Fuente: 20 Minutos
Muchas personas experimentan dolor durante el periodo, hasta el punto en el que buena parte de la población asume que es una parte inevitable e intrínseca del propio periodo. Comprender los mecanismos que hay detrás, no obstante, puede darnos algunas pistas sobre cómo combatirlo.
¿Por qué duele la regla?
Lo que conocemos como periodo no es otra cosa que la fase del ciclo menstrual en la que el óvulo no fertilizado es expulsado para dejar paso a un nuevo óvulo fértil. Sin embargo, en contra de lo que pudiéramos pensar, esta no es la génesis de ese dolor que tantas personas experimentan.
Lo que sucede, tal y como refleja un artículo publicado en el medio Health, es que paralelamente el útero se desprende de su recubrimiento, el endometrio, un tejido altamente vascularizado. Esta es la causa del sangrado característico de esta etapa.
Para que eso suceda, previamente, el endometrio produce unas hormonas, llamadas prostaglandinas, que provocan contracciones del músculo uterino y de los vasos sanguíneos del endometrio. Esta es la verdadera causa de la dismenorrea primaria, nombre que recibe el dolor común durante la menstruación. A medida que el endometrio se va desprendiendo, la producción de prostaglandinas cae y con ella cesan las contracciones, lo que explica por qué suele ser más intenso en los primeros días.
Hay que señalar, no obstante, que existen otras causas que pueden provocar dismenorrea secundaria, como son los tumores o la endometriosis. Cuando son estos problemas los que están causando el dolor, este suele intensificarse a medida que avanza el periodo o incluso extenderse más allá de este: ante estos síntomas, lo más recomendable es acudir a un especialista para que evalúe el caso en cuestión.
¿Cómo puede aliviarse?
Por una parte, existen ciertos remedios caseros que pueden ayudar a reducir la intensidad de las contracciones y, por tanto, del dolor. Concretamente, aplicar calor en la zona, gracias al efecto relajante que tiene sobre la musculatura, puede ser altamente eficaz: para ello, se puede optar por baños calientes, botellas de agua calentadas o toallas empapadas en agua caliente.
Similarmente, otras medidas que ayuden a mejorar el flujo sanguíneo (como una hidratación abundante; el consumo de alimentos con propiedades vasodilatoras como el chocolate, la cebolla o el ajo; la práctica regular de ejercicio; la abstinencia del tabaco; asegurarse de dormir una cantidad de tiempo adecuada...) pueden ayudar a minimizar el dolor menstrual.
El siguiente paso sería la administración de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, muchos de los cuales son de uso libre (como el ibuprofeno o el metamizol). Por su potente efecto analgésico, en los casos de dismenorrea primaria deberían propiciar una mejoría notable.
Si el dolor no responde a estas opciones, es preciso acudir a un especialista para que evalúe el caso y, como hemos mencionado, descarte que se trate de dismenorrea secundaria (o, si se da la situación, aborde la causa de fondo). En casos de dismenorrea primaria con dolor particularmente intenso, los tratamientos hormonales (por ejemplo, con píldoras anticonceptivas) pueden ser muy eficaces. Hay que subrayar, no obstante, que estas estrategias deben estar siempre recetadas por un profesional.