Fuente: 20 Minutos
La enfermedad de Alzheimer es uno de los grandes retos para la medicina de nuestro tiempo. Por ello, son muchos los investigadores que dedican sus esfuerzos a averiguar más sobre esta condición.
Así, un equipo de investigadores del Hospital General de Boston (Massachussetts, EE UU) y el departamento de Neurociencia de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) ha identificado recientemente 13 variantes genéticas que aumentan significativamente el riesgo de padecer alzhéimer.
El 77% del ADN humano lo componen variantes raras
Según detalla el artículo en el que se exponen los resultados de este trabajo, publicado en el medio especializado Alzheimer's & Dementia, para identificar estas mutaciones los autores han empleado una técnica genética que permite 'leer' el genoma completo, llamada Secuenciación profunda del Genoma Completo (WGS por sus siglas en inglés).
A diferencia de estudios previos, que habían buscado encontrar rasgos genéticos comunes que predispusieran a desarrollar esta enfermedad, en esta ocasión los investigadores se enfocaron en encontrar variantes poco frecuentes.
Al contrario de lo que se podría pensar, estas variantes raras, aunque se repiten específicamente con muy poca frecuencia de un individuo a otro, componen aproximadamente el 77% de los 50 o 60 millones de variantes genéticas que componen el ADN de cada persona. Por ello, a menudo son la clave para entender el origen o el desarrollo de muchas enfermedades.
Usando datos de 2.247 individuos de 605 familias diferentes, en las que varios miembros sufren o han sufrido alzhéimer, encontraron trece variables específicas asociadas al riesgo de desarrollar la enfermedad.
Este hallazgo, posteriormente, pudo ser replicado en otra cohorte de 1,669 individuos no relacionados con los anteriores.
Variantes implicadas en la neuroplasticidad
El análisis de estas variantes (FNBP1L, SEL1L, LINC00298, PRKCH, C15ORF41, C2CD3, KIF2A, APC, LHX9, NALCN, CTNNA2, SYTL3 y CLSTN2) reveló en la mayoría de los casos roles relacionados con la neuroplasticidad, la función sináptica y el desarrollo neuronal.
Por ejemplo, en los pacientes de alzhéimer, cuatro de estos genes (APC, CTNNA2, KIF2A, y NALCN) se expresaban (es decir, la información contenida se sintetizaba en una proteína) primariamente en el tejido cerebral, mientras que por el contrario la expresión de PRKCH estaba significativamente reducida en el córtex temporal (implicado en funciones como la memoria y el lenguaje).
Otros dos, en cambio, interactuaban con genes relacionados con la enfermedad de alzhéimer ya conocidos previamente: el FNBP1L y KIF2A.
Todos estos hallazgos, en principio, podrían tener aplicaciones futuras como importantes herramientas diagnósticas e incluso como objetivo para terapias genéticas destinadas a revertir los efectos de la enfermedad.
Limitaciones del estudio
Con todo, los autores reconocen que el alcance de los descubrimientos se ve limitado por dos cuestiones. La principal es el tamaño de la mezcla, que es relativamente pequeña comparada con las empleadas en muchos estudios de Asociación del Genoma Completo (GWAS) de variantes comunes. Esto se debe, explican, a la poca disponibilidad de individuos que cumpliesen con los criterios requeridos (familias con varios casos de alzhéimer).
Por otra parte, reconocen que el 80% de la muestra estaba compuesto por individuos de ascendencia europea, lo que limita la universalidad de los resultados.