FUENTE: 20 Minutos
El gran porcentaje de intoxicaciones alimentarias, sobre todo durante los meses de verano, se debe en parte a la ingesta de huevo y salsas. No obstante, el pollo también puede estar contaminado por determinadas bacterias perjudiciales para la salud, por lo que resulta fundamental adoptar una correcta higiene a la hora de cocinarlo y conservarlo en condiciones óptimas.
Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en 2016 evidenció que en la mayoría de productos de pollo (88%) había presencia de la bacteria 'Campylobacter', la cual origina la gran parte de intoxicaciones alimentarias.
De esta manera, el riesgo de infección es considerable si no se tiene en cuenta el cocinado o si se realiza una mala manipulación de la carne de pollo. "Afortunadamente la bacteria muere con facilidad a temperatura de cocinado, por lo que si se toman las debidas precauciones no habrá problema", advierte la OCU.
¿Por qué es preferible no lavar el pollo crudo?
Una de las primeras recomendaciones para asegurar la inocuidad en los productos de pollo es no lavarlos. Según la OCU, esta acción que es realizada por un amplio porcentaje de consumidores puede incrementar el riesgo de infección alimentaria porque puede hacer que las bacterias se propaguen por toda la carne, por la cocina o por otros alimentos.
No se deben utilizar los mismos utensilios de cocina para otros alimentos.
Por tanto, se aconseja cocinar bien el pollo y no dejarlo crudo asegurándonos de que el centro quede bien hecho, lavar todas las herramientas de la cocina que se vayan a utilizar para el cocinado y extremar la higiene de manos con agua y jabón antes de manipular cualquier alimento. Asimismo, se aconseja no utilizar los mismos utensilios para el pollo que para otros productos con el fin de evitar la contaminación cruzada.
Una vez cocinado se deben haber destruido todas las bacterias, pero se aconseja no dejarlo a temperatura ambiente, ya que podrían reproducirse. Así, se puede conservar el pollo cocinado en un frigorífico durante un máximo de 48 horas, añaden desde la organización.
La carne de pollo debe conservarse a una temperatura inferior a los 4º C.
Congelar el pollo si no se va a consumir en 24 o 36 horas
Para mantener la carne en condiciones óptimas y conservarla adecuadamente, lo primero que hay que hacer es evitar que se rompa la cadena del frío. "Transportar el pollo en una bolsa hermética y si no se va a consumir en 24-36 horas es mejor que lo congele", aseguran en la OCU. Por otro lado, la carne de pollo debe conservarse en "a una temperatura por debajo de los 4º C para evitar la aparición de bacterias".
Asimismo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) ofrecen las siguientes recomendaciones para evitar riesgos por el consumo de pollo: