FUENTE: Diario Médico
Un tercio de la población infantil y adolescente en España presenta sobrepeso u obesidad debido a las consecuencias y los estilos de vida impuestos por la pandemia de covid-19. Pero, además, en los últimos 20 años la prevalencia mundial de las tasas de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes se ha duplicado, pasando de 1 de cada 10 a 1 de cada 5.
“España, junto con Reino Unido, presenta las cifras más elevadas de obesidad infantil en Europa, superando incluso a las de Estados Unidos. Las consecuencias de este fenómeno se traducen en comorbilidades derivadas que, como la diabetes, se ha convertido en otra pandemia paralela a la de la obesidad”, ha puesto de relieve Jesús Argente, catedrático de Pediatría de la Universidad Autónoma, y jefe del Servicio de Pediatría y Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil Niño Jesús, ambos en Madrid.
Nueva herramienta de apoyo
Alimentación equilibrada, ejercicio físico y apoyo psicológico son los ejes centrales del abordaje de la obesidad tanto en adultos como en niños y adolescentes.
Sin embargo, el apoyo farmacológico para cerca del 30% de los que presentan sobrepeso u obesidad en España, no estaba aún contemplado hasta este momento en el que se ha anunciado la disponibilidad del primer fármaco aprobado en nuestro país con la ampliación de la indicación de liraglutida de 3.0 mg, un análogo de péptido 1 similar al glucagón (GLP-1) con un 97% de similitud con el GLP-1 humano natural, desarrollado y comercializado por la farmacéutica Novo Nordisk como Saxenda, para el grupo de edad entre los 12 y los 17 años.
“La introducción, a partir de los 12 años abre un nuevo hito que, no obstante, tendremos que ir utilizando y controlando para ir evaluando los múltiples factores que intervienen en el desarrollo de la obesidad. Se trata de aplicar un ejemplo de medicina personalizada en la que pediatras y pediatras endocrinológicos iremos observando y aprendiendo la respuesta individualizada de cada adolescente”, seña el profesor, que ha participado en la presentación en España de este tratamiento para la obesidad en este grupo de edad.
Marta Ramón, jefa del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona, considera “alarmante el progresivo aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en esta franja de edad. En concreto, en algunas comunidades autónomas puede llegar hasta el 40%”. Factores socio- económicos, nuevos modelos familiares, hábitos de alimentación y modelos de vida son algunas de las causas que facilitan el desarrollo de la obesidad en las nuevas generaciones.
Efectos a corto y largo plazo
Según la profesional, más del 80% de los afectados son propensos a seguir siéndolo en la edad adulta, aunque, a corto plazo, “pueden padecer apnea del sueño, depresión, acoso escolar, falta de movilidad en la práctica deportiva. En la vida adulta conlleva una disminución de la esperanza y calidad de vida por las comorbilidades asociadas, como diabetes, alteraciones del metabolismo del ácido úrico y enfermedades cardiovasculares”.
Así, la entrada de liraglutida como parte del tratamiento integral del sobrepeso y la obesidad supone un importante paso, “una posibilidad más de tratamiento personalizado y completo, que contempla la pérdida de peso y no recuperarlo”, indica Francisco Pajuelo, director médico de Novo Nordisk.
En adolescentes, el Indice de Masa Corporal (IMC) (kg/m2) es el parámetro de referencia para la administración de liraglutida, señala Argente, quien indica que su pauta de administración es de una sola inyección subcutánea y su mecanismo de acción se centra en la inhibición del apetito, generando un aumento de la saciedad por vaciamiento gástrico a través de la actividad sobre vías neutransmisoras del apetito y la saciedad.
Pérdidas cercanas al 5%
En el ensayo clínico fase III, aleatorizado y doble ciego, con liraglutida 3.0 mg se han evidenciado mejoras en el IMC y en el peso de 251 adolescentes con obesidad y en conjunción con un estilo de vida saludable.
Después de 56 semanas de tratamiento, hubo una diferencia en el IMC de los tratados con liraglutida 3.0 mg, en el que los adolescentes lograron una reducción del 4,29% en el IMC, frente al incremento del 0,35% con placebo. Además, el 43,3% de los adolescentes tratados experimentaron una reducción del 5% en el IMC en la semana 56, comparado con el 18.7% con placebo. Un 26,1% tuvo una reducción del 10%, o más, en comparación con el 8,1% con placebo.