FUENTE: La Razón
Las pautas actuales para el manejo de la osteoporosis señalan específicamente las fracturas de cadera o columna vertebral como un factor determinante para aumentar el riesgo de fracturas óseas posteriores. Pero un nuevo estudio dirigido por UCLA y publicado en la revista científica «EClinicalMedicine», sugiere que las fracturas en el brazo, la muñeca, la pierna y otras partes del cuerpo también deberían hacer sonar las alarmas. Así, «la aparición de una fractura, sin importar la ubicación, indica una tendencia general a romper un hueso en el futuro en una ubicación diferente», asegura la doctora Carolyn Crandall, autora principal del estudio y profesora de Medicina en la Facultad de Medicina David Geffen de UCLA.
«Las guías clínicas actuales solo han enfatizado las fracturas de cadera y columna, pero nuestros hallazgos desafían ese punto de vista», advierte Crandall, quien hace hincapié en que «al no prestar atención a qué tipos de roturas aumentan el riesgo de futuras fracturas, estamos perdiendo la oportunidad de identificar a las personas con mayor riesgo de estos problemas y asesorarlas sobre la reducción del peligro». En este sentido, tal y como apunta la investigación, «las mujeres posmenopáusicas y sus médicos pueden no haber sido conscientes de que incluso una fractura de rodilla, por ejemplo, está asociada con un mayor riesgo de futuras roturas en otras partes del cuerpo».
En concreto, los investigadores examinaron los registros de 1993 a 2018 de más de 157.000 mujeres de 50 a 79 años y, tras analizarlos, encontraron que entre las mujeres posmenopáusicas, las fracturas iniciales en cualquier parte del cuerpo se asociaron con un aumento del riesgo de aproximadamente de tres a seis veces de en la aparición de roturas posteriores, hallazgo que se mantuvo para todos los grupos de edad estudiados.