Fuente: Sinc
Juan Lerma (Moral de Calatrava, Ciudad Real, 1955) es uno de los neurocientíficos más relevantes de España. Ahora ha sido nombrado director del Centro Internacional de Neurociencias Cajal (CINC-CSIC), ubicado en el Centro de Investigaciones Interdisciplinares del Campus Científico de la Universidad de Alcalá (UAH).
El centro nace con la misión de convertirse en un referente mundial en el estudio del cerebro. La semana pasada se dieron a conocer sus principales líneas de investigación. Su apertura estaba prevista para comienzos de 2022, pero se ha retrasado hasta junio de ese año, cuenta Lerma a SINC.
Pese a haberse estudiado mucho, aún sabemos muy poco del cerebro: “Es la estructura más compleja que se conoce, la que genera todos nuestros pensamientos y comportamientos; y que, cuando funciona mal, causa cientos de trastornos en todas las edades, con un enorme coste social y económico”, dice el investigador.
Según Lerma, el CINC se centrará en la investigación fundamental capaz de proporcionar “las piezas con las que construir un modelo integral de la función del cerebro y sus enfermedades”. Pero también trabajará codo con codo con hospitales y otros centros de investigación para transferir el conocimiento que se genere y así pueda ser aprovechado en el desarrollo de programas de prevención y tratamientos de enfermedades, como el alzhéimer, el párkinson, la adicción, la depresión y la esquizofrenia, entre otras.
¿Cuáles son tus objetivos como director del Centro Internacional de Neurociencias Cajal?
Mi objetivo es ponerlo en marcha hasta que un comité internacional elija a un director nuevo.
Por varias razones. Si queremos convertirnos en un centro que sea top mundial en el estudio del cerebro, tenemos que seguir los estándares internacionales. Yo me he comprometido con el CSIC a ponerlo en funcionamiento, darle forma y, cuando esté andando, se tendrá que nombrar un director nuevo. Este proceso deberá hacerse siguiendo los estándares internacionales. Es decir, habrá que lanzar una convocatoria para que se presenten los candidatos y candidatas y, después, un comité internacional será el que decida.
Desde luego, tiene que ser una persona más joven que yo, alguien con mayor impulso y con una visión no sé si más amplia, pero por lo menos con una visión nueva. Esto es lo más adecuado. El propio consejo científico que ya tenemos establecido para el CINC podría ser el que eligiera entre los candidatos, ya que sus integrantes no tienen ningún conflicto de intereses.
Ya he visto en la web que habéis lanzado una convocatoria para reclutar talento español y extranjero.
Sí. Hemos lanzado una convocatoria para la contratación de entre 20 y 30 jefes y jefas de grupos de investigación. Los perfiles que buscamos son personas en distintos estadios de su carrera. Hay una apuesta clara por grupos jóvenes porque son el futuro. La gente de mi grupo ya somos el pasado. También animamos a mujeres y minorías a que se presenten, cuanta más diversidad haya, mejor.
¿Cuál sería el dream team con el que te gustaría contar?
Buscamos grupos punteros en neurociencia que estén en condiciones de competir en programas de investigación internacionales como los del European Research Council (ERC). El nivel es ese, gente que pueda conseguir financiación, no solo en España, sino en programas internacionales, que sea muy competitiva, publique en las mejores revistas y tenga proyectos realmente ambiciosos en nuestro ámbito de estudio.
¿Cuándo se va a poner en marcha el centro?
Teníamos previsto que fuese el 1 de enero. Pero es difícil hacer cosas en este país porque haces un concurso, se resuelve, te lo impugnan y hay que empezar de nuevo. Así se retrasa todo durante meses. Ahora la fecha estimada para que empiece a funcionar es junio de 2022.
¿Por qué se conoce tan poco de cómo funciona el cerebro?
El conocimiento básico del cerebro está aún muy por detrás respecto al de otros órganos y sistemas. Su estudio es crucial porque es la estructura más compleja que se conoce, la que genera todos nuestros pensamientos y comportamientos, y que, cuando funciona mal, causa cientos de trastornos en todas las edades, con un enorme coste social y económico.
Las líneas de investigación del CINC giran en torno a cinco ejes: desarrollo y maduración del cerebro, fisiología y plasticidad, envejecimiento cerebral, neurociencia computacional y de sistemas, y neurociencia traslacional. Estos ejes abarcan la neurociencia prácticamente de un extremo a otro.
Nos vamos a centrar en la investigación fundamental que sea capaz de proporcionar las piezas con las que construir un modelo integral de la función del cerebro y sus enfermedades. Pero también trabajaremos codo con codo con la clínica para transferir el conocimiento que se genere y así pueda ser aprovechado en el desarrollo de programas de prevención y tratamientos de enfermedades, como el alzhéimer, el párkinson, la adicción, la depresión o la esquizofrenia.
Para poder curar una enfermedad hay que conocer primero a fondo el órgano, algo que, en el caso del cerebro, aún queda lejos.
También contáis con un animalario para vuestra investigación.
El centro tiene un gran animalario donde habrá modelos animales de enfermedades mentales. Sobre todo, vamos a usar roedores, peces cebra, gusanos C. elegans y mosca Drosophila melanogaster. Cada modelo es adecuado para una investigación u otra. Van a ser modelos animales transgénicos para expresar enfermedades como la depresión. Ya tenemos un modelo de ratón, que desarrollamos hace tiempo, que se comporta como un roedor con autismo que afecta a sus interacciones sociales.
Así, tendremos los modelos animales para estudiar fundamentos básicos del cerebro y luego tendremos asociaciones con clínicos que estén en contacto con pacientes, que puedan aplicar ese conocimiento al tratamiento de los pacientes y dar lugar a tratamientos.
Durante la pandemia se dispararon los casos de ansiedad y depresión. Pero hay gente que no las considera enfermedades del cerebro y dicen a las personas que las padecen que se animen y cosas por el estilo.
Esto es tremendo. A la persona con depresión no se le puede decir: “Vete a dar un paseo por el campo, déjate de pastillas”. ¡Es un error gravísimo, gravísimo! Es una enfermedad del cerebro como las demás.
Las personas que tienen ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo [TOC] tienen una disfunción cerebral, igual que una persona que sufre alzhéimer o párkinson. Todas ellas son enfermedades cerebrales.
Ya, pero la depresión es una enfermedad tratable.
Obviamente, y ahora se está poniendo de manifiesto que son determinados circuitos los que tienen un mal funcionamiento. Esos circuitos se pueden modular con fármacos, y hay antidepresivos y ansiolíticos que tienen mayor o menor eficacia.
También se pueden modular con estimulación cerebral profunda o con psicoterapia, que es una manera no invasiva de modificar el cerebro. Pero, para ello, hay que conocer bien los sistemas que están involucrados en una determinada patología, cómo se pueden activar a través de mecanismos psíquicos o psicológicos no invasivos. De eso se trata. Ese es el objetivo del centro, conocer muy bien el cerebro para poder diseñar estrategias para curar o paliar las enfermedades mentales.