La demencia se caracteriza por un deterioro de las capacidades cognitivas que puede dificultar las actividades de la vida diaria. Los pacientes con este tipo de trastornos cognitivos sufren pérdida de funcionalidad e independencia y pueden tener problemas para llevar a cabo una higiene diaria satisfactoria, incluyendo la bucodental. Distintas investigaciones confirman esta asociación entre el deterioro cognitivo (DC) y una pobre salud oral, lo cual puede tener repercusiones a nivel de disminución de la calidad de vida, deficiente estado nutricional y enfermedades sistémicas.

La salud oral no sólo se ciñe a los dientes, sino que se refiere también a las encías, el paladar duro y blando, la mucosa oral y de garganta, la lengua, los labios, las glándulas salivales, los músculos masticadores, los huesos maxilares y la mandíbula. Debido a que la cavidad bucal influye de forma activa en la vida diaria de las personas y es un elemento importante en el sistema de protección del organismo, es fundamental conservar las mejores condiciones de salud oral el mayor tiempo posible, pues repercute en el desempeño social y la autoestima de las personas.

Uno de los problemas bucodentales más comunes en los adultos es la pérdida de piezas dentales, que conlleva al edentulismo, que puede ser parcial o total. Cuando se han perdido la totalidad de las piezas dentales, el paciente requiere de rehabilitación mediante prótesis (removibles o fijas) para recuperar la función y la estética. Esto puede suponer un reto para el paciente, quien deberá acostumbrarse a su uso.

SITUACIONES QUE SE PUEDEN DAR

La mayoría de los estudios coinciden en que a las personas con demencia les cuesta más conservar una higiene bucodental adecuada, ya que se ha visto que presentan altos índices de biofilm (también conocida como placa bacteriana) y cálculo dental (sarro). Esto se debe a que pierden el hábito de realizar una adecuada higiene y no siempre aceptan ayuda de sus cuidadores. Como consecuencia, presentan mayor número de caries y enfermedad periodontal, lo cual se refleja en mayor necesidad de tratamiento dental, tanto preventivo como restaurativo.

Si además olvidan utilizar sus prótesis, pueden presentar dificultades para deglutir, por lo que deben modificar su dieta por una selección de alimentos más fáciles de procesar (dietas blandas). Estos cambios en la dieta pueden comprometer la ingesta de nutrientes básicos para el adecuado funcionamiento del organismo, incluyendo las funciones neurológicas.

Un estudio turco de 2011 evaluó la salud oral en pacientes con Enfermedad de Alzheimer (EA) en comparación con pacientes sanos y constató que los pacientes con EA olvidaban con mayor asiduidad retirarse las prótesis completas por la noche y que las lesiones de la mucosa oral relacionadas con el empleo de prótesis removibles eran más frecuentes. Además, el cepillado de dientes y el cuidado de las prótesis era más irregular.

INVESTIGACIÓN DE LA RELACIÓN ENTRE DETERIORO COGNITIVO Y SALUD ORAL

Todo apunta a que la frecuencia con la que aparecen problemas de salud oral se incrementa significativamente en aquellas personas mayores con deterioro cognitivo, especialmente en aquellas con demencia. Por ello, en los últimos años, se ha presentado la salud bucodental como posible factor de riesgo para el desarrollo de demencia, basándose en que la pérdida de piezas dentales puede predecir el deterioro cognitivo. De confirmarse, este factor podría asumirse como un indicador de demencia.

Algunas investigaciones también apuntan a una hipótesis poco conocida de la EA, según la cual podrían estar implicados procesos infecciosos. En concreto, estudios recientes refuerzan la teoría que vincula la EA con la periodontitis, debido a las bacterias implicadas y los estados inflamatorios comunes. La periodontitis es una enfermedad inflamatoria, de etiología infecciosa, que afecta a los tejidos de soporte dentario, provocando su destrucción y, en ausencia de tratamiento, la pérdida de piezas dentales.

En un estudio de 2021 se propone que la infección por Porphyromonas gingivalis (el patógeno más relevante y frecuente en periodontitis) podría estar relacionada con la patogénesis de la EA al activar la cascada del complemento, aumentar la producción de proteína beta-amiloide e incrementar la expresión de citocinas proinflamatorias, causando neuroinflamación y neurodegeneración. Teniendo en cuenta la importancia del tratamiento holístico en el consultorio odontológico, a través de este estudio se destaca la detección de enfermedades bucales de alta prevalencia – por ejemplo, la enfermedad periodontal – como factor de riesgo para el agravamiento de enfermedades degenerativas en la población anciana.

No es la primera vez que ambas enfermedades se asocian, ya que en 2020 la revista Journal of Clinical Periodontology publicó los resultados de una investigación realizada con 150 participantes en la Facultad de Odontología de Santiago de Compostela en la que se encontraron indicios de que enfermedades inflamatorias como la periodontitis podrían contribuir al desarrollo y la progresión de esta enfermedad neurodegenerativa.

En otro estudio de 2019 publicado en Science Advances también se valoró que la relación entre ambas enfermedades podría explicarse de manera bidireccional: por un lado, el deterioro cognitivo progresivo limitaría los hábitos de higiene bucodentales, afectando a la salud oral; y, por otra parte, el proceso inmunoinflamatorio crónico y la inflamación sistémica secundaria a la periodontitis podría inducir fenómenos neuroinflamatorios que favorecieran la enfermedad de Alzheimer.

En este estudio se expone que P. gingivalis es capaz, a través de sus toxinas gingipaínas, de reproducir los procesos fisiopatológicos asociados a la EA en diferentes modelos animales y estudios preclínicos, pero también confirma su detección en humanos, tanto en necropsias como en pacientes. Según los autores, la identificación de antígenos de gingipaína en los cerebros de pacientes diagnosticados de EA y también en personas con patología de esta enfermedad, pero no diagnosticados de demencia, sugiere que la infección cerebral con P. gingivalis no es el resultado de una atención dental deficiente después del inicio de la demencia o una consecuencia de la enfermedad, sino un evento temprano que puede explicar la patología encontrada en personas de mediana edad antes del deterioro cognitivo.

Aunque los mecanismos implicados y el impacto de la clínica no han sido todavía dilucidados, estos hallazgos proponen un nuevo campo de estudio y resaltan la importancia de tratar ciertas infecciones para, posiblemente, reducir el riesgo de demencia.

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