Actualmente cuando se anuncian los productos dermocosméticos, suelen publicitarse “contiene ácido hialurónico” como si con esta información fuera el punto definitivo para el consumidor final. Y, de hecho, en la farmacia comunitaria lo podemos comprobar ya que muchos usuarios una vez oyen “ácido hialurónico”, no cuestionan y confían en el producto que ofrecemos. ¿Qué lo hace tan especial? Analicémoslo.

 

Breve introducción del ácido hialurónico (AH)

El ácido hialurónico (AH) es un glucosaminoglucano, es decir, un polisacárido de alto peso molecular con una estructura de unidades disacáridas repetidas con aproximadamente 200-10.000 polímeros lineales polianiónicos de N-acetilglucosamina unidas al ácido D-glucorónico [ácido D-glucorónico (1-B-3) N-acetil-D-glucosamina (1-B-4)]n.

Este polisacárido está presente en los tejidos y fluidos corporales de nuestro organismo y se sintetiza en el sistema vacuolar o de endomembranas de las células mesenquimales (condroblastos, osteoblastos, células musculares lisas y fibroblastos, con especial énfasis en estos últimos) y en menor medida de las epiteliales (queratinocitos). Distinguimos 2 tipos de AH que se clasifican en relación con la cantidad de unidades de disacáridos, es decir por su tamaño, que a su vez su tamaño está relacionado con las funciones e indicaciones específicas.

La concentración de AH varía en función de su localización:

  • Cordón umbilical (4.100mg/ml)
  • Líquido sinovial (1.420-3.600mg/ml)
  • Cuerpo vítreo (140-338mg/ml)
  • Dermis (200mg/ml)
  • Linfa (8,5-18 mg/ml)
  • Orina (0,1-0,5mg/ml)
  • Suero (0,01-1,0mg/ml)

Como acabamos de ver, el AH no presenta una alta concentración en la dermis si lo comparamos por ejemplo con el líquido sinovial. A pesar de este hecho, la dermis constituye el principal reservorio con aproximadamente el 50% del AH corporal. Esto se debe a la gran extensión/tamaño del órgano y además a que el AH está localizado en el estrato espinoso y en menor medida, en la capa basal; concretamente entre las fibras colágenas y elásticas y relacionado con las microfibrillas de colágeno.

Desafortunadamente, la cantidad de AH en la piel no permanece invariable, si no que tiende a disminuir con la edad. En la epidermis, concretamente las capas espinosa y basal tienen disminuido el AH mientras que en las capas córnea y granulosa no encontramos AH independientemente de la edad del usuario. En la dermis, la capa periférica posee microfibrillas de colágeno, entre las cuales se encuentran los proteoglucanos imprescindibles para la formación de AH. En el único caso que se ha visto aumentado durante la madurez ha sido en la capa papilar de la dermis.

Además, cuando se forman cicatrices tisulares, la distribución del AH varía conforme envejece la cicatriz; cuando las cicatrices son antiguas la distribución es más homogénea en comparación con aquellas formadas recientemente, salvo porque presentan una capa más fina de AH. En otros casos como las queloides, la dermis papilar es igual a la reticular. Por otro lado, las cicatrices hipertróficas, tienen una delgada banda en la dermis papilar.

De hecho, cabe destacar que algunos estudios realizados en medios de cultivo señalan que este reservorio puede aumentar (agentes inductores) o disminuir (agentes inhibidores). Como agentes inductores se incluyen el ácido retinoico y el estradiol, mientras que entre los inhibidores encontramos el cloruro cálcico, seguir una alimentación rica en ascorbato y la administración tópica de corticoides. Estos agentes modifican tanto la cantidad como la distribución, proporción relativa y estructura de los proteoglicanos del tejido conectivo.

 

El valor del AH en cosmética y estética

Como hemos comentado previamente, los cosméticos que contienen AH cobran valor para los pacientes que acuden a la farmacia. Esto se debe precisamente a que sus funciones a nivel de la dermis se han hecho familiares para la población y estas son:

  • Estimula la producción de AH natural.
  • Hidrata y mantiene la viscoelasticidad de la piel.
  • Permite rellenar las arrugas captando agua.
  • Acelera el proceso de cicatrización.
  • Evita la hiperpigmentación en el postratamiento dermatológico de peelings superficiales, dermoabrasión, depilación o tratamiento láser o tatuajes.

Por todo ello, es un ingrediente imprescindible en dermocosmética, tanto para combatir el envejecimiento de la piel (antiaging), como para la mejora de la cicatrización de lesiones.

Dependiendo del tipo de AH podemos tener las siguiente aplicaciones:

  • Alto peso molecular (largas cadenas de unidades de sacáridos): gran capacidad para captar humedad, pero poca penetración. Hidratante, reduce la pérdida de agua y alisa arrugas. Indicado especialmente para pieles jóvenes.
  • Bajo peso molecular (cortas cadenas de unidades de sacáridos): no retiene tanta humedad y penetra mejor en la piel. Activa la formación de AH natural y rellena las arrugas. Indicado para pieles maduras.

¿Cómo podemos conocer en el etiquetado qué tipo de ácido hialurónico? Podemos observar en la composición que el AH puede aparecer bajo el nombre de sodium hyaluronate, hyaluronic acid y hyaluronic salt y cuando se añade “hydrolized” (hidrorizado)hace referencia al de bajo peso molecular

La fuente de obtención del AH guarda una relación directa con el peso molecular del mismo; En concreto, para obtener AH de bajo peso molecular se emplean cepas de estreptococos que, a través de mecanismos biomiméticos, que producen ácido hialurónico. Por otro lado, el AH de alto peso molecular, se extrae de fuentes de origen animal (crestas de los gallos entre otros).

Desde hace unos años, esta biomolécula se emplea en estética como agente de relleno (filler) para restaurar el volumen de la piel, minimizando la apariencia de las arrugas, así como los pliegues que se forman en el labio superior conocido coloquialmente como “código de barras”.

El AH se inyecta en los pliegues del rostro, en este caso se emplea AH reticulado, que forma una red cuyas propiedades son proporcionar mayor consistencia y dificulta su absorción favoreciendo que permanezca más tiempo en el lugar inyectado ya que en condiciones normales, tiende a disminuir al ser absorbido por nuestro organismo.

 

Uso médico: viales con ácido hialurónico

Hasta ahora nos hemos limitado a mencionar los usos del AH en cosmética y estética, sin embargo, existen presentaciones autorizadas de viales que contienen ácido hialurónico de alto peso molecular con un elevado grado de pureza para el tratamiento de artrosis de rodilla. A diferencia de lo anteriormente visto, se administra por vía intraarticular induciendo a la normalización de la viscoelasticidad del líquido sinovial y activando los procesos reparadores de los tejidos a nivel del cartílago. Todo ello con el objetivo de alcanzar un correcto funcionamiento articular de la rodilla artrósica y consecuentemente, alivio del dolor.

 

 

FUENTES:

Guerra Tapia A., Gómez de la Fuente E. El ácido hialurónico y sus aplicaciones en dermatología. Vol. 89, Núm, 9; Páginas 435-443 (septiembre 1998).

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