Los ovarios son los encargados de producir los gametos femeninos (ovocitos) que durante la ovulación son liberados y viajan por la trompa de Falopio hasta finalmente alcanzar el útero. Además, secretan hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) implicadas en procesos fisiológicos como la regulación del ciclo menstrual, el desarrollo del cuerpo femenino y en el embarazo. Cuando la mujer deja de ser fértil, es decir, durante la menopausia, los ovarios pierden sus funciones. Momento en el que el cáncer de ovario es más frecuente. En concreto, la máxima incidencia se produce entre los 50 y los 75 años.
El cáncer de ovario representa el 3% de los tumores ginecológico en todo el mundo y afecta especialmente a mujeres en países industrializados. Es la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres después del cáncer de pulmón, mama y colon. Resulta impactante las cifras mencionadas, sin embargo, resulta lógico debido a que los síntomas específicos aparecen cuando el cáncer está en fases más avanzadas debido a la falta de pruebas diagnósticas específicas eficaces y validadas.
Existen 3 tipos:
Signos y síntomas
Durante de las etapas iniciales, las mujeres con cáncer de ovario no desarrollan sintomatología clara o pueden incluso no desarrollarla lo que supone que la enfermedad pase desapercibida. Esto hace que la ausencia de sintomatología no incentive a la persona a acudir a médico para verificar que se trata de un cáncer.
Una vez el cáncer está avanzado, la mujer puede desarrollar distintos síntomas como:
Causas y factores de riesgo
Actualmente se desconoce la causa, pero podría desarrollarse como consecuencia de alteraciones genéticas que producen un crecimiento y proliferación de las células epiteliales.
La herencia genética juega un papel importante en el cáncer de ovario. De hecho, existen muchos casos en los que las mujeres con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 tienen mayor probabilidad de desarrollar este tipo de cáncer. Esto se debe a que los genes BRCA son supresores de tumores al estar implicados en la producción de ciertas proteínas encargadas de la reparación del ADN y mantenimiento del genoma. Sin embargo, paradójicamente las pacientes con estas mutaciones tienen una mayor tasa de supervivencia ya que, al ser portadoras, se someten a controles más exhaustivos, lo que resulta en un diagnóstico precoz que facilita el comienzo del tratamiento.
Además, existen ciertos criterios para el diagnóstico de un cáncer de mama-ovario hereditarios como son:
Según algunos estudios epidemiológicos, existen ciertos factores de riesgo como estar en edad de menopausia (además de seguir una terapia hormonal sustitutiva solo con estrógenos), seguir una dieta rica en grasa y la exposición al talco. También, las mujeres que no han tenido hijos tienen mayor riesgo mientras que el uso de anticonceptivos orales lo reduce.
Estadificación y pronóstico
El cáncer de ovario se clasifica en varios estadios según la extensión de la enfermedad.
El pronóstico depende del estadio y el tumor residual tras la cirugía. Además, el pronóstico mejora en edades más jóvenes, por buena funcionalidad, por ser un tumor bien diferenciado, sin líquido abdominal, o por la presencia de la mutación BRCA. El 90% de los casos con estadio I tiene una supervivencia de 5 años; del 65 al 70% en mujeres en estadio II; y del 20% al 30% en los estadios III y IV.