FUENTE: El Mundo.
Cada vez hay más niños asmáticos en el mundo y, aunque se desconocen las razones con certeza, una de las hipótesis que se manejan se centra en la exposición al paracetamol. Según un nuevo estudio que acaba de hacer público la revista International Journal of Epidemiology, la ingesta de este medicamento durante el embarazo y en los primeros seis meses de vida del recién nacido aumenta el riesgo de desarrollar dicha enfermedad crónica, que es la más común en la infancia.
"Pocos estudios han sido capaces de evaluar la importancia de la exposición prenatal [al paracetamol] y durante los primeros meses de vida en el desarrollo del asma", afirma Maria Magnus, una de las investigadoras, del Instituto de Salud Pública de Oslo (Noruega). En los años '80 se empezó a advertir del aumento de la prevalencia de dicha enfermedad, que coincidía con un menor consumo de la aspirina en favor del paracetamol. Desde entonces, varios trabajos han tratado de clarificar esta cuestión, pero sin datos contundentes. Al tratarse de estudios observacionales y epidemiológicos, como en este caso, no demuestran una relación de causa-efecto. No responden a preguntas ni destacartan determinados sesgos. Por ejemplo, uno de los factores de confusión en todos los trabajos realizados hasta la fecha es que los niños asmáticos tienen más infecciones y más síntomas durante la infancia, por lo que toman más paracetamol. Esto significa que podría no ser la causa del asma sino la consecuencia. Algo que un estudio epidemiológico no va a poder discernir. Lo recalca así Roi Piñeiro, del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP): "Este tipo de estudios tiene muchos sesgos. El asma es una enfermedad de origen multifactorial y muchos de los desencadenantes son desconocidos aún. Es muy difícil demostrar que la exposición a un determinado antígeno sea la causa".
114.500 niños analizados
En el actual trabajo, Magnus y su equipo de científicos han utilizado datos del Instituto de Salud Pública procedentes de un análisis realizado en una cohorte de madres y niños (MoBa) entre 1999 y 2008. Las mujeres tenían que completar un cuestionario en la semana 18 de su embarazo, en la 30 y a los seis meses de vida de su hijo. Se les preguntaba por enfermedades o síntomas experimentados durante la gestación y también por los medicamentos que habían tomado. También tenían que hacer un listado de medicinas que habían dado a sus bebés a lo largo de su primer medio año.
Los investigadores examinaron y compararon todas las respuestas. Analizaron los resultados de asma a los tres y siete años en un total de 114.500 niños. Se tuvieron en cuenta factores como la ausencia de lactancia materna, el tabaco o el sobrepeso para poder determinar una asociación independiente. Según los expertos, el asma se ha asociado con factores ambientales de este tipo, también dietéticos, económicos, polinización, polución, infecciones respiratorias y antibióticos.
Los resultados mostraron una "relación consistente entre los niños que tienen asma a los tres años y habían sido expuestos al paracetamol durante el embarazo y los primeros meses de vida", relata el artículo noruego. Lo mismo ocurría con los afectados de siete años. El riesgo relativo era de aproximadamente 1,2 veces mayor con la exposición al paracetamol. En general, parece haber una asociación independiente, tanto si el paracetamol se usa para la gripe, como para la fiebre o el dolor. "Se trata del estudio más amplio realizado en este sentido que viene a consolidar las conclusiones de trabajos previos", subraya Magnus. No obstante, recuerda el especialista español al comentar este estudio, "una cosa es la relación estadística y otra relación causa-efecto".
Un mensaje de tranquilidad
Precisamente por esta razón, conviene lanzar un mensaje de tranquilidad. "No hay suficiente evidencia científica como para alarmar", argumenta Piñeiro. Desde que en 1998 se empezó a escribir científicamente sobre esta asociación, los datos apuntan "cierta relación entre paracetamol y asma que se sigue estudiando". Mientras tanto, "no hay que prohibir su uso, simplemente, usarlo cuando esté justificado". Y agrega: "Estos datos recuerdan que no hay ningún medicamento inocuo, por lo que, al igual que con cualquier otra medicina de venta libre, debe utilizarse con juicio, sólo cuando sea necesario, evitar el abuso".
Dado que aún no hay evidencia científica suficiente que demuestre la relación de causa-efecto y teniendo en cuenta que, probablemente, el paracetamol es uno de los únicos medicamentos permitidos durante el embarazo, los autores del estudio noruego también inciden en dicho mensaje de tranquilidad: "Los resultados de este análisis no justifican actualmente ningún cambio en las recomendaciones sobre el uso de este medicamento en las mujeres embarazadas".
Hace tres años, cinco sociedades científicas (SEICAP, SENP, SEPEAP, AEPAP y CM-AEP) firmaron un posicionamiento sobre esta cuestión. Señalaban que dados los datos disponibles, recomendaban "evitar el uso inadecuado de los fármacos antipiréticos y promover una utilización racional de los mismos con el fin de minimizar sus posibles efectos indeseables, insistiendo en la educación de las familias, para dirigir su empleo al alivio del dolor y del malestar asociados a la fiebre, más que a conseguir la normalización de la temperatura". En segundo lugar, relataban que no se consideraba necesario evitar el paracetamol "durante la gestación, ni en niños sanos, asmáticos o con riesgo de asma, si su empleo se ajusta a las recomendaciones del punto anterior".