Fuente: 20 Minutos
La disfagia es la dificultad para la deglución, para que los alimentos pasen desde la boca hasta el estómago. La dificultad puede ser en la fase oral o faríngea (para tragar el alimento), en la fase esofágica (cuando la comida pasa del esófago al estómago).
La disfagia, aunque puede darse a cualquier edad, es más común entre las personas mayores (un 25% de los mayores de 70 la padecen), y puede ser leve -dificultad para tragar, sensación de que los alimentos se paran en algún tramo de deglución- o severa (afagia) la incapacidad de deglutir absortamente nada. Los grados más graves pueden derivar en pérdida de peso, deshidratación y desnutrición si no se pone remedio e incluso en aspiraciones -paso de alimento a la vía aérea- lo que puede favorecer la aparición de complicaciones pulmonares o atragantamientos. Encontrar las causas y tratarlas es mejor manera de que estas complicaciones son lleguen a producirse.
¿Qué síntomas acompañan a la disfagia?
La dificultad o imposibilidad de tragar es el principal síntoma de la disfagia, pero esta puede acompañarse de otros síntomas, como apunta Mayo Clinic.
Ante la presencia de estos síntomas siempre hay que acudir al médico, pero con cierta urgencia si se acompañan de pérdida de peso, vómitos o problemas respiratorios.
¿Por qué se produce la disfagia?
La disfagia no es una enfermedad en sí, sino un síntoma, y detrás de ella puede haber múltiples patologías o afecciones.
Dependiendo del tipo de disfagia, el origen puede ser uno y otro. La Fundación Española del Aparato digestivo las divide en:
Disfagia Orofaríngea:
Disfagia esofágica:
¿Cómo se trata y se previene?
El tratamiento de la disfagia dependerá de la causa que la provoca. Así, por ejemplo, el reflujo se trata con inhibidores de la bomba de protones (omeprazol) y dieta, en el caso de trastornos motores del esófago se administran fármacos que disminuyan la motilidad esofágico, las esofagitis eosinofílicas se pueden tratar con una dieta que excluya los alérgenos alimentarios más frecuentes, las estenosis o acalasias se pueden tratar con cirugía, etc. En otros casos, como las enfermedades neurodegenerativas, la disfagia es inevitable, por lo que el tratamiento consiste en paliar sus efectos.
En cuanto a la prevención, la forma de prevenirla es evitar las alteraciones y enfermedades de que la provocan. Algunas, como el reflujo, se puede prevenir, pero otras como las neuronales, tumores, musculares, etc. mayoría son difícilmente prevenibles.
Lo que sí se pueden prevenir son las complicaciones derivadas de ella con una adaptación de la dieta y la forma de ingerir los alimentos, como adaptar la textura.
Así, por ejemplo, en el caso de disfagia para líquidos, suele recomendarse el uso de espesantes para facilitar la ingestión de los mismos y en caso de la disfagia en alimento sólidos, se podría triturar, partir en trozos más pequeños… La textura de la comida dependerá del grado de disfagia, que se mide con la escala IDDSI (del inglés International Dysphagia Diet Standardisation Initiative).
Las recomendaciones son diferentes si la disfagia es con líquido o con sólidos.
En cuanto a los líquidos, además de espesar los alimentos se recomienda evitar postres de gelatina, gelatina y helados y los líquidos con pulpa, como zumos de fruta sin colar u horchata, ya que los residuos pueden quedar retenidos en la garganta.
Y en cuanto a la disfagia con alimentos sólidos se recomienda…
En caso de afagia, será necesario recurrir a la alimentación por sonda.