Fuente: La Razón
Cuando hablamos de la vejez, siempre lo hacemos desde un prisma de negatividad. Solemos centrarnos en la pérdida de agilidad física, en la aparición de las arrugas o en el debilitamiento de la memoria. Pero la realidad es que no todo lo que viene con la edad es negativo. De hecho, diversos estudios han encontrado que la salud emocional de las personas va mejorando a medida que pasan las décadas.
Uno de ellos es el desarrollado por la Universidad de Duke. Su autora principal, la psicóloga Daisy Burr, explicó los resultados en un artículo publicado por la revista Emotion. Donde afirmó que -en realidad- las personas mayores tienen un mayor autocontrol, y saben apreciar más lo positivo y centrarse menos en lo negativo.
El estudio se extendió durante diez días. Y consistió en una serie de entrevistas diarias a 122 adultos de entre los 20 y los 80 años. A medida que avanzaba el día, los participantes recibían tres alertas en sus teléfonos móviles. Y se les planteaban una serie de preguntas sobre cómo se sentían y sobre si tenían algún tipo de “antojo” o deseo. Y ellos debían calificar cómo de poderoso era ese impulso y si eran capaces de resistirse a él.
De esta forma, el experimento pudo captar los altibajos emocionales que padecían los participantes, a medida que avanzaban las horas y los días. Y cómo estos afectaban al control de sus impulsos. Las conclusiones eran claras: “La edad es el factor más determinante a la hora de resistir con éxito los impulsos”, afirmó la psicóloga.
Muchos pueden pensar que esto sucede porque los mayores experimentan menos deseo que los jóvenes. Pero nada más lejos de la realidad. Burr explicó que “los adultos mayores experimentan deseos más fuertes que las personas más jóvenes. Pero, sin embargo, también son mejores para resistirse a ellos”.
Otro de los autores del estudio, el profesor de psicología de la Universidad de Duke, Gregory Samanez-Larkin, explicó que “las personas de mayor edad tenían más emociones positivas y menos emociones negativas, y además, sus experiencias emocionales eran más consistentes (que las de los jóvenes)”.
El punto álgido de la inestabilidad emocional eran aquellas que rondaban los 20 años. Y a medida que pasaban los años, esta volatilidad iba disminuyendo gradualmente. Esto puede explicar porqué los adultos más jóvenes sufren más ansiedad y depresión que los adultos mayores.
Y es un resultado que concuerda con los obtenidos en otras investigaciones. Como la que desarrolló la Universidad de California, donde también se encontraron diferencias importantes en cómo las personas más jóvenes y más mayores percibían las imágenes positivas y negativas. Al parecer, la amígdala en las personas mayores respondió más a imágenes positivas y menos a imágenes negativas. Algo que chocaba con cómo las percibían los jóvenes, que se centraban en lo negativo, en vez de en lo positivo.
En conclusión, la edad por un lado nos quita agilidad y destreza atlética y cognitiva, pero también hace que mejoremos en muchos aspectos emocionales, dándonos estabilidad y autocontrol. Las personas mayores han dejado de pensar que las cosas deberían ser de cierta manera. Saben que si luchan contra la vida, no ganarán. Son más tranquilos y no se estresan por las cosas pequeñas o por las cosas sobre las que no tienen ningún control. Tienden a ir con la corriente, permitiéndose experimentar la vida de una forma más satisfactoria.