FUENTE: 20 Minutos
La pandemia no sólo está afectando a la salud de los que padecen COVID. La situación de confinamiento, falta de relaciones sociales o la incertidumbre, entre otras cosas, están haciendo mella en la salud mental de la gente, sobre todo a los que ya padecían algún trastorno anteriormente. Este es el caso de las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que han visto agravados sus síntomas.
Montse Sánchez Povedado, psicóloga y especialista en TCA desde hace más de 25 años y fundadora de la clínica eātica, nos habla de cómo está afectando la pandemia a estar personas y de las mejores formas de abordar estos trastornos.
El confinamiento, y la pandemia en general, han agravado la situación de las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA). ¿En qué les ha afectado?
Se trata de algo que no ha pasado solo en España, sino que ha ocurrido también en otros países de Europa y es una respuesta de las personas más frágiles, con problemas de salud mental, a la situación del COVID. Según un estudio llevado a cabo en Reino Unido, 9 de cada 10 pacientes con TCA aseguraban que sus síntomas habían empeorado, y en un 30% de los casos los síntomas eran mucho peores. Lo que las pacientes -porque son mayoritariamente mujeres- manifestaban sobre todo es una pérdida de control, porque son pacientes que necesitan controlar muchos aspectos de su vida, y como en esta situación todos hemos perdido el control de nuestras vidas, han variado nuestras rutinas…, a ellas les ha afectado especialmente. Además de más frágiles, son muy rígidas cognitivamente y les cuesta mucho adaptarse a los cambios. Esto les ocasiona mucho estrés, y en el caso de una persona con TAC la respuesta al estrés provoca un aumento de su sintomatología alimentaria. Además, son pacientes obsesivas, con pensamientos atormentados… y eso también ha aumentado. También aseguran que han notado una falta de apoyo, social, familiar… Y a esto hay que sumar que la pandemia ha provocado que muchos de los recursos sanitarias se destinaran a pacientes COVID y han dejado sin servicios, consultas, recursos… a personas afectadas por TCA.
Sí, es un dato que llama mucho la atención porque la incidencia se había mantenido más o menos constante en los últimos 20 años. Los TAC son ahora mismo el segundo problema de salud mental, después de la ansiedad, que está teniendo más consultas.
Y esto ha ocurrido por varios motivos. En primer lugar, porque muchos, como la bulimia, donde la pérdida de peso no es tan acusada como en la anorexia, pasan desapercibidos. Aunque es cierto que con la pandemia puede haber casos nuevos, lo que ha ocurrido, sobre todo es que las familias han pasado más tiempo con sus hijas, han visto cómo comen, si vomitan, se han controlado más la comida que hay en casa, han visto más cómo se comporta, cómo están emocionalmente… y han salido a la luz casos que estaban escondidos. Otro motivo es que hay otros casos que estaban muy cerca de una conducta patológica, pero que más o menos la controlaban y no llegaba a ser un trastorno, y la pandemia ha hecho que empeoren y pasen a ser un trastorno. Personas, por ejemplo, que controlaban mucho la comida o que hacían mucho ejercicio para controlar el peso…
¿Hay trastornos que se hayan incrementado o agravado más que otros?
No, lo que se han agravado y agudizado son los síntomas que padece cada trastorno… Quien tiene más tendencia a restringir comida y hacer ejercicio lo ha aumentado, los que se dan atracones se dan más, etc.
¿Cómo les ha afectado las RRSS a este tipo de trastornos?
Pues así como a la población general les ha ayudado en algunos aspectos, como a estar en contacto con la gente o incluso para aprender a cocinar, a hacer recetas, a hacer ejercicio… al ser los puntos débiles de estos pacientes, a ellas les ha llevado a obsesionarse mucho más con la comida y con el cuerpo, se han aislado todavía más e incluso se han incrementado las visitas a perfiles o webs donde se hace apología de los TAC. Se han suplido los contactos sociales positivos por este tipo de interacciones.
Un 20% de las personas con TAC requieren de ingreso hospitalario. También es un dato muy elevado…
Sí, pero son datos de siempre, eso no han cambiado. Un 20% de ellos requieren ingreso hospitalario y un 25% tienden a cronificarse, que son los que suelen utilizar más los circuitos de tratamiento residencial. Nosotros no hemos abierto eātica por la pandemia y el aumento de casos, sino que es un proyecto con el que llevamos dos años.
"De los TAC se suele ver la parte más superficial, pero no se dan cuenta de que detrás de una imagen, hay un gran padecimiento emocional"
¿Qué ofrecen a los pacientes centros como eātica?
Ahora mismo somos la única unidad que ofrece un tratamiento residencial y especializado en TAC en Barcelona. Es un tratamiento de 24 horas, en el que, a diferencia de una unidad hospitalaria, toda la institución es 100% terapéutica y todo el equipo multidisciplinar está especializado. Todo lo que hacen los pacientes las 24 horas del día gira en torno a tratar su trastorno alimentario, a aceptar su cuerpo, a entenderlo, tienen espacios para relajarse, se tratan sus problemas sociales, que muchas veces son el origen de los trastornos, se trabaja también con la familia…. Es un ‘microescenario’ de lo que haría esta persona en su entorno habitual. Y es que, no solo se tiene que restaurar su salud física y psicológica o sus relaciones con la comida, sino también todas sus relaciones con los demás y con ella misma. Es un tratamiento emocional las 24 horas. No todos los pacientes, por suerte, necesitan un tratamiento residencial, pero por ello también disponemos de consultas externas y hospital de día.
¿Qué carencias crees que tienen los abordajes más tradicionales?
Sobre todo, una carencia de profesionales especializados y que se centran mucho en la restauración física de las pacientes. Y esto es insuficiente, y lo más fácil de conseguir, pero también las pacientes recaen fácilmente. Es mejor un tratamiento más largo donde, además de recuperar su cuerpo físico, también recupere su mente para que los logros se perpetúen en el tiempo, y eso requiere además mucho tratamiento con la familia, con la escuela o el trabajo al que va a volver y mucha intervención en aspectos más emocionales. La experiencia de una paciente que tiene que ingresar mucho tiempo no puede ser atraumática y para ello tiene que ser un abordaje mucho más humano, sino las pacientes no van a querer volver si lo necesitan. Y un entorno hospitalario, psiquiátrico o mezclado con otras patologías es muy traumático y muy invasivo.
Siendo un trastorno tan frecuente, ¿no se deberían hacer más campañas de prevención?
Sí, porque es la enfermedad mental con más riesgo de cronificarse en la adolescencia, que es la edad en la que debuta, y hay muy poca concienciación. Es probable que, de no tratarse, mine la vida de los pacientes para siempre, y por eso es tan importante tomar conciencia para prevenirlos y tratarlos cuanto antes. El problema es que mucha gente no ve la gravedad que hay en estos trastornos. Se suele ver la parte más superficial, pero no se dan cuenta de que detrás de una imagen, de un aspecto físico, hay un gran padecimiento emocional que impide que puedan llevar una vida normalizada, que les afecta mucho en sus relaciones…
¿Un TAC se puede llegar a curar, o simplemente se supera, se controla…?
En eātica nos gusta hablar sobre todo de superación, nosotros estamos seguros de que los trastornos alimenticios se pueden superar, y cada persona lo hará en la medida de sus posibilidades. Algunas personas podrán volver a una vida totalmente feliz y normalizada y para los que será simplemente llevar una vida mejor. Yendo a las estadísticas, el 25% se cronifican, el 10% mueren, y del resto, la mitad se curan totalmente, y la otra mitad, estarán sintomáticas toda la vida.