitar la cafeína, dormir con regularidad, relajarse utilizando técnicas de meditación como el mindfulness, realizar diariamente ejercicio de forma moderada, hidratarse, tomar alimentos ricos en vitamina C, omega 3…
Hay que intentar evitar asimismo los ambientes con ruidos intensos. Si se trabaja en un ambiente ruidoso se deben utilizar cascos protectores. Pero a la vez, hay que evitar también los ambientes muy silenciosos. El acúfeno molesta menos si se escucha algún sonido como la radio o la televisión. Si el acufeno no le deja dormir ponga música suave …