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En el etiquetado de muchos productos se puede leer "Puede contener trazas de frutos secos", una inscripción que de nada sirve a aquellas personas que sufren graves reacciones a la proteína del cacahuete y que optan por no comer nada de ese producto.
De este modo, un nuevo estudio realizado por la doctora Lynne Haber, toxicóloga principal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati, publicado en la revista Food and Chemical Toxicology, ha intentado descubrir cuál es la cantidad de proteína de cacahuete hará tener una reacción alérgica a las personas sensibles al cacahuete que no tienen una alergia severa al mismo, según InfoSalus.
Los científicos trataron de encontrar lo que llamaron una "dosis provocadora", es decir, la cantidad de proteína de cacahuete que puede causar reacción a un porcentaje de pacientes sensibles a este fruto seco.
Así, se analizó la respuesta de 481 pacientes en estudios doblemente ciegos controlados con placebo, a los que se les fueron dando dosis cada vez más grandes de proteína de cacahuete, de forma controlada, hasta que el paciente tuvo una reacción alérgica.
¿Cuál es la cantidad de cacahuete que provoca una reacción alérgica?
La dosis provocadora en el 1% de los pacientes alérgicos al cacahuete fue de 0,052 miligramos de proteína de cacahuete, aproximadamente el peso de un solo grano de sal. La dosis que provocó la reacción en el 5% de los pacientes se calculó en 0,49 miligramos de proteína de cacahuete, lo que equivale al peso de un grano de azúcar, añade la investigadora.
"El riesgo se basa en una combinación de la peligrosidad inherente de algo y la cantidad de esa sustancia a la que se expone una persona", explica Haber. "El arsénico es más tóxico que el cloruro de sodio, también conocido como sal de mesa, pero si no se está expuesto a ningún arsénico, no supone ningún riesgo", detalla la doctora en declaraciones recogidas por InfoSalus.
"La cantidad de exposición también es importante para determinar el riesgo", añade Haber, que afirma que se está pasando a un etiquetado basado en una combinación del peligro inherente de una sustancia y la cantidad que contiene el producto, algo que ya se está haciendo en Australia, Nueva Zelanda y Europa.