Fuente: 20 Minutos
Con temperaturas tan bajas como las que está viendo la Península Ibérica estos días, es común que la piel se resienta un poco y pueda mostrar algunos síntomas como un cierto enrojecimiento. No obstante, si las anomalías son intensas o se prolongan en el tiempo, puede ser conveniente consultar con un especialista ya que podrían tener detrás un problema de mayor magnitud.
La urticaria por frío, potencialmente mortal
Más allá de ese enrojecimiento normal, el propio frío puede provocar algunas reacciones cutáneas más serias. Una de ellas es la urticaria, que puede tener consecuencias serias.
La urticaria por frío es una reacción de la piel al frío que aparece pocos minutos después de la exposición al mismo. Puede variar ampliamente en gravedad, y es de naturaleza alérgica (provocada por la liberación de histamina en respuesta a algo que el cuerpo percibe como una amenaza).
Así, los síntomas se mueven también en un amplio espectro. Los más leves consisten simplemente en la aparición de ronchas temporales que causan picazón (y que suelen empeorar a medida que la piel se calienta de nuevo), hinchazón en las manos al agarrar objetos fríos e hinchazón de los labios al consumir bebidas o alimentos fríos; los más graves, en hinchazón de la lengua y la garganta (lo que puede causar dificultades para respirar) y en una respuesta generalizada en todo el cuerpo (anafilaxia) con desmayos, aumento de la frecuencia cardíaca, inflamación generalizada y shock (que puede ser letal).
Normalmente, las peores reacciones sólo aparecen cuando hay una exposición total de la piel al frío, por ejemplo al sumergirse en agua fría (lo que resulta muy peligroso, ya que puede propiciar que la persona afectada se desmaye y se ahogue).
El tratamiento consiste básicamente en evitar en lo posible la exposición al frío y en ocasiones en la toma de medicamentos antihistamínicos, muchos de ellos de venta libre. La afección suele remitir por sí misma al cabo de un tiempo.
Los sabañones y el riesgo de infección
En otros casos, el enrojecimiento puede deberse a la aparición de sabañones, un problema que consiste en la inflamación dolorosa de pequeños vasos sanguíneos en la piel por exposición al aire frío. Normalmente no son graves y desaparecen por sí solos, aunque deberemos vigilarlos de cerca ya que entrañan cierto riesgo.
La forma concreta que toman es la de pequeñas áreas enrojecidas y con picazón, a menudo localizadas en las manos o los pies. Pueden presentar ampollas o úlceras, hinchazón, sensación de ardor o cambios de color de rojo a azul oscuro acompañados de dolor.
El principal peligro en este caso es que, si la piel se ampolla, aparezcan úlceras e infecciones. Por eso, es importante estar atento ante la aparición de inflamación, sensación de palpitación, cambios extraños de color o secreción de pus, y en el caso de que esto se produzca lavar bien el área afectada y desinfectarla. Si el problema persiste, lo ideal es acudir al médico, ya que una infección no tratada puede tener graves consecuencias.