Fuente: La Razón
La idea de que beber una copa de alcohol, como vino o una cerveza, al día puede ser beneficioso para la salud no es nueva. De hecho, se trata de una creencia bastante arraigada en nuestro país. Sin embargo, ahora la Ciencia lo rebate, ya que resulta que el mayor riesgo de mortalidad entre los abstemios respecto de los que beben alcohol moderadamente podría explicarse en gran medida por otros factores, como los problemas previos con el alcohol o las drogas, el tabaquismo diario o la mala salud en general, según un nuevo estudio publicado en la revista «PLOS Medicine».
Investigaciones previas han puesto sobre la mesa la idea de que las personas que no consumen alcohol tienen una tasa de mortalidad más alta que las que beben cantidades bajas o moderadas. Sin embargo, ahora esa creencia ha quedado desmentida en una investigación impulsada por la Universidad de Medicina de Greifswald, en Alemania. Así, en el nuevo estudio, los investigadores utilizaron datos de una muestra aleatoria de 4.028 adultos alemanes que habían participado en una entrevista estandarizada realizada entre 1996 y 1997, cuando los participantes tenían entre 18 y 64 años. En concreto, se disponía de datos de referencia sobre el consumo de alcohol en los 12 meses anteriores a la entrevista, así como de otra información sobre la salud y el consumo de alcohol y drogas, así como de datos de mortalidad en el seguimiento realizado 20 años después.
Entre los participantes del estudio, 447 (11,10%) no habían bebido alcohol en los 12 meses anteriores a la entrevista de referencia. De estos abstemios, 405 (90,60%) eran antiguos consumidores de alcohol y 322 (72,04%) presentaban uno o más factores de riesgo de mayor mortalidad, como un antiguo trastorno por consumo de alcohol o un consumo de riesgo de alcohol (35,40%), fumar a diario (50,00%) o una salud autocalificada de regular a mala (10,51%). De este modo, las 125 personas abstinentes del alcohol sin estos factores de riesgo no mostraron una diferencia estadísticamente significativa en la mortalidad total, cardiovascular o por cáncer en comparación con los consumidores de alcohol de bajo a moderado, y los que habían permanecido abstinentes del alcohol a lo largo de su vida presentaban una razón de riesgo de 1,64 en comparación con los consumidores de alcohol de bajo a moderado tras el ajuste por edad, sexo y consumo de tabaco.
«Los resultados apoyan la opinión de que las personas de la población general que actualmente son abstinentes del alcohol no tienen necesariamente un tiempo de supervivencia más corto que la población con un consumo de alcohol de bajo a moderado. Por lo que los hallazgos hablan en contra de las recomendaciones de beber alcohol por razones de salud», asegura Ulrich John, miembro de la Universidad de Medicina de Greifswald (Alemania) y autor principal del estudio, quien añade que «durante mucho tiempo se ha podido asumir erróneamente que el consumo de alcohol de bajo a moderado podría tener efectos positivos para la salud, basándose en el hallazgo de que los abstemios de alcohol parecían morir antes que los bebedores de bajo a moderado». Sin embargo, según este nuevo estudio, «ahora descubrimos que la mayoría de los abstemios tenían problemas con el alcohol o las drogas, un consumo de riesgo de alcohol, fumar tabaco a diario o una salud entre regular y mala en su historial, es decir, factores que predicen una muerte temprana», concluyen.