Fuente: El Mundo
Seguramente alguna vez escuchó a una persona decir que el médico le había mandado ponerse unas inyecciones de heparina en la barriga. Puede que incluso usted mismo se las haya tenido que pinchar, o que un familiar cercano lo haya hecho ante la imposibilidad de pincharse a usted mismo.
Es probable también que alguna vez haya oído hablar de un fármaco llamado Sintrom, no en vano la OMS lo definió como el segundo grupo de fármacos que más había mejorado la mortalidad y morbilidad de la población por detrás de los antibióticos.
Pues todos estos fármacos, ya sean en jeringuilla o en pastilla, tienen una finalidad muy similar: prevenir la formación de trombos. Son lo que popularmente se conoce como anticoagulantes, y si usted o un familiar los está tomando debe saber que hay una serie de recomendaciones que cumplir cuando forman parte del tratamiento diario.
¿QUÉ SON LOS ANTICOAGULANTES?
Son una serie de fármacos que se utilizan para prevenir la formación de trombos. Dicho de una forma rápida, su función es la de hacer que la sangre fluya más líquida por los vasos sanguíneos que recorren nuestro cuerpo. Evitaremos así que se formen coágulos, que aumenten de tamaño los que ya existan e incluso favoreceremos que éstos desaparezcan.
¿POR QUÉ SE TOMAN?
Este tipo de fármacos tienen que ser siempre recetados por un facultativo especialista en la materia. Suelen pautarse a personas que tienen un riesgo especialmente elevado de sufrir la aparición de coágulos, algo que puede suceder en pacientes con antecedentes de trombosis, con algunos tipos de arritmias, si son portadoras de válvulas mecánicas... Pero también en gente que se acabe de someter a algunos tipos de cirugías o que estén encamados o inmovilizados por tener que guardar reposo o llevar un yeso.
¿POR QUÉ ES NECESARIO PREVENIR LA APARICIÓN DE COÁGULOS?
El factor de coagulación de la sangre es algo vital, ya que es lo que evita que nos desangremos cuando sufrimos un corte o una herida. Es decir, cuando las paredes de un vaso sanguíneo se rompen y la sangre empieza a escapar.
Pero en ocasiones, por una patología o un proceso puntual, el riesgo de que la sangre se coagule dentro de los vasos sanguíneos y se formen trombos es más elevado de lo habitual. Si no ponemos remedio a esta situación, las probabilidades de sufrir, por ejemplo, un infarto de miocardio, un infarto cerebral o un tromboembolismo pulmonar, aumentarán.
¿QUÉ TIPOS DE ANTICOAGULANTES EXISTEN?
Existen principalmente tres tipos:
-Anticoagulantes inyectados. Su forma de aplicación es subcutánea o intravenosa, siendo estos últimos únicamente de uso hospitalario. Los más conocidos vienen ya precargados en unas jeringuillas con una pequeña aguja incorporada, y su administración es por vía subcutánea en un pliegue de grasa abdominal. La dosis se ajusta en función del peso del paciente.
-Anticoagulantes orales clásicos (Sintrom y Aldocumar). En este tipo es donde se englobaría el archiconocido Sintrom (acenocumarol), que es el anticoagulante más empleado en España. Tienen el inconveniente de que el paciente debe someterse a controles periódicos para ajustar la dosis del fármaco y con ella la intensidad de la anticoagulación (el INR). Si este valor está por encima o por debajo de lo deseado, la salud del paciente corre un riesgo importante.
-Anticoagulantes orales de acción directa (Pradaxa, Xarelto, Eliquis y Lixiana). Son los conocidos también como "nuevos anticoagulantes", ya que aparecieron hace menos de diez años. A diferencia de los clásicos, no es necesario hacer controles cada poco tiempo ya que su efecto es predecible. Tienen la gran ventaja de que no interaccionan con los alimentos y apenas con otros fármacos.
¿POR QUÉ ALGUNOS ALIMENTOS INTERACCIONAN CON LOS ANTICOAGULANTES ORALES CLÁSICOS?
El problema está en la vitamina K. Un exceso o un defecto de esta vitamina en nuestra dieta va a alterar la eficacia anticoagulante del Sintrom y del Aldocumar, por lo que los pacientes deben evitar hacer modificaciones drásticas en su dieta habitual.
La mayor parte de la vitamina K procede de los alimentos de origen vegetal, especialmente las hortalizas de color amarillo oscuro o las verduras de hoja verde: espinacas, brócoli, repollo, grelos, lechuga romana, nabizas... Estos alimentos no están prohibidos, pero es importante que los pacientes coman siempre la misma cantidad evitando cambios repentinos.
¿Y LAS BEBIDAS ALCOHÓLICAS?
Si es posible, evitaremos siempre la ingesta de bebidas alcohólicas. Un consumo elevado de alcohol aumentaría el efecto de los anticoagulantes, además de otros efectos negativos que tiene para nuestra salud.
¿QUÉ RIESGOS TIENE TOMAR ANTICOAGULANTES?
El principal riesgo es el de sufrir una hemorragia, por eso el paciente anticoagulado debe acudir a un centro sanitario sin demora si apareciese dolor de cabeza intenso y de inicio brusco, o si de forma repentina sufre trastornos de la visión o dificultad para el habla. Al igual que si sangra de forma abundante tras sufrir algún tipo de accidente.
Y siempre, siempre que acuda a un centro médico o vaya a realizarse cualquier cirugía, extracción dental o prueba diagnóstica, debe avisar de que toma un anticoagulante.