FUENTE: La Razón
Algunos de los problemas más frecuentes en los pies de los corredores se dan en las uñas, que para muchos es realmente su punto débil. Los constantes impactos que se realizan contra el suelo pueden dañarlas y hacer que entrenar sea un verdadero suplicio. Uñeros, uñas que se ponen negras, que se caen... Su cuidado es tan importante como el del resto del pie. Por eso, cualquier cambio que se produzca en forma o color puede ser un primer síntoma de patología unguel, por lo que es recomendable revisarlas prácticamente a diario.
«Más del 80% de los corredores ha tenido o tendrá algún problema en las uñas de los pies», afirma Víctor Alfaro, CEO de Podoactiva y responsable de Podología del Real Madrid C. F.
Los traumatismos por golpes o roces son bastante comunes, ya que al correr, los dedos del pie no se mantienen horizontales, sino que impactan con el dorso de la zapatilla. «Ese microtraumatismo repetido en miles de pasos genera el mismo efecto que un único traumatismo grande», explica Alfaro. El problema es que «puede derivar en un hematoma subungueal», es decir, un hematoma debajo de la uña que puede generar en el corredor un dolor muy agudo (en otras ocasiones ni se nota).
El tratamiento consiste en sacar la sangre de debajo de la uña: «Se debe de acudir al podólogo antes de las 48 horas de que aparezca el hematoma subungueal, ya que cuando la sangre se coagula, aumenta de tamaño y hace un efecto de “falca” debajo de la uña y la despega del lecho haciendo que se pierda la uña. Si la sangre se drena en esas 24-48 horas, muy probablemente no se perderá la uña y con la técnica correcta es un proceso totalmente indoloro», ya que esta parte del cuerpo «no tiene terminaciones nerviosas. En caso de que no se pueda acudir a la consulta de un podólogo hay que drenarla usando una aguja desinfectada», precisa el especialista.
Otro problema bastante frecuente es la onicocriptosis (uñas incarnadas). Se produce cuando un borde de la uña penetra en la piel del dedo, sobre todo en el dedo gordo, causando dolor, enrojecimiento e inflamación.
Para prevenirlo, lo mejor es usar un calzado que no presione mucho en la puntera (si va a comprar un calzado los expertos recomiendan hacerlo al finalizar el día y probárselo de pie con el tipo de calcetín que vaya a usar) y cortarse las uñas de forma recta, algo que la mayoría hacemos mal, ya que se suelen cortar redondeadas y esa forma es precisamente la que hace que haya más posibilidades de que se formen uñeros a medida que crece la uña. «Lo ideal –explica el podólogo– es cortar las uñas evitando dejar esquinas, ya que en caso de hacerlo, la carne ocupa el lugar que debía de ocupar la uña y cuando esta crece tiene muchas más posibilidades de clavarse. También es importante no dejarlas excesivamente cortas, porque su misión es proteger el final del dedo».
En caso de infección, «el tratamiento consiste en retirar en la clínica la zona de uña clavada (que conocemos como espícula)» y si fuera necesario «antibiótico, bien mediante cremas o pomadas o bien por vía oral en los casos más importantes». «Si este problema es recurrente, se puede solucionar de forma definitiva con una pequeña cirugía que se realiza de forma ambulatoria con anestesia local en la clínica» con la que «la uña queda ligeramente más estrecha, pero se soluciona el problema de forma definitiva. Salvo en contadas ocasiones nunca aconsejamos arrancar las uñas».
Otro problema habitual en los corredores de larga distancia es la onicogrifosis. «Es el engrosamiento de las uñas, principalmente de la del primer dedo. Si la pala de la zapatilla es muy baja, este problema puede verse agravado. La solución a este problema es visitar periódicamente al podólogo para que mediante el fresado de la uña, disminuya su espesor. También es importante valorar el cambio de zapatillla a una que tenga la pala más alta», aconseja el especialista.
Independientemente del deporte que uno haga, puede sufrir «onicomicosis, una infección por hongos de una o varias uñas de los pies. Lo que observamos en estos casos es un cambio de color y de textura de la uña. Estos cambios serán diferentes en función del hongo que tenga el corredor». Ahora bien en ocasiones el traumatismo repetido de la uña contra el dorso de la zapatilla puede hacer que esta se engrose y se despegue, pareciendo que uno tiene hongos sin tenerlos, de ahí que «lo más importante antes de aplicar ningún tratamiento sea tener un diagnóstico correcto», destaca Alfaro, que explica que «los tratamientos pueden ser en forma de lacas que incorporan distintas medicaciones, mediante medicación por vía oral y en ocasiones se pueden combinar con otras terapias como el láser, que lo que hace es matar el hongo mediante calor».
Consejos para cuidar las uñas del corredor