FUENTE: EFE Salud
Existen multitud de productos sin lactosa en el mercado, y seguro que más de una vez te has visto en la tentación de adquirir esa leche o yogur, porque crees que puedes digerirlo mejor, te sentará bien.
Pero debes tenerlo claro: los tienen que consumir las personas que verdaderamente lo necesitan, es decir, las personas intolerantes a la lactosa.
“Estos productos no sólo son más caros sino que no producen un beneficio extra a las personas sanas”, advierte la alergóloga Elena Sierra, especialista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, contraria a esta moda de dietas ‘free’ o libres de algún alimento, realizadas sin ninguna clase de control.
Según insiste, “no evitan enfermedades y en ocasiones pueden causar más perjuicios que beneficios cuando no se sustentan en ningún criterio clínico”.
Por eso, ante cualquier duda acerca de si un alimento puede o no sernos perjudicial, ve importante solicitar una opinión médica a un especialista (pediatra, alergólogo o digestivo), quien realizará tanto una valoración clínica, como los estudios complementarios pertinentes, que permitan establecer un diagnóstico preciso.
“En el caso de la lactosa, si, efectivamente, somos intolerantes, deberemos reducir su consumo. Los intolerantes a la lactosa deberán retirar parcial o totalmente la lactosa de la dieta pero a las personas que consumir lactosa no les genera ningún síntoma , la retirada de ésta, no les va a aportar ningún beneficio extra para la salud ya que ni son más digestivas ni adelgazan ni mejoran los procesos respiratorios tales como el asma y sin embargo, sí puede ser perjudicial”, destaca la alergóloga y experta en la materia.
Aquí recuerda que los centros sanitarios son instalaciones seguras frente al contagio COVID-19, ya que todas han diseñado circuitos libres del virus.
Por ejemplo, el Hospital Quirónsalud Madrid cuenta con la certificación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’ que acredita su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.
Según apunta la doctora Sierra, la lactosa es el principal azúcar de la leche: “Es un disacárido que está formado por dos azúcares simples: glucosa y galactosa y así, desdoblada en sus dos azúcares, es como va a ser absorbida en nuestro intestino”.
En concreto, la especialista de Quirónsalud Madrid explica que la enzima que se encarga de desdoblar a la lactosa para que la podamos absorber se llama ‘lactasa’.
“Los pacientes con intolerancia a la lactosa presentan un déficit del enzima, y en ellos la lactosa no puede ser absorbida, queda en la luz intestinal sufriendo la fermentación por la flora intestinal con la aparición de los síntomas típicos de una intolerancia: dolor abdominal, hinchazón, gases, o diarrea entre otros síntomas”, agrega.
De hecho, alerta de que existen estudios científicos que sugieren que la producción de lactasa en el intestino es dependiente y adaptada al consumo mantenido de lactosa, de forma que si eliminamos la lactosa de la dieta durante un tiempo prolongado, nuestro intestino dejará de producir la lactasa.
“Como consecuencia, una persona que era perfectamente tolerante a la lactosa se vuelve intolerante. En el caso de los niños, es muy habitual que se trate de una intolerancia transitoria. En cuanto se vuelve a introducir la lactosa, el intestino vuelve a sintetizar la lactasa y en un tiempo vuelven a ser tolerantes. Sin embargo, ese niño tendrá que pasar por un período de síntomas molestos hasta que vuelva a sintetizar con normalidad el enzima, hecho que puede ser fácilmente evitable”, agrega la alergóloga.
Otro peligro más si se retira sin motivo en los niños
En este contexto, alerta también sobre el peligro de retirar sin indicación médica ciertos alimentos, y en especial durante etapas infantiles de crecimiento, ya que a su juicio supone “un déficit de macro y micronutrientes necesarios para el correcto desarrollo y crecimiento de huesos y de los distintos tejidos”.
Sobre el caso concreto de la lactosa, la experta dice que eliminarla en personas sanas, y muy en particular en niños, es “perjudicial”, debido a que este disacárido juega un papel “fundamental” en la absorción del calcio a nivel intestinal.
“La eliminación de la lactosa en niños sanos, y sin ningún criterio médico, puede afectar la fijación del calcio en sus huesos y, en última instancia, a un déficit en el crecimiento”, sostiene la especialista de Quirónsalud Madrid.
Sí es cierto, según admite, que excepto en el caso de los seres humanos, los mamíferos dejan de consumir leche tras el destete, lo que en muchos casos puede conllevar el que, genéticamente, la lactasa tienda a desaparecer.
“En nuestro caso, salvo muy raras excepciones en las que el bebé nace con un déficit congénito de lactasa, somos tolerantes a la lactosa desde nuestro nacimiento y, como seguimos consumiendo leche, se ha producido una adaptación evolutiva en la mayor parte de las personas, que hace que nuestro intestino siga produciendo la lactasa suficiente que nos permita asimilar la lactosa de la leche a lo largo de nuestra vida”, mantiene la experta.
Con todo ello, y pese a las modas de dietas ‘free’, la doctora Elena Sierra hacie hincapié en la importancia de consultar con un especialista en la materia si aparecieran los citados síntomas de intolerancia a la lactosa (dolor abdominal, hinchazón, gases, o diarrea entre otros síntomas).
“Retirar la lactosa de la dieta sin el consentimiento de un especialista puede conllevar problemas de salud en el largo plazo”, sentencia la alergóloga de Quirónsalud Madrid.