Fuente: La Razón
Amamantar a un hijo es una de las experiencias más naturales y bonitas que puedes tener en tu vida, siempre que sea lo que la madre quiere. A veces los comienzos son duros, y lograr el establecimiento de la lactancia puede llevar un tiempo, especialmente si se es madre primeriza y no se cuenta con un buen consejo detrás de personas formadas en lactancia materna.
Desde el Servicio de Lactancia de Quirónsalud Valencia recomiendan precisamente a las madres primerizas que en los primeros días tengan paciencia y tranquilidad, ya que es algo nuevo para todos, tanto para la madre, el padre, como para el recién nacido, y sobre el que todos tienen que aprender.
Paloma de Miguel es experta en lactancia materna, es consultora internacional de lactancia y cuenta con un grado de referencia en la materia, el IBCLC (International Board Certified Lactation Consultant). Señala que la forma en la que se produce el propio parto influye en el establecimiento de la lactancia materna, de forma que cuanta menos intervención y más fisiológico sea, mejor.
“Si el bebé nada más nacer es colocado encima del cuerpo de la madre sin separar, en el llamado ‘piel con piel’, poco a poco pondrá en marcha una serie de mecanismos reflejos instintivos que ayudarán a que alcance el pecho por sí mismo. Si esto ocurre así, llevamos mucho adelantado ya que este primer agarre va a ser óptimo y crea impronta. En ocasiones, si hay medicalización o separación, es posible que esto no ocurra así y sea necesario ayudar con un agarre dirigido”, detalla.
Además, De Miguel advierte de que la cesárea no contraindica un piel con piel, al mismo tiempo que recomienda esta práctica entre las dos y cuatro horas tras el nacimiento, y siempre que el bebé esté mamando no tener prisa por separarlo.
Primera toma de tu bebé
Una de las dudas frecuentes de las madres es cuándo tiene que dar la primera toma a su bebé. Lo ideal, según destaca la consultora internacional de lactancia, es que la primera toma se produzca en la primera hora de vida: “Se suele recomendar esperar hasta ese momento para hacer un agarre dirigido, en caso de que no se haya dado de forma espontánea”
Además, detalla que esas primeras horas se mantendrá muy despierto, el “periodo sensitivo”, en un estado de “alerta tranquilo”, y en el que es importante aprovechar para mantenerlo en piel con piel y que succione el pecho lo máximo posible. De hecho, es previsible que esté mamando sin parar; algo que a juicio de la experta va a adelantar mucho la lactancia y favorecerá que se empiece con muy buen pie. Una vez pasado de ese tiempo empieza un estado de letargo, unas primeras 24 horas que costará despertarlo para mamar. “Solemos recomendar a partir de ahí el ir despertándoles para ofrecerle si él no lo hace”, agrega la especialista en lactancia materna.
Los primeros días del bebé
Sin embargo, pasado ese primer día, los recién nacidos se transforman, según confiesa la experta de Quirónsalud Valencia, y tanto el segundo como el tercer día puede resultar agotador para los padres, ya que la demanda es muy alta y empezará a pedir pecho sin parar.
“El bebé está haciendo lo que le toca, que es un mecanismo de estímulo para asegurarse la producción futura mediante la creación de receptores de prolactina. Durante estos días se está calibrando la producción para el futuro, pero para papás y familiares suele ser motivo de preocupación porque de pronto ven al bebé que no se sacia, piensan que pasa hambre, y por eso mama sin parar. Si sabemos qué toca esperar estaremos más tranquilos”, señala.
De hecho, avisa de que la capacidad gástrica en esos primeros días es muy pequeña, similar al tamaño de una cereza, y además el estómago se vacía rápido, la leche materna se digiere muy bien y muy rápido, por lo que necesitan tomar muchas veces.
No dejar que lloren y amamantar no debe doler
Otro de los consejos más importantes es que durante la misma es muy importante atender esas señales tempranas del bebe cuando empieza a abrir la boca y a sacar la lengua, que nos pide comer. “No hay que esperar a que llore para amamantarlo, ya que es un signo tardío de hambre”, incide.
Asimismo, la especialista de la Unidad de Lactancia del Servicio de Pediatría de Quirónsalud Valencia precisa que algo que hay que tener claro es que amamantar no debe doler: “Si duele es porque existe una técnica inadecuada o algo que esté causando un mal agarre, la técnica no es buena. Durante las primeras succiones, hasta que el pezón se sitúa dentro de la boca del bebé entre paladar duro y paladar blando, es normal”.
Sin embargo, resalta que una toma con dolor todo el rato indica que hay un problema y es necesario modificar la posición y el agarre del bebé hasta conseguir que sea indolora, o bien buscar ayuda de un profesional de lactancia. Aquí dice que son importantes que no haya separación entre el cuerpo de la madre y el del bebé.
Hinchazón y endurecimiento tras dar a luz
Algunas mujeres pueden notar más tensión o hinchazón tras la subida de la leche. De Miguel indica que puede ocurrir dado que el pecho está algo edematizado, y durante unos días, la mujer presenta sobreproducción: “Conforme el bebé vaya tomando más y realizando un drenaje adecuado, el pecho irá quedando más blandito”.
En el caso de la mastitis, la especialista resalta que esto no tiene por qué suceder si hay una buena técnica y el bebé drena el pecho de forma adecuada. Es una complicación que ocurre con muy poca frecuencia. Cuando se produce una mastitis aguda con malestar general, fiebre y una zona localizada en el pecho con dolor y enrojecimiento, el manejo principal es precisamente un buen drenaje del pecho. Con lo cual la peor indicación que podemos hacer a una mujer en esta situación es un destete ya que corre el riesgo de hacer un absceso”, sostiene.
Es fundamental una buena hidratación, reposo y lactar con mucha frecuencia para ejercer un buen grado de vaciamiento del pecho. A veces con este manejo se resuelve el problema, pero si tras 24 horas persiste la fiebre, es fundamental que el médico paute el tratamiento antibiótico apropiado continuando con el mismo manejo. Este tratamiento de antibioterapia es compatible con la lactancia.