Fuente: La Razón
Más de 420 millones de personas en el mundo tienen diabetes. En España, casi seis millones sufren esta patología que supone un gasto sanitario de 5.000 millones de euros al año, de los cuales 2.800 millones son por el mal control que se hace, según informó recientemente la Federación Española de Diabetes (FEDE). Pues bien, se sabe que en el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) juegan un papel clave factores de riesgo no modificables, como la edad o la genética, y otros que sí pueden modificarse, como los factores ambientales o el estilo de vida.
Ahora, un estudio colaborativo de varios centros españoles, en el que participan investigadores e investigadoras del CIBER de Epidemiología y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid, ha confirmado que algunos biomarcadores en sangre podrían predecir con años de antelación la aparición de diabetes asociada a estilos de vida no saludables.
Según el estudio publicado en la revista “International Journal of Behavioral Nutrition and Physical Activity”, estos perfiles de metabolitos, detectables mucho antes de que surja la enfermedad, permitirían identificar a personas que podrían beneficiarse de un tratamiento intensivo del estilo de vida para prevenir la diabetes mellitus tipo 2.
Algo esencial, ya que es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Su evolución puede derivar en ceguera, daño en los riñones, alteraciones en la sensibilidad de manos y pies, e incluso amputación de extremidades, siendo una de las principales causas de muerte prematura.
La diabetes es una enfermedad silenciosa: cuando se perciben sus síntomas (sed excesiva, cansancio, orinar frecuentemente) la enfermedad puede llevar años desarrollándose.
“Sabemos que la diabetes es una enfermedad relacionada con el estilo de vida y que tiene además un componente hereditario”, señala Mario Delgado-Velandia, investigador predoctoral de Epidemiología y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid y CIBERESP, primer autor de este artículo. La dieta, la actividad física, el índice de masa corporal (IMC), el tabaquismo y el consumo de alcohol se han asociado con un mayor riesgo de sufrir la enfermedad. Sin embargo, queda mucho por avanzar en la comprensión de las vías biológicas que pueden estar influenciadas por los estilos de vida en relación al desarrollo de diabetes.
En este camino, la metabolómica (la determinación de moléculas intermediarias y subproductos del metabolismo) abre una oportunidad única para comprender estos mecanismos, como primer paso para diseñar estrategias para la prevención de la diabetes tipo 2 con intervenciones centradas en el estilo de vida.
Con este objetivo, la investigación se centró en evaluar la asociación entre la adherencia a un estilo de vida saludable con los perfiles metabólicos y la incidencia de diabetes tipo 2. Para ello, se analizaron los datos de 1.016 pacientes participantes en el Estudio Hortega (una cohorte representativa de la población de Valladolid con un seguimiento de 14 años).
Los investigadores observaron que cambios metabólicos tempranos relacionados con cinco estilos de vida (dieta, actividad física, fumar, consumo de alcohol e índice de masa corporal) podrían conducir a la diabetes tipo 2. “Los resultados sugieren que cuanto más saludable es el estilo de vida menor es el riesgo de diabetes y, lo más importante, que esta relación se explica sustancialmente por los metabolitos asociados al estilo de vida años antes del diagnóstico de diabetes”, explican los coordinadores de este trabajo.
“En el cuerpo humano se producen miles de reacciones químicas a cada momento. En ellas intervienen pequeñas moléculas (metabolitos), organizadas en cadenas (vías metabólicas). Nuestros resultados indican que algunas de estas moléculas, como algunos lípidos, ácidos grasos, o los productos del metabolismo de las bacterias que tenemos en el sistema digestivo, explican hasta la mitad de los casos de diabetes que se evitan gracias al estilo de vida saludable”, precisa María Téllez-Plaza, científica titular del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, en un comunicado de CIBERESP.
Hacia la medicina personalizada
El manejo de la diabetes tipo 2 se realiza con cambios en el estilo de vida y con medicamentos hipoglicemiantes e insulina, sin embargo, “en la mayoría de los casos el tratamiento no es curativo, y si se diagnostica muy tarde el paciente debe tomar medicación de por vida”, enfatiza Mercedes Sotos-Prieto, epidemióloga de la Universidad Autónoma de Madrid, y del CIBERESP y profesora adjunta de la Escuela T. H. Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
Sin embargo, “el estudio de los metabolitos permitiría identificar precozmente a los individuos que podrían beneficiarse de intervenciones intensivas y personalizadas sobre el estilo de vida para prevenir la diabetes tipo 2, mejorando su calidad de vida y evitando las graves complicaciones de esta enfermedad” resalta la Dra. Sotos-Prieto.
Todo un hallazgo. Si bien, estos resultados deben ser confirmados en otras poblaciones antes de incluirse en los protocolos de manejo y prevención de la diabetes tipo 2. Además, los autores del estudio reconocen ciertas limitaciones como “el hecho de que solo las personas con evidencia de niveles alterados de glucosa sin ayunar se sometieran a una segunda medición en ayunas, lo que permitió el análisis del estado de la diabetes pero no de la glucemia como una medida continua” o que “no se disponía de información sobre la sensibilidad o la secreción de insulina, lo que podría haber proporcionado información adicional sobre las vías metabólicas en la prediabetes. Además, el número limitado de casos de diabetes tipo 2 puede no ser suficiente poder para detectar interacciones”, tal y como recoge el estudio.