FUENTE: 20 Minutos
Las piedras o cálculos renales son trozos sólidos de un material similar al de una piedra por su aspecto que se forman en el riñón cuando existen niveles elevados de ciertas sustancias en la orina. Aunque en pocas ocasiones provocan un daño renal permanente y desaparecen por sí solas, sí es cierto que pueden estancarse en las vías urinarias, bloquear el paso de la orina y generar un intenso dolor e incluso sangrado.
Se trata de una afección común entre la población y se forman cuando hay niveles altos de minerales como el calcio, el fósforo y el oxalato en la orina. Existen cuatro tipos diferentes, siendo las más comunes las piedras de calcio y oxalato. Otro tipo de piedras son las de ácido úrico que se forman cuando la orina esta demasiado ácida, mientras que las piedras de estruvita (magnesio, amonio y fosfato) pueden aparecer cuando se padece una infección urinaria. Por último, las piedras de cistina están compuestas por esta sustancia química producida de forma natural por el organismo y su frecuencia es bastante baja.
¿Cómo identificar este problema renal?
El dolor agudo en la espalda, en la parte baja del abdomen o en un lado de la zona lumbar es uno de los principales signos de alarma de las piedras en el riñón. Como detallan en el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés), otros síntomas habituales son:
Ante cualquiera de estos síntomas es necesario acudir al médico porque podría tratarse de otro problema renal más grave. Además de esta sintomatología es posible que el paciente experimente náuseas, vómitos, escalofríos o fiebre.
¿Cómo se diagnostica? ¿Se pueden tratar?
Ante una sintomatología compatible, los profesionales sanitarios comprueban la historia clínica y realizan pruebas de laboratorio y de imagen para proceder al diagnóstico. Así, lo más habitual es hacer un análisis de orina y otro de sangre para determinar si existen niveles elevados de algún mineral.
Por otro lado, se utilizan imágenes de diagnóstico para averiguar las causas que provocaron la formación de piedras mediante una radiografía abdominal o una tomografía computarizada.
Respecto a su tratamiento, si la piedra es pequeña puede que el médico te prescriba la toma de algún fármaco para el dolor y la ingesta de suficiente líquido para expulsarla a través del tracto urinario. No obstante, si es de mayor tamaño y bloquea las vías urinarias es posible que sea necesario otro tratamiento.
"Una opción de tratamiento es la litotricia por ondas de choque para romper las piedras en trozos pequeños", explican en la American Kidney Fund. Por otro lado, la ureteroscopia es una opción en la que el profesional sanitario introduce un instrumento para encontrar y eliminar la piedra. Es poco frecuente que se requiera una cirugía denominada nefrolitotomia percutánea para el tratamiento de las piedras en el riñón.
¿Cómo prevenir su formación?
La mejor manera de prevenir la aparición de piedras es beber suficientes líquidos cada día porque mantendrá "la orina diluida y ayudará a eliminar los minerales", subrayan desde el NIDDK. El agua es la mejor opción, pero también es posible la ingesta de otros líquidos como las bebidas cítricas. "Algunos estudios muestran que la limonada y el jugo de naranja protegen contra las piedras en los riñones porque contienen citrato, lo que impide que los cristales se conviertan en piedras".
Asimismo, se recomienda reducir el consumo de sal y de proteínas de origen animal, como carnes y huevos.La dieta debe ser equilibrada y también se aconseja reducir la ingesta de cafeína o té. Cabe destacar, que el ejercicio físico de forma regular, como caminar diariamente, contribuye a la prevención de cálculos renales.