Fuente: La Razón
Según la Organización Mundial de la Salud, (OMS) la octava enfermedad que deja a un mayor número de personas imposibilitadas es la migraña. La migraña o jaqueca, es un desorden neurológico que se manifiesta con un dolor intenso en la parte frontal de la cabeza (cefalea), acompañado, en casos graves, de vómitos e intolerancia a la luz y al sonido. Se presenta en forma de crisis o ataques que suelen ser episódicos, si se sufren crisis hasta 9 días al mes, y crónicos si hay 15 o más días al mes con dolor.
Existen dos tipos de migraña: la migraña sin aura, es decir sin otros síntomas previos al dolor de cabeza, que produce un dolor muy fuerte que impide realizar las actividades habituales. Además, puede provocar nauseas y vómitos, intolerancia a la luz, a los sonidos e incluso a los olores. El dolor aparece de manera espontánea y suele durar entre cuatro horas y tres días. En niños y adolescentes, este tipo de migraña no dura más de cuatro horas y es la más frecuente. El otro tipo es la migraña con aura, en la que aparecen una serie de síntomas que afectan a la vista, al tacto o al lenguaje, previos al dolor de cabeza. El aura se manifiesta de diferentes maneras: Aura visual, cuando aparecen destellos luminosos en el centro del campo de la visión y se desplazan en zig-zag. El aura sensitiva, que comienza con un hormigueo en la punta de los dedos de una mano y asciende hasta el hombro, la comisura de la boca y la lengua. Y el aura del lenguaje que hace que se tenga dificultad al pronunciar o entender las palabras que se escuchan. La migraña con aura del lenguaje suele aparecer con las dos anteriores, pero es poco frecuente.
Las causas que originan la migraña pueden ser como consecuencia de factores ambientales y genéticos, aunque también pueden influir otros factores como el estrés, la ansiedad, la depresión, malos hábitos del sueño, la deshidratación, o problemas hormonales. También pueden provocar crisis los malos hábitos alimenticios como pueden ser el exceso de alcohol o de cafeína, saltarse alguna comida, tener sensación de hambre o bajos niveles de azúcar en sangre. Algunos alimentos o ciertos tipos de dietas pueden provocar migraña. El 30 por ciento de pacientes que sufren esta enfermedad, asocian el dolor de cabeza con un alimento concreto, sin embargo, este mismo alimento puede no afectar a otros pacientes. El doctor David Pérez Martínez, jefe del Servicio de Neurología y Neurofisiología del Hospital La Luz de Madrid puntualiza que “el glutamato monosódico (GMS) que se utiliza como potenciador del sabor en numerosos alimentos procesados, se asocia a la cefalea en pacientes migrañosos”. Por lo tanto, evitar alimentos que contengan conservantes puede ayudar a prevenir la migraña.
Una dieta saludable a base de alimentos frescos, frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras, puede ser una garantía para reducir la frecuencia de las migrañas y aliviar sus síntomas. Así como realizar varias comidas pequeñas durante el día ayuda a mantener constantes los niveles de azúcar en sangre y evita que se tenga sensación de hambre que, en algunas personas, desencadena cefaleas. Respecto a la cafeína, existe una línea muy fina entre la cantidad que se puede tomar y que podría reducir las migrañas y el exceso de consumo que desencadenaría migraña por no tomarla. Se sabe, según los especialistas, que es un tratamiento efectivo, junto con los analgésicos, para mejorar la crisis de migraña, pero también puede generar cefalea en aquellos que dejan de consumir cafeína de golpe si estaban acostumbrados a tomarla habitualmente. “Hasta el 47 por ciento de los sujetos sufrían cefaleas tras la privación de consumo de café que comenzaba entre uno y dos días después de suspender el consumo y podría durar hasta una semana” asegura el neurólogo, doctor Pérez Martínez.
Las migrañas varían de una persona a otra y un alimento puede potenciar la cefalea en un paciente y ser beneficioso para otro. Así como algunas personas pueden tener una reacción inmediata a un alimento y otras hacerlo hasta 24 horas después de consumirlo. Por lo tanto, realizar cambios en la dieta, identificando el alimento que puede causar migraña no es la única opción para tratar esta enfermedad. Existen ensayos clínicos que sugieren una reducción de los episodios de migraña con suplementos de vitaminas del grupo B, coenzima Q, ácidos grasos omega-3 o magnesio.
La migraña es una enfermedad crónica muy frecuente en la población, no tiene cura, pero si un tratamiento para reducir el dolor y la frecuencia de los episodios. El médico es el único que puede controlar la enfermedad y hacer que la calidad de vida del paciente mejore. Conocer el origen de la enfermedad en cada paciente y saber cuál es la dieta conveniente en cada caso, es fundamental para que el especialista diagnostique adecuadamente esta patología tan habitual.