Fuente: La Razón
La llegada del frío supone volver a cubrir nuestros pies hasta prácticamente el próximo verano. Normalmente, una vez termina la época estival, probablemente porque los pies están la mayoría del tiempo tapados, tendemos a cuidarlos mucho menos. Sin embargo, precisamente este es el momento del año en el que más anomalías suelen padecerse.
Desde alteraciones en la piel o en las uñas por el uso prolongado de esmaltes, hasta infecciones de diversos tipos o problemas en la pisada derivados del abuso de un calzado plano o sin suficiente sujeción durante varios meses, las posibles anomalías en esta parte tan imprescindible de nuestro cuerpo en otoño son muy variadas. Por ello, desde el Colegio Oficial de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), nos dan cinco consejos para cuidar la salud de nuestros pies en esta época:
- Visitar al profesional de la Podología es una de las cuestiones más importantes después del verano. Además de ampollas, rozaduras u otras heridas mal curadas causadas por chanclas y sandalias, es común padecer patologías por hongos o bacterias, tanto en la piel como en las uñas, así como otras alteraciones musculares. Por ello, es el momento idóneo para revisar que todo está correctamente. En la consulta, además, nuestro profesional de la Podología nos hará un diagnóstico personalizado y nos dará los mejores consejos adaptados a nuestra situación personal.
- Cuidados e higiene. Cualquier cambio de hábitos afecta a nuestro cuerpo y, por ende, a nuestros pies. En este caso, tras estar varios meses mucho más expuestos, es muy posible que tengamos la piel más agrietada, sequedades, rozaduras o callos. Además, entre otras cosas, la vuelta a la rutina y a estados de estrés y ansiedad también afectan a nuestros pies. Por ello, aparte de lavarlos con jabones neutros, secarlos e hidratarlos a diario, podemos realizar otro tipo de cuidados que nos beneficiarán a nivel general. Entre otros, mantener siempre los pies en alto cuando estemos descansando, masajearlos con cierta frecuencia o darnos baños de agua templada con sal de vez en cuando.
- La elección del calzado y los calcetines. Una de las cuestiones más importantes para mantener la salud de nuestros pies es la utilización de un calzado de calidad y adaptado a cada circunstancia. Las características básicas más importantes de unos zapatos de invierno son: que tengan una buena sujeción a nuestro pie, que sean flexibles, impermeables y con suela antideslizante, que tenga hendiduras. Además, también es importante prestar atención a los calcetines que utilizamos, que deben adaptarse a las características del calzado, ser de fibras naturales y tener el menor número de costuras posibles.
- Buenas rutinas de deporte. Una mala práctica deportiva puede lesionarnos y causarnos problemas de salud muy graves para nuestros pies e incluso para otras partes de nuestro cuerpo. Por ello, con los cambio de tiempo, rutinas, actividades y tipo de calzado, se hace más importante que en cualquier otro momento del año tener prevención. En este sentido, cuestiones que siempre debemos tener en cuenta son el uso del calzado adecuado para el tipo de deporte que practicamos, no utilizar ese calzado en otros contextos o terrenos y calentar y estirar debidamente. De cualquier modo, será el profesional de Podología el que mejor podrá llevar a cabo un análisis biomecánico de nuestra marcha y nuestra pisada para que afrontemos la temporada de otoño/invierno con buen pie.