Autora: Angélica Andrés

El aumento de la esperanza de vida conlleva un incremento de las enfermedades no transmisibles, como la demencia. En este contexto, es fundamental adoptar medidas de prevención que contribuyan al envejecimiento saludable para disminuir el riesgo, retrasar la aparición o ralentizar la progresión de la enfermedad.

¿Es buena la música frente al deterioro cognitivo?

La música juega un papel muy importante en nuestro bienestar físico y psicológico. Por ello, se habla del “poder” que puede tener la música en la prevención del deterioro cognitivo.

Se ha observado un beneficio en pacientes con deterioro cognitivo cuando se complementa la terapia farmacológica con musicoterapia, es decir, cuando se usa la música con fines terapéuticos. Esto es debido a que la música crea un ambiente seguro en el cual el paciente se siente relajado y vuelve a conectar consigo mismo.

En este sentido, la práctica musical, a través de un instrumento o cantando, es una actividad muy prometedora en la prevención del deterioro cognitivo, pues involucra los sistemas sensorial y motor, así como procesos cognitivos de alto nivel, que implican operaciones mentales más elaboradas que la propia percepción.

Los beneficios de la terapia con música

Diversos estudios apuntan a que la música tiene un efecto positivo a nivel cerebral en procesos neurodegenerativas, como la Enfermedad de Alzheimer. Esto es debido a que nos ayuda a evocar sentimientos y pensar en épocas del pasado, lo que favorece el recuerdo y la memoria. Este efecto estimulante que tiene la música se ve particularmente potenciado si las canciones son significativas para el paciente y tienen una vinculación emocional con sus recuerdos y vivencias.

A través de la música se consigue la activación de las funciones cerebrales, incluyendo aquellas relacionadas con el ritmo, con lo que se favorece el movimiento. También mejora los niveles de estrés y ansiedad, pues nos ayuda a relajarnos, y aumenta la participación, la interacción y la comunicación, fomentando los vínculos afectivos. Además, ayuda a explorar emociones, siendo así una fuerte herramienta para el cambio emocional.

Cuando aprendemos a tocar un instrumento o a bailar, se potencia la coordinación, la movilidad y el equilibrio. Por otro lado, esta actividad favorece la imaginación, la concentración y la atención, por lo que resulta una herramienta muy útil en la estimulación cognitiva. Asimismo, ayuda a tener una mayor velocidad de procesamiento de la información, desarrollando las habilidades auditivas y la agudeza mental.

La repercusión en familiares y/o cuidadores

A través de distintos programas de cuidado a pacientes con deterioro cognitivo, se ha visto que es fundamental el papel de familiares y cuidadores en actividades como la musicoterapia, ya que se potencia en gran medida la participación y las ganas de compartir de los pacientes.

Además, diversos estudios han observado que la interacción social se produce más a menudo a través de la música, lo que favorece las relaciones sociales y ayuda a crear nuevos vínculos. Esto puede servir para potenciar la relación del paciente con su entorno, de modo que se facilita la tarea del cuidador y se ofrece un elemento de conexión entre el paciente y sus familiares.

En conclusión, es conveniente introducir la música en el día a día de las personas mayores y, sobre todo, en aquellas que presentan deterioro cognitivo, pues es una forma de mantenerse activo. También permite conocerlos tal y como eran y recordarles aquellas cosas que les gustaban hacer o les motivaban en el día a día y que, como consecuencia de esta enfermedad, han dejado de lado. Además, ayuda a crear nuevos vínculos con su familia y los cuidadores.

Nunca es tarde para aprender a tocar un nuevo instrumento, conocer nuevos estilos musicales o aprender canciones, porque la música no entiende de edades, sino que es un recurso muy útil para las distintas generaciones.

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