Fuente: La Razón
Tener problemas de memoria es una consecuencia normal del proceso de envejecimiento. A medida que las personas cumplen años, se producen cambios en todo el organismo, incluido el cerebro, por lo que es posible que no se recuerden las cosas con la misma facilidad que en la juventud o que se tarde más tiempo en aprender cosas nuevas.
En realidad esto no es un problema serio. En cambio las pérdidas de memoria relacionadas con problemas de salud sí que tienen que recibir una atención médica adecuada y algunos de ellos pueden ser tratados. Como es el caso de los que están provocados por los efectos secundarios de alguna medicación, la falta de vitamina B12, alcoholismo, trastornos de la tiroides, los riñones o el hígado, tumores, infecciones o coágulos de sangre en el cerebro pueden ser la causa de esta pérdida de memoria y, en ocasiones, derivar en demencia. en todos estos casos, la intervención de un especialista es fundamental para tratar de detener el proceso si es posible o reducir las posibles consecuencias.
Hay otros tipos de problemas de salud, físicos o emocionales, que también pueden hacer que se nos olviden las cosas. El estrés, la ansiedad, la depresión o una situación traumática pueden degenerar en esta situación y a veces pueden llegar a ser confundidos con una demencia. En general los problemas de memoria causados por estas situaciones suelen ser temporales y desaparecerán cuando se supere la situación que lo provoca. En el caso de que cualquiera de estas situaciones se prolonguen más de dos semanas es necesario consultar con un médico porque podemos estar ante una situación más complicada y que precise de atención sanitaria y ser tratada por un especialista.
La pérdida de la memoria puede ser un signo de demencia, que afecta al pensamiento, al lenguaje y a la conducta. Las principales causas de la demencia son el Alzheimer, la demencia por cuerpos de Lewy, la, demencia frontotemporal, la parálisis supranuclear progresiva, la hidrocefalia normotensiva o la enfermedad de las vacas locas (Creutzfeldt-Jakob), pero también el Parkinson, Huntington o la esclerosis múltiple.
En el caso de que la causa de los olvidos sea la demencia, se pueden realizar ejercicios de memoria y rutinas que ayuden a ralentizar el proceso. Los primeros son ejercicios mentales, visuales, que requieren el sentido del tacto y físicos, que ayudan a mantenerse alerta.
Los seis ejercicios que más ayudan a la memoria de las personas con demencia son:
En cuanto a las cinco actividades de la vida cotidiana: