FUENTE: 20 Minutos
Aunque menos conocida que otras, como la alergia al polen o a los ácaros, la alergia al látex es cada vez más común y más grave, pues repercute de una manera muy directa en el día a día de las personas que la padecen. Y es que, aunque muchas veces pase desapercibido, el látex está presente en miles de objetos que utilizamos a diario, en concreto, se calcula que unos 40 mil.
No se conoce con exactitud cuántas personas la padecen, pero según datos de la Fundación BBVA, se calcula que afecta a algo menos del 1% de la población y se sabe que está relacionada con otros tipos de alergia, sobre todo alimentarias, y que es más común entre los sanitarios (entre el 5% y el 17%) o personas que trabajan con productos hechos con látex.
¿Qué es látex y dónde se encuentra?
El látex de caucho natural es el líquido lechoso que circula por los vasos del árbol del caucho y que se utiliza para hacer muchos objetos de uso cotidiano y sanitario, como guantes, todo tipo de gomas, globos, preservativos… especialmente los elásticos, que liberan más alérgenos que los duros. Es tan común, que hay muchos objetos en los que no es evidente, como alfombras de baño, cables o bañadores, como podemos ver en el Listado de objetos con látex elaborado por la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex.
Este material está muy presente en objetos del ámbito sanitario, de ahí que su impacto entre los profesionales de la salud sea tan grande.
¿Qué reacciones produce la alergia al látex?
Los síntomas de la alergia al látex son bastante comunes a otras alergias, sobre todo las alimentarias, pues se manifiesta en forma de dermatitis, hinchazón, picor, lagrimeo… y en casos graves dificultad respiratoria o sibilancias, asma, opresión torácica o rubor, palpitaciones y mareo, hipotensión e incluso choque anafiláctico.
Yolanda Acosta Marcos, que trabaja desde los 20 años como sanitaria en una residencia de ancianos, nos cuenta cómo afecta en su día a día ser una persona con alergia al látex, “al principio de trabajar en la residencia no tenía ningún problema, pero al cabo del tiempo me empezó a salir un sarpullido en las manos, luego en el cuello… hasta que un día, me toqué la zona de la boca, se me hinchó todo y tuvieron que llevarme a urgencias a picharme el Urbason”. Los episodios se repetían continuamente y la alergia era muy fuerte, por lo que tardaron pocos meses en descubrir el origen de su alergia, “cada vez iba a más, incluso al hacerme un análisis, solo el roce de las gomas que te ponen alrededor del brazo, me daba reacción…”, nos cuenta.
A partir de entonces, descubrió que no solo había desarrollado alergia al látex, “también tengo a los antibióticos y a varias frutas”, porque este tipo de alergia está muy relacionada con alergias alimentarias. Es lo que conoce como síndrome látex-frutas, personas sensibilizadas al látex y a frutas como plátano, kiwi, aguacate o castaña, e incluso a varios frutos secos. También tienen más probabilidad de padecer esta alergia, las personas que están en contacto continuo con este material (sanitarios, trabajadores de la industria alimentaria…) y los niños con espina bífida, en los que la prevalencia es de entre el 30 y el 70%.
El día a día de una sanitaria con alergia al latex
El día a día de una persona con esta alergia es complicado, similar incluso al de las personas que tienen celiaquía. Y es que, como hemos apuntado, el látex es un material muy usado y muchas veces se encuentra en objetos de manera muy poco evidente. En profesiones como la de Yolanda, el día a día se complica aún más, “en el trabajo me hicieron caso desde el minuto cero, y estoy muy agradecida, pero al principio fue complicado. Me compraron material para mí sola, como guantes de nitrilo, pero no funcionó, pues yo no usaba guantes de látex, pero mis compañeras sí, y solo con tocar algo que ellas habían tocado antes, me provocaba una reacción.
Cuando vieron que con cambiar mis guantes no era suficiente, ahora también es un lugar prácticamente libre de látex”. Y no es fácil, porque en el ámbito sanitario, está por todas partes, “desde los típicos guantes, hasta en las jeringuillas, los tensiómetros, las gomas para hacer un análisis… A día de hoy es más fácil porque hay muchas cosas que ya no se hacen con látex, pero cuando me pasó a mí hasta 20 años, prácticamente era todo de este material”, cuenta Yolanda.
Por este motivo, los pacientes de los centros de salud y hospitales con alergia al látex, también sufren las consecuencias, “tuve varias operaciones, y como no sabían que era alérgica al látex, salieron mal, me provocaban mucha reacción. Por suerte, ahora, en los hospitales ya tienen quirófanos libres de látex.
Pero en el ambulatorio me costó muchas quejas para que me hicieron caso, porque hasta hace poco no lo habilitan para alérgicos al látex, y yo así no puedo hacerme ni un análisis”, reclama Yolanda. Además, comenta que tuvo que ir acompañada de un alergólogo para ponerse la vacuna contra el coronavirus.
¿Cómo se trata la alergia al látex?
El mejor tratamiento contra la alergia al látex es la prevención, como afirman desde la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex, es la prevención. Y esta prevención pasa, sobre todo, por adoptar algunas medidas para evitar su sensibilización en personas con riesgo de padecerla, como “no dejar hinchar y jugar con globos a niños atópicos, realizar una asistencia sanitaria libre de látex en pacientes con espina bífida o usar guantes bajos en alérgenos y sin polvo en personal sanitario, que son medidas recomendadas por los alergólogos”.
En cuanto a las personas ya sensibilizadas, se deberán extremar las medidas preventivas que les eviten sufrir reacciones alérgicas, especialmente en el hogar, pero también en puestos de trabajo, centros hospitalarios y colegios. Esta tarea es ardua, pues son muchos los objetos cotidianos que contienen látex y poca información al respecto, por eso los pacientes como Yolanda se quejan de que “es una alergia todavía muy desconocida, y cada vez somos más, sobre todo en gente que, como yo, desarrolla la alergia por estar en contacto con él. Estamos luchando para que en los productos ponga, como ya está ocurriendo con el gluten, que son productos libres de látex, porque muchísimos productos tienen látex y no sabemos, y a los alérgicos nos puede dar mucha reacción”. A día de hoy son los propios pacientes los que tiene que observar si un producto contiene cis-1,4 poliisopreno, que es como se conoce el producto químico.
Se está avanzando en tratamientos, como vacunas -que a Yolanda no le funcionó-, pero mientras la sociedad no esté concienciada, a los pacientes les toca ser muy precavidos, llevar algún tipo de distintivo que los identifique como alérgicos al látex y cargar siempre con adrenalina, “yo tengo que llevar dos cartuchos de adrenalina y me las tengo que pagar yo, cuando es una medicina para una cuestión de vida o muerte”, afirma Yolanda.
Eso sí, a pesar de las dificultades, ha aprendido a vivir con ello, "al principio es muy difícil y tienes mucho miedo a todo, pero hay que seguir para adelante, aprender a vivir con ello, como con muchas otras cosas. Deberíamos estar más concienciados con las alergias, porque cada vez son más".
Aunque aún queda mucho camino por recorrer, poco a poco, también se están dando pasos para concienciar sobre el uso de guantes de látex y la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología) está trabajando para que se tome en cuenta su manifiesto sobre el uso del látex.