Fuente: La Razón
Es perfectamente normal que cuando llegamos a cierta edad, en torno a los 40 años, aparezcan una serie de puntitos de color rojo en la piel. Esos puntitos rojos reciben varios nombres, entre los que destacan: “puntos rubí” o “angiomas de cereza”.
Estas manchas, medicamente conocidas como angioma capilar adquirido, tienen su origen en un fallo en los vasos sanguíneos y son tumores benignos que resultan de un crecimiento excesivo de los capilares, apareciendo con mayor frecuencia en adultos mayores de 40 años. Según explica el doctor Ramón Grimalt, dermatólogo y profesor de la Universidad de Barcelona, “es algo parecido a lo que ocurre en las piernas con las varices. No obstante, mientras las varices transcurren en paralelo a la superficie de la piel, en este caso la trayectoria es perpendicular y aparecen pequeñas dilataciones redondeadas”.
Estos tumores benignos están relacionados con el envejecimiento, tienden a aumentar en número a medida que la persona envejece y su prevalencia es muy común, ya que aparecen hasta en el 50% de los adultos, según un estudio publicado en “American Family Physician”.
Suelen situarse en la zona del tronco, como en la barriga, en el pecho o en la espalda y, respecto a su tamaño, suelen medir entre uno o dos milímetros, aunque en casos especiales podrían llegar hasta los cinco milímetros.
La primera reacción lógica ante su aparición suele ser la alarma, aunque no debe ser motivo de preocupación, ya que casi siempre son inofensivos. Aparecen a cierta edad y existen personas que son más susceptibles a sufrirlos, porque existe un importante componente genético hereditario. Sin embargo, si nota un brote repentino, visite a un médico, ya que podrían ser otro tipo de angioma que, aunque son raros, podrían indicar un problema en desarrollo, como un daño hepático. Los médicos también aconsejan buscar atención médica si estas manchas cambian radicalmente de tamaño y forma, o si producen molestias como picor, dolor o sangrado. No obstante, en la gran mayoría de los casos, se limita a un problema puramente estético y no sanitario.
Los angiomas de cereza reciben su nombre por su apariencia. Su color rojo brillante se produce debido a los capilares dilatados. Sin embargo, estos angiomas capilares también pueden ser azules o morados. Pueden variar en tamaño, aunque normalmente crecen hasta tener unos pocos milímetros de diámetro. Por último, múltiples puntos de rubí a menudo aparecen en grupos.
Dicho esto, hay algunas situaciones que pueden favorecer su aparición, como tomar el sol en exceso, sobre todo en aquellas personas con una tez más blanca, lo que hace que envejezca la piel sustancialmente más rápido. Otro de los factores que puede tener un impacto directo es el exceso de toxinas. Asimismo, es frecuente que aparezcan durante el embarazo, debido al descontrol hormonal.
Algunas investigaciones sugieren que la exposición a los bromuros puede ser la causa de los angiomas de cereza. El bromo es un elemento químico que se encuentra en muchos artículos cotidianos, entre los que se encuentran los ingredientes para hornear, los medicamentos con receta y el plástico. Aunque en la actualidad, hay poca evidencia firme para apoyar esta teoría.
Un estudio de “Trusted Source”, por ejemplo, analizó a dos asistentes de laboratorio que desarrollaron angiomas de cereza tras la exposición a compuestos de bromo. Sin embargo, esta es una muestra muy limitada y el estudio, que no fue un estudio controlado, tuvo lugar en 2001.
Existen varias vías para eliminarlos, como la electroagulación, la critoterapia o el láser vascular. Y ninguno de estos procedimientos hará que aparezcan nuevos angiomas. Podrán surgir nuevos con el tiempo, pero no estarán relacionados con los primeros.
Angiomas de araña
Por último, es fácil confundir los angiomas de cereza con los angiomas de araña, que también tienen un color rojo característico. No obstante, la diferencia entre los dos radica en las extensiones rojizas distintivas que se extienden desde la mancha roja del angioma de araña, ya que estas extensiones se parecen a los hilos de una telaraña. Asimismo, los angiomas de araña suelen palidecer o perder su color cuando se comprimen.