Fuente: EFE Salud
Además, al ejecutarse en condiciones meteorológicas adversas -bajas temperaturas, humedad, hielo, nieve dura… para una práctica 100 % segura se necesita una adecuada preparación física; buena técnica, tanto en su desarrollo como en las caídas; y un equipamiento especial.
Según detalla el doctor Marco Antonio Strocchia, del equipo Traumatología EQAL del Hospital Nuestra Señora del Rosario, las lesiones más graves se centran en las extremidades inferiores, sobre todo en las rodillas, porque es la parte del cuerpo que más presión soporta en su ejercicio.
Junto a las ya mencionadas, son habituales las que afectan a los hombros y las manos, así como las relacionadas con la velocidad y la intensidad de la práctica, que pueden conllevar traumatismos craneoencefálicos y lesiones de la columna vertebral.
Si se mira desde un lado positivo, apunta el especialista, estas disciplinas de invierno reportan numerosos beneficios, como mejora de la coordinación, aumento del equilibrio, incremento de la resistencia física, fortalecimiento de la musculatura o refuerzo de los huesos y las articulaciones, entre otras.
En su explicación, el traumatólogo nos detalla primero todas las lesiones que se pueden producir y cómo, para posteriormente indicar cómo prevenirlas.
Deportes de invierno: cómo se producen las lesiones
Lesiones de rodilla (36 %)
La rodilla es una de las articulaciones que más sufre en deportes de invierno como el esquí o el snowboard. Si al correr o cambiar de dirección sobre un suelo sólido ya se efectúan grandes fuerzas sobre la articulación, ir a velocidades más altas sobre terreno deslizante supone más riesgo.
Como consecuencia, explica el doctor Strocchia, se originan, por ejemplo, las roturas de ligamentos, al torcer bruscamente la pierna mientras está en contacto con el suelo.
Tanto los ligamentos cruzados como los ligamentos colaterales (medial y lateral) pueden verse afectados en este escenario; también pueden darse lesiones de los meniscos”.
Otra lesión frecuente, continúa el especialista, son los edemas óseos, mayormente tras una caída.
“Cuando caemos hacia delante a gran velocidad, tendemos a flexionar las rodillas y exponer el fémur. Si este impacta contra el suelo, puede provocar un sangrado interno que, a diferencia de un edema muscular, va a tardar significativamente más tiempo en absorberse”.
Luxación de hombro
Sufrir una dislocación del hombro también es común en los deportes de invierno; de nuevo, la primera causa son las caídas.
Nos caigamos hacia el lado que sea, a no ser que sepamos colocar el cuerpo, lo lógico es que apoyemos directamente la mano o, si no nos da tiempo, caigamos con todo el peso sobre el hombro.
Fracturas
Existen diversos tipos de fracturas, dependiendo de cómo haya sido la caída.
Tanto en patinaje como en esquí o snowboard, estamos expuestos a caídas en las que apoyamos todo el peso de nuestro cuerpo sobre unos huesos u otros.
Fractura de muñeca (3 %)
Es frecuente romperse la muñeca (fractura de Colles o de escafoides) si se apoya la mano al caer.
Fractura de la clavícula y fracturas proximales de húmero y escápula (7 %), al caer de lado o de frente.
También podemos fracturarnos otros huesos de las extremidades, como el codo.
Fracturas del tronco, fracturas costales o vertebrales (11 %)
En casos graves de caídas hacia atrás o a gran velocidad el traumatismo vertebral puede provocar una lesión medular y, por ende, una parálisis permanente.
Fractura de la cadera y de la pelvis (11 %)
“A pesar de todo, las extremidades inferiores se llevan la peor parte”, continúa el especialista, quien recuerda que en el snowboard son frecuentes las fracturas de las tuberosidades del astrágalo -hueso corto del pie-.
Esguinces
Hay varios que son frecuentes en los deportes de invierno. Así, en el patinaje, los esguinces de tobillo están a la orden del día.
También está el pulgar del esquiador (9 %), una lesión muy común entre los esquiadores que se produce cuando al caer se dobla la mano hacia atrás para sujetar el palo de esquí.
Esto provoca que el ligamento de la articulación del pulgar se rasgue y, en algunos casos, la falange del pulgar se fracture. “En el esquí, si sufres una caída, lo mejor es que sueltes los palos”, aconseja el traumatólogo.
Hay otras como las lesiones músculo–tendinosas (distensiones – roturas fibrilares, etc.) y están también las de cabeza y cara. No son frecuentes, pero pueden tener consecuencias importantes.
“Si estas lesiones no son atendidas a tiempo por especialistas, las consecuencias pueden empeorar y es posible padecer molestias en la articulación afectada durante muchos años, así como inestabilidad articular permanente y daño prematuro de la articulación (artrosis)”, señala el experto.
Prevención de lesiones
Para el especialista es conveniente seguir una serie de consejos para prevenir estas y otras lesiones mientras se practican deportes de invierno:
“Esto es como conducir un coche: si vas a tener un accidente, mejor que sea a poca velocidad que yendo deprisa. En gran medida, las consecuencias de una caída van a depender de la velocidad. Actúa siempre con cabeza y vigila tu alrededor”, advierte.
7. Protegerse la piel con filtros adecuados y utilizar gafas con pantalla de rayos UVA para evitar quemaduras en piel y córneas.
La radiación ultravioleta aumenta con la altura e incrementa el reflejo de la luz en la nieve, la cual, como ocurre con el hielo, refleja más del 85 % de la radiación que recibe.
La fotoftalmia (oftalmia de la nieve) es una afectación parecida a la conjuntivitis producida por el efecto de los rayos ultravioletas y se traduce en síntomas como sensación de cuerpos extraños en el ojo, fotofobia, lagrimeo y enrojecimiento de la conjuntiva.
8. Finalmente, concluye el traumatólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario, hay que acatar las normas:
Para prevenir lesiones, no hay que salirse de los caminos establecidos ni empeñarse en efectuar saltos con montañas de nieve improvisadas. Vigilar el estado de la nieve por la mañana y planear el esfuerzo en función del nivel de cada uno.