FUENTE: 20 Minutos
Dice el sabio refranero que “más vale prevenir que lamentar”. Sin embargo, en cuestiones alimenticias los españoles no parecemos estar a la altura del dicho. Según los llamativos datos que se desprenden del Oncosaludómetro elaborado por la Fundación CRIS contra el cáncer: el 73% de los encuestados no cumple con los objetivos alimenticios marcador por la Organización Mundial de la Salud, un 10% se encuentra en situación de alto riesgo por su bajo consumo de frutas y verduras, y un 69% consume poco cantidad (o ninguna) de cereales integrales. En el lado opuesto, la herramienta afirma que el 40% de la población debe reducir el consumo de carne roja, un 30 % también tiene que bajar el consumo de bebidas azucaradas y el 50% debería quitar de su dieta los alimentos procesados.
Sin embargo, para su creadora, Emilia Gómez Pardo - doctora en Bioquímica y Biología Molecular, Máster en Nutrición y asesora científica de CRIS contra el cáncer- la prevención en este aspecto es fundamental así como concienciar a las familias de que ayudar a sus hijos a llevar una alimentación sana desde pequeños es la mejor herramienta para reducir el riesgo de sufrir cáncer en la edad adulta: “De las cinco variables que hemos analizado, la que presenta más oportunidad de mejora es la alimentación. Solamente un 30% de los participantes, podría decirse que llevan una alimentación sana y por tanto presentan una fuerte protección contra todos aquellos tipos de cánceres relacionados con un patrón insano. El Fondo Mundial para la Investigación en cáncer asegura que uno de cada 3 cánceres se podría evitar con un peso saludable, una alimentación sana y una vida activa”.
Los resultados de del Oncosaludómetro no dejan lugar a dudas. ¿Cómo se explica que se coma peor en la actualidad cuando en la teoría la sociedad parece estar más informada y sensibilizada hacia una alimentación sana?
Está claro que la salud que es un tema que nos importa y lo tenemos todos encima de la mesa especialmente ahora mismo por lo que nos está tocando vivir con el coronavirus. Y, concretamente, la nutrición es un tema que preocupa y que le ocupa a la gente. Pero la gente se informa pero hay veces que pecamos de qué es información. La nutrición bebe de la ciencia y no porque comamos tres veces al día todos, nos convertimos en expertos en nutrición. Y es verdad que hay muchísima información que no está basada en la evidencia científica y hay mucha gente que está haciendo mucho esfuerzo en adquirir hábitos que lejos de ser saludables son perjudiciales. O sea, que es verdad que la gente se preocupa, pero también es verdad que sigue faltando una educación para la salud y especialmente una educación nutricional.
Usted misma insiste en que estamos estancados en la prevención del cáncer, sin embargo, la alimentación es la herramienta que todos tenemos a nuestro alcance para poner este prevención en marcha. ¿Qué le diría a los padres para concienciarles de lo importante que es cuidar ahora la alimentación de sus hijos para prevenir posibles enfermedades en la edad adulta?
Niños sanos traen consigo adultos sanos. Eso es una realidad y la ciencia lo ha demostrado no solo cuando hablamos de enfermedades. La infancia y la adolescencia tienen que ver con un futuro cardiosaludable, con un futuro oncosaludable... pero también con otras cosas que no son puramente enfermedades como el rendimiento académico de los jóvenes y, por supuesto, con la autoestima y de la percepción que tienen de sí mismos. Cosas que son muy importantes, por ejemplo, para establecer relaciones saludables con la alimentación. Sin duda los padres tienen que ser muy conscientes de que es sembrar hoy para recoger mañana. Y lo primero que tienen que hacer es identificar qué hábitos quieren que aprendan sus hijos y qué alimentos quieren que sean la base de su alimentación. Se ha visto en los resultados del Oncosaludómetro que el 70% de los adultos de nuestra muestra tienen que mejorar en cuestiones alimenticias. Con estos datos, ¿qué educación alimenticia pueden transmitir a sus hijos?
¿Y cómo debería ser esa alimentación saludable? ¿De qué cosas se debe y no se debe prescindir?
Siguiendo el mismo patrón alimenticio preventivo que promociona la salud de los adultos. Los niños son personitas pequeñas, exactamente igual que nosotros, por lo que lo mismo que nos aplica a nosotros se debe aplicar a ellos. Es verdad que la salud excluye ciertos alimentos que, casualmente, son de los que abusan los niños españoles: las bebidas azucaradas, los alimentos ultraprocesados, carnes procesadas... y todo eso al final se traduce, entre otras cosas, en unos porcentajes de sobrepeso y obesidad muy llamativos. El 40%, que es casi la mitad de nuestros niños, tienen exceso de peso y hoy sabemos que el peso en la infancia es determinante en el peso en la edad adulta y que además ese peso está relacionado con algunos tipos de cáncer. Luego es crucial trabajar un peso saludable en los niños y en los adolescentes. El cáncer es una enfermedad de largo recorrido y la nutrición y los hábitos de vida digamos que van dejando miguitas para bien o para mal en ese camino.
¿Qué otros hábitos podemos fomentar desde el hogar?
Todo está muy interrelacionado. Si me apuras te diré que son cinco hábitos. Primero, dejar de consumir productos malsanos, sobre todo, bebidas azucaradas y alimentos procesados. Segundo, tomar muchos más alimentos del mundo vegetal, frutas y verduras. Tercero, dormir más porque la duración del sueño (dormir poco) tiene muchísimo que ver con la obesidad y precisamente tiene mucho que ver también con el cuarto hábito: menos pantallas. Se ha demostrado que los niños que ven muchas pantallas duermen peor, tienen menos hábitos alimenticios, tienen menor rendimiento académico... Es un suma y sigue de situaciones que al final en lo que terminan es en enfermedades. Y desde luego el quinto: actividad física. Que también está muy relacionado con el número número de pantallas que usan los niños. Esos cinco hábitos se deberían trabajar por los padres como un paquete completo porque si no se cuidan terminarán en problemas de alimentación y éstos en problemas sobrepeso y obesidad y eso a su vez te marcará para cardiovasculares, para cáncer, para diabetes y para muchas otras situaciones. Algo que está demostrado científicamente.