Fuente: La Razón
Cada año en España se diagnostican unos 30.000 casos de cáncer de mama. El triple negativo metastásico (CMTNm), que representa el 15% de esos diagnósticos, es el tipo más agresivo y difícil de tratar. La complejidad en su abordaje se debe a que las personas que lo padecen carecen de los tres receptores hormonales que más comúnmente se asocian al cáncer de mama.
Si las células malignas fueran una caja y tuviéramos que abrirla para poder defendernos, primero habría que desbloquear tres cerraduras: estrógeno, progesterona y HER2. En triple negativo estas «llaves» o receptores que suelen emplear los especialistas para acceder a estas células, por ejemplo, a través de la quimioterapia tradicional, terminan siendo ineficaces. El pronóstico, por tanto, es complejo y las personas con CMTNm tienen una tasa de supervivencia menor en los primeros cinco años después del diagnóstico que las que padecen otros tipos de cáncer de mama.
En Estados Unidos, cada 3 de marzo se conmemora el Día del Cáncer de Mama Triple Negativo para dar visibilidad a esta patología. Desde Europa las principales asociaciones de pacientes trabajan para unir fuerzas en torno a esta jornada y hacer posible que se fije la misma fecha en los calendarios nacionales. «Es importante concienciar sobre el triple negativo, porque de las variantes de la enfermedad es la menos conocida y la que más mata», aclara Tamara, leonesa diagnosticada con CMTN cuando tenía 30 años y miembro de la Asociación Cáncer de Mama Metastásico. En nuestro país, avanzar en el tratamiento de esta patología pasa por «seguir investigando sobre el triple negativo al igual que en otras enfermedades, como la covid». Así como por facilitar el acceso a nuevas terapias para este grupo de pacientes.
Acceso a las nuevas terapias
En el abordaje del triple negativo, el tiempo es un elemento fundamental, ya que su agresividad y evolución requieren tomar medidas cuanto antes para tener una mayor esperanza y calidad de vida. Especialmente en la enfermedad metastásica en recaída o refractaria, en la que los pacientes pueden someterse a muchas sesiones de quimioterapia.
La comunicación médico-paciente es, igualmente, un aspecto importante. «La relación con mi oncólogo es muy buena y cualquier duda me la resuelve. En mi última consulta le estuve preguntando por una terapia que sé que aún no está disponible en Castilla y León». Tamara denuncia, asimismo, que «aunque podría existir una igualdad de acceso en cuanto a tratamientos o ensayos, la realidad es que las condiciones no son las mismas en el mundo rural que en las grandes ciudades», por lo que romper estas barreras es un aspecto también que se debe tener en cuenta.
Para este grupo de pacientes, con limitadas opciones de tratamiento, seguir avanzando en la investigación implica ganar esperanza de vida. También reivindican un mayor acceso a la innovación para ponernos a la altura de países como Francia o Alemania donde los últimos avances en esta patología ya están disponibles.