Fuente: Valencia Plaza
La fibrilación auricular es la arritmia sostenida más frecuente entre la población general.
Según datos del estudio OFRECE, realizado por la Sociedad Española de Cardiología, se calcula que al menos una de cada seis personas mayores de 79 años padece fibrilación auricular. La prevalencia en mayores de 40 años en nuestro país es del 4,4% y aumenta con la edad (entre 70-79 años es del 9,3% y alcanza el 17,7% en la población que tiene 80 años o más).
Debido al creciente envejecimiento de la población, la fibrilación auricular se ha convertido en un problema de salud pública, pues afecta a un número considerable y progresivamente creciente de ciudadanos y esto es algo que repercute en su estado de salud y en el gasto sanitario.
¿Qué es la fibrilación auricular y por qué se produce?
La fibrilación auricular es un tipo de arritmia cardiaca.
Normalmente, el corazón se contrae de una forma cadencial y ordenada gracias a un impulso, de tipo eléctrico, que nace en la parte alta de la aurícula derecha y que, desde allí, se extiende por las aurículas para que estas se contraigan y ayuden en el llenado de los ventrículos. Posteriormente, este impulso pasa a los ventrículos a través de un sistema especializado de conducción y los activa para que se contraigan y bombeen la sangre.
En la fibrilación auricular, esta actividad ordenada en las aurículas se desorganiza y la activación eléctrica es caótica.
Según explica el Dr. Ricardo Ruiz Granell, especialista en electrofisiología cardiaca del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Valencia, la fibrilación auricular se asocia casi siempre a la edad, aunque también puede vincularse a otras patologías crónicas.
"El proceso normal del envejecimiento favorece la presentación de este tipo de arritmias, pero también lo hacen las enfermedades del corazón que someten a las aurículas a una sobrecarga de presión o de volumen (hipertensión, enfermedad de las válvulas, insuficiencia cardiaca, infartos, etc.)".
Las enfermedades pulmonares crónicas y las de la glándula tiroides, concretamente el hipertiroidismo, también predisponen a la arritmia, al igual que el síndrome de la apnea del sueño.
"Estos son los principales factores de riesgo para padecer la arritmia, los que crean un terreno “abonado” para ella. En estas circunstancias, los latidos auriculares que nacen de un lugar inapropiado y se adelantan al ritmo normal del corazón –extrasístoles- pueden iniciar una arritmia que se instaura y que no cede si no ponemos un tratamiento para revertirla. Esto es lo que los especialistas llamamos una "fibrilación auricular persistente", más propia de los ancianos o de personas con muchos factores de riesgo".
¿Existen diferentes tipos de fibrilación auricular?
La fibrilación auricular persistente es habitual en ancianos o personas con riesgo cardiaco. Pero, ¿es posible sufrir este tipo de arritmias siendo joven?
Según indica el especialista en electrofisiología cardiaca del Hospital Quirónsalud Valencia, a veces no existen factores de riesgo para la aparición de la arritmia y los pacientes son relativamente jóvenes.
"A veces la arritmia aparece de manera brusca y, tras una duración variable que va de unos minutos a unos pocos días, cede espontáneamente y se restablece el ritmo normal del corazón", añade. "En estos casos de fibrilación auricular, la causa suele ser la presencia de extrasístoles frecuentes que, en aproximadamente el 80% de los casos, se originan en las venas pulmonares".
Para el Dr. Ruiz, la tendencia de la fibrilación auricular paroxística no tratada es evolucionar a fibrilación auricular persistente.
Sin embargo, también hay casos intermedios: pacientes con factores de riesgo que siguen presentando episodios paroxísticos y pacientes sin ningún factor de riesgo que presentan una forma persistente.
"Por eso es muy importante hacer una valoración individualizada de cada paciente y seleccionar el tratamiento más apropiado en cada caso", concluye.
¿Cómo se diagnostica la fibrilación auricular?
Aunque entre los síntomas de la fibrilación auricular podemos encontrar palpitaciones, sensación de falta de aire, intolerancia al esfuerzo o dolor en el pecho, muchas veces estos son prácticamente imperceptibles o genéricos, siendo el examen físico y el electrocardiograma la mejor herramienta de diagnóstico.
El problema, según el especialista en electrofisiología cardiaca de Quirónsalud, es que, en las formas paroxísticas, la detección de la arritmia no es tan sencilla, siendo necesario "relacionar los síntomas del paciente con la presencia de la arritmia, por lo que es de gran importancia obtener un electrocardiograma justo cuando aparece un episodio, algo que no siempre es posible".
En este sentido, los registros de Holter (monitorización del electro del paciente durante uno o varios días, mientras este realiza una vida normal) pueden ser útiles para saber si un paciente tiene muchas extrasístoles en su vida diaria.
"Algo parecido ocurre con algunos dispositivos de registro del electrocardiograma ligados a tabletas o teléfonos móviles, que están haciendo posible el diagnóstico en personas que tienen episodios breves y que no logran documentar la arritmia".
Además, el Dr. Ruiz destaca que en este diagnóstico no solamente es necesario detectar la arritmia, sino también hacer una evaluación del estado del corazón y de todos los factores de riesgo para intentar corregirlos.
Cómo tratar la fibrilación auricular: cardioversión eléctrica y ablación de venas pulmonares
La fibrilación auricular puede tener consecuencias devastadoras. Y es que, si no se detecta, es posible que se formen coágulos de sangre que desencadenen embolias: el coágulo o trombo puede atascar cualquier arteria de la circulación (renal, intestinal, cerebral) provocando un ictus.
Por el contrario, con un diagnóstico y un tratamiento adecuado, el pronóstico de este tipo de arritmias es mucho más favorable.
El primer paso siempre es controlar los factores de riesgo. Después, dependiendo del tipo de fibrilación auricular, existen dos líneas generales de tratamiento.
La primera es intentar mantener el ritmo normal del corazón reduciendo al máximo los episodios de arritmia. "Es lo que denominamos la estrategia de control de ritmo", explica el Dr. Ricardo Ruiz.
"Alternativamente, podemos dar la fibrilación auricular por permanente y dirigir el tratamiento a controlar los efectos de la arritmia para que, aunque esté presente, no haga daño. Es lo que denominamos estrategia de control de frecuencia".
En ambos casos, el tratamiento debe personalizarse, especialmente cuando hay factores de riesgo (edad, hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia cardiaca, antecedentes de ictus o embolia, etc.) que aconsejan el uso de anticoagulantes.
Una de las principales estrategias para tratar el control del ritmo cardiaco es la cardioversión eléctrica, que consiste en "pasar una corriente eléctrica potente a través del corazón para restablecer el ritmo normal cortando la actividad caótica en las aurículas y reiniciando el ritmo cardiaco".
El paso de la corriente puede resultar molesto o doloroso. Por eso, la cardioversión se realiza con una sedación profunda breve (de escasos minutos) y puede realizarse en régimen ambulatorio.
Según explica el Dr. Ricardo Ruiz, en Quirónsalud Valencia los pacientes permanecen durante unas pocas horas en el Hospital de Día. El tratamiento es muy eficaz y consigue establecer el ritmo cardiaco normal en la mayoría de los casos, aunque no tiene efecto sobre la prevención de nuevos episodios.
Por eso, y dado que la fibrilación auricular es una arritmia que tiene una gran tendencia a recurrir, tras controlar el ritmo se apuesta por la prevención de las recurrencias controlando los factores de riesgo y con medicación antiarrítmica.
Cuando los fármacos no logran prevenir las recurrencias, se puede realizar una ablación de las venas pulmonares para aislarlas eléctricamente del resto del corazón, de forma que los latidos que puedan originarse en su interior no logren alcanzar la aurícula.
"Este aislamiento se consigue creando una "especie de cicatriz" que rodea la desembocadura de la vena, sin llegar a romperla, aplicando frío mediante un pequeño balón que se congela con óxido nitroso (crioablación de las venas pulmonares) o realizando pequeñas lesiones por calor a través de un catéter y con una corriente similar a la que utiliza un bisturí eléctrico (ablación de las venas pulmonares con radiofrecuencia)".
Los resultados son similares con las dos técnicas, logrando controlar en torno al 80% de los casos.
"En Quironsalud Valencia realizamos ambos procedimientos, pero usamos habitualmente como primera elección la crioablación, pues hemos desarrollado mucha experiencia con la técnica, que es un poco más sencilla y de menor duración (y por tanto ligeramente más segura)", explica el especialista de la Unidad de Cardiología.
El Dr. Ricardo Ruiz añade que los mejores resultados de la ablación de las venas pulmonares se obtienen en pacientes relativamente jóvenes, con fibrilación auricular paroxística, con corazón estructuralmente normal y con pocos factores de riesgo. "Conforme nos vamos separando de estos baremos, los resultados van empeorando".
¿Qué se puede hacer en esta situación?
"Existen casos en los que el control de la frecuencia cardiaca con medicamentos es muy difícil, bien por requerir dosis muy elevadas, bien por problemas de tolerancia a la medicación. De ser así, puede recurrirse en último extremo a provocar un bloqueo del corazón mediante un catéter (ablación de la conducción AV) e implantar un marcapasos para regular y controlar la frecuencia cardiaca a largo plazo".