Sistema de etiquetado medioambiental en un champú

FUENTE: El Mundo

Hace 10 años la industria cosmética trabajaba para reducir las emisiones en las fábricas donde se producían los champús, cremas o maquillajes. Hoy ya pueden calcular cuánta agua se ha gastado en la fabricación del bote de champú que estás usando, o la electricidad que se necesita para calentar el agua que requiere el aclarado.

El sector de la belleza lleva años trabajando en materia de sostenibilidad pero ahora está en una segunda fase, en la que quiere ir mucho más allá. Ahora ya no vale sólo con utilizar envases reciclados. Que los ingredientes con los que se formulan los productos se hayan recogido sin perjudicar el medio ambiente, que los citados envases se puedan reciclar e incluso rellenar, que el camión que los lleva de la fábrica a las tiendas no contamine o que su uso no implique un despilfarro de agua son algunos de los objetivos de la industria.

Uno de los ejemplos lo vemos en el grupo francés L'Óreal, que aprobó su primer gran programa de sostenibilidad en el año 2013. Entonces los objetivos eran reducir las emisiones de CO2 o apostar por los envases reciclables, mientras que ahora, con 2030 como objetivo, "se ha dado un gran paso, será el verdadero momento de la transformación", señala Íñigo Larraya, director de RSC del grupo galo.

El plan se llama L'Óreal for the future y una de las novedades es un original y revolucionario sistema de etiquetado que permite seguir la huella que ha supuesto la fabricación de ese producto en el medio. Esta herramienta analiza toda la cadena de valor y puede medir la huella hídrica y de carbono que ha generado un champú, desde la obtención de la materia prima en Indonesia, por ejemplo, pasando por el proveedor hasta llegar la 'última milla', cuando se coloca en el lineal.

CADENA DE VALOR

La herramienta da una puntuación que va de la A a la E, siendo la A la nota con menor impacto y la E la de mayor impacto. Puntúa, por ejemplo, en función del porcentaje de energía renovable de las fábricas por donde ha pasado, o de plástico reciclado, si sus ingredientes vienen de un aprovisionamiento solidario...

Cuando los productos tienen una etiqueta D y E se ofrecen alternativas más sostenibles dentro de la misma marca, pero "se comparan productos iguales", desodorantes, cremas o champús entre sí. Por ejemplo, si un champú en spray aclara más rápido (gasta menos agua) que uno sólido o en crema se ofrece este último como alternativa al que supuestamente es más contaminante.

Esto es novedoso, porque implica que una marca recomienda algunos de sus productos sobre otros que tienen peores parámetros. De esta manera "este sistema de etiquetado no es sólo una herramienta de marketing, que lanza productos con notas A y B, sino que reconocemos que no todos los artículos que fabricamos tienen el mismo estándar de sostenibilidad y damos alternativas", señala Larraya.

Es algo parecido al semáforo nutricional que se va a implantar en la alimentación, también conocido como Nutriscore, que etiqueta los productos por colores en función de sus ingredientes y los compara con semejantes. En este caso el objetivo es obligar a los fabricantes a hacer productos más saludables.

En el caso del cosmético, esta clasificación se renueva cada cinco años y de momento tienen una experiencia piloto con el etiquetado de los productos de Garnier, aunque "irán entrando más marcas antes de final de año".

OBJETIVO: 2030

Procter & Gamble también se ha marcado 2030 como fecha para cumplir sus objetivos. P&G Responsible Beauty es la plataforma de belleza responsable de P&G Beauty y en junio de 2020 compartió sus objetivos de belleza sostenible para 2030. Pretenden, en línea con el sector, impulsar marcas responsables que promuevan la sostenibilidad social y medioambiental, innovan en ingredientes proporcionando productos eficientes en agua e innovaciones de productos sin agua.

También se han marcado como objetivo que en 2030 los envases sean 100% reciclables o reusables. En febrero, el grupo lanzó su primer sistema de botellas de aluminio reutilizables y rellenables con Pantene, Aussie, H&S y Herbal Essences. Se trata de una nueva botella reutilizable de aluminio 100% y un recambio reciclable, fabricado con un 60% menos de plástico por mililitro en comparación con una botella de champú estándar.

De esta manera, P&G Beauty quiere reducir el uso de plástico virgen en un 50% en sus champús antes del final de 2021. "Con P&G Responsible Beauty hemos fijado unos estándares que aseguren mejores productos y un mundo mejor para las personas y para nuestro planeta", en palabras de Alex Keith, CEO de P&G Beauty.

Incluso Inditex, el grupo dueño de Zara y que acaba de lanzar su primera línea de cosmética, lo ha hecho con envases recargables que favorecen la reutilización, y con envases de vidrio reciclable.

Como explican desde la consultora Lantern, especializada en gran consumo, la apuesta en belleza "es por los productos sostenibles y la tecnología. "Se contempla una especial atención al empaquetado mínimo, ecológico y a la cosmética con 'impacto' o 'belleza limpia', donde las marcas deberán de mostrar sus valores más allá del impacto neutro".

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